domingo, diciembre 01, 2013

Bajo el anonimato


En algún lugar de la aglomeración y en el momento más exasperante se produce una metamorfosis instantánea y las identidades se desvanecen entre la multitud para proyectar las razones enardecidas por el anonimato.. 

 

            Dicen los que saben que el elemento de cohesión de las masas  es la exasperación compartida; que las reacciones suelen ser superlativas pero fugaces y que la ausencia de identidad  enardece los reclamos.  Es cierto que la libertad de expresión no conoce límites en el territorio del anonimato pero también es cierto que la frontera entre la veracidad y la infamia se diluye cuando no es necesario sustentar lo dicho con la identidad propia: el 24 de Noviembre, en Tijuana y en la frontera internacional, 200 migrantes y deportados que intentaron cruzar a Estados Unidos sin documentos fueron convocados por un volante firmado por el movimiento “Viva Villa. La raza unida” cuya convocatoria se propagó de “voz a voz” entre “los paisanos, raza y camaradas”. El avance masivo de  migrantes fue replegado por la Patrulla Fronteriza con  gases lacrimógenos, balas de goma y choques eléctricos.

 

Y si trasladamos el comportamiento de las masas a la virtualidad, el proceso de agudiza y se agiliza: la exasperación de las respuestas suele incrementarse, las reacciones se propagan en cuestión de segundos y los mensajes de odio pululan en las redes sociales gracias a la inmunidad que concede el anonimato: Hace unos días, en la página 1dmx.org  se publicó el mensaje “La operación #1DMX. La historia por adelantado” dirigido a “los anarquistas, a los jóvenes, a la prensa libre y a las  mochilas asesinas”. A   través de las  redes sociales se ha propagado la alerta porque "algo va a suceder" el 1 de diciembre.  Esa mañana, durante la marcha para protestar por el primer año de gobierno de Enrique Peña Nieto y contra la reforma energética desde el Ángel de la Independencia hacia el Zócalo Capitalino, un centenar de jóvenes con el rostro cubierto, conocidos como “anarquistas”, se incorporaron a la marcha causando molestia entre los organizadores, protagonizaron actos vandálicos y un enfrentamiento con la policía metropolitana.

 

Hoy, como siempre y desde entonces, la validez de los argumentos reside en su comprobación y en la acreditación quien los sustenta. Las excepciones a la regla suceden cuando la verdad es universal o científicamente incuestionable pero en la gran mayoría de las veces, la autoría es un imperativo ético imprescindible, aún en la virtualidad, y quizás con mayor exigencia,  por la velocidad y el rango de propagación de los mensajes. Hoy por hoy, en la sociedad de la información, es imperativo discernir los datos y mensajes y el primer factor para conceder la atención sigue siendo el autor que la firma y la publica. En el entorno digital, el seudónimo ha permitido la libre expresión de ideas y opiniones contrarias al criterio predominante, pero aún bajo un seudónimo, deben  acreditarse las fuentes que sustentan el mensaje. Las reacciones masivas o multitudinarias provocadas por un mensaje sin autor reflejan la asombrosa maleabilidad del ánimo, la volatilidad de los ímpetus en un momento exasperante; el factor de riesgo reside en la perversa intervención de agitadores para proyectar las razones enardecidas desde el anonimato…