domingo, junio 26, 2011

Una especie inconclusa

En algún lugar del planeta, en la Biblioteca de la Condición Humana, en el pasillo de los Referentes Universales y en la sección de los dogmas se ubica el compendio de los prejuicios: un inmenso volumen que describe todas las tragedias y perversidades cometidas por el imperativo de la intolerancia…

En la oscuridad de los tiempos, las diferencias entre los especímenes de la humanidad desencadenaron la evolución de la especie; pero desde el momento en que la humanidad se consolidó como la especie dominante, los hombres adquirieron la libertad irrenunciable para elegir, para construir su destino con cada una de sus decisiones. Pero en ese preciso momento aparecieron nuevas discrepancias, tan sutiles como el color de la piel pero tan contundentes como la furia de los dioses. Y desde entonces, el planeta ha sido el campo de batalla donde se confrontan las cosmovisiones, las versiones diversas de la moral, los estilos de vida y las formas de amar. Grotescas como las guerras, o simuladas como los dogmas, pero todas las confrontaciones han sido devastadoras, enardecidas por los estigmas y los prejuicios inflamados en la ignorancia, en ese ámbito donde se impone el dogma como la verdad absoluta, donde se erigen modelos y rituales como la única razón de la existencia, y se rechaza lo diferente porque se condenan las herejías.

Hoy por hoy, la discriminación es la fuente inagotable de la crueldad. Es la evidencia de la imperfección humana, de la incapacidad moral para respetar el derecho a elegir de los demás. Las visiones y los mitos excluyentes del mundo han sido los protagonistas de los episodios más violentos de la historia. Y lo siguen siendo. Los fundamentalismos socialmente correctos flagelan a los individuos más vulnerables: mujeres, ancianos y niños, creyentes de religiones minoritarias, migrantes, refugiados e indígenas, personas con orientación sexual diferente, con discapacidad, enfermos de VIH o SIDA, y todos aquellos herejes que no comulguen con el criterio predominante, quienes desafíen a los modelos imperantes del éxito y la belleza, los osados que se atrevan a pensar diferente. Ahora, después de siglos de intolerancia, la faz del planeta es la misma: tres cuartes partes son océanos de intolerancia y en una cuarta parte de tierra se concentran los cinco continentes de fanatismo.

Dicen los que saben que la humanidad es una especie inconclusa, y que esa condición es más evidente cuando el raciocinio sucumbe a los motivos apócrifos de la intolerancia, porque los dogmas resucitan al energúmeno que yace en los genes recesivos, y se castiga la diferencia estigmatizada como una herejía. El verdadero avance de la humanidad no está en la tecnología, está en el pensamiento: en el reconocimiento y el respeto a la diferencia y al derecho a la libertad de nuestros congéneres para elegir a quien amar y en quien creer. El proceso evolutivo de la humanidad finalizará cuando se extinga la discriminación y se olviden todas las tragedias y perversidades cometidas por el imperativo de la intolerancia…

domingo, junio 19, 2011

Crisol calderonista

“El carácter de una persona lo determinan los problemas que no puede eludir y el remordimiento que le provocan los que ha eludido.”
Arthur Miller

En algún lugar agudo y sombrío, donde deambulan los espectros de la frustración, se derrumban todas razones por el hechizo incontenible de las obsesiones y por una grieta en la mazmorra de las decepciones se filtra el eco espeluznante de un delirio…

Arthur Miller escribió el drama “Las Brujas de Salem” como una crítica a la feroz persecución de simpatizantes comunistas emprendida por el senador McCarthy, en un clima de intrigas y delaciones es la alegoría de los procesos, juicios y sentencias de un puritano moderno. Es por eso que la expresión “cacería de brujas” abandonó el ámbito literario para describir el fanatismo exacerbado de la clase gobernante.

En México, la cacería de brujas se consolidó como uno de los procedimientos más contundentes en situaciones de extrema urgencia política, como la caída estrepitosa en el índice de popularidad, la generalización del repudio, la obsesión por el poder, la amenaza galopante de una derrota electoral, entre otras. Uno de los rasgos que distingue a la cacería de brujas es la exacerbación de los ánimos, cuando se inflaman las fibras de la frustración y se enardecen todos los motivos. Las decisiones suelen ser producto de la ira contenida y de la desesperación, las acciones no se planean, se improvisan, y los motivos se suponen, no se fundamentan.

Los resultados suelen ser desastrosos, contraproducentes. El conjuro malévolo se revierte. Vgrs: el juicio de desafuero emprendido en el foxismo contra Andrés Manuel López Obrador, el Michoacanazo y el caso de Jorge Hank Rhon. Y las brujas perseguidas resurgen como víctimas y mártires de un criterio obtuso, doloso y beligerante; y sobre los verdugos caen las maldiciones de la prepotencia, el abuso y la ineficiencia. Pero la perversidad es un elixir vaporoso que impregna el entorno, y en los círculos ajenos a la inquisición política surgen paladines oficiosos, propagadores serviles. La cobertura mediática de los escándalos políticos enjuicia y condena a los involucrados en un espectáculo que pretende encubrir los excesos, errores u omisiones de los inquisidores. La imparcialidad y la objetividad, como esencia de la información se transfiguran, los sondeos manipulan la opinión para imponer la visión de comunicadores orgánicos y una entrevista es la oportunidad para exhibir la malévola condición del entrevistado en un juicio sumario. Y la cacería se convierte en entretenimiento masivo.

No!... No me imagino cuál sería el título de esta frustrada cacería calderonista pero me queda claro que no fue una quema de brujas sino una vulgar llamarada de petate y que aún para urdir perversidades se requiere una pizca de talento para derrumbar todas razones con un hechizo incontenible y filtrarlo en el eco espeluznante de un delirio…

domingo, junio 05, 2011

Alegorías

En algún lugar del Diccionario Alternativo del Lenguaje, en el tomo de los adjetivos y en el capítulo de los superlativos se identifica la regla no escrita, pero vigente, del uso exagerado de los calificativos; esta norma discursiva establece que la calidad y la cantidad de adjetivos nunca deben exceder a la realidad…

El lenguaje es el único enlace válido entre la interioridad y el mundo circundante, es el reflejo de la inteligencia y el único instrumento para comprobar el orden de las ideas. Por su íntima relación con los procesos mentales, el lenguaje trasciende el ámbito de las palabras cuando éstas proyectan la idiosincrasia, las pasiones y las emociones, los vicios y las virtudes de quienes las enuncian.

La furia contenida suele estallar en una larga secuencia de adjetivos, y en estas circunstancias, la cantidad exagerada le confiere a los adjetivos la extraña cualidad de destrozar a quien se dirigen. Vgrs: En conferencia de Prensa, el vocero del Partido Revolucionario Institucional (PRI), David Penchyna desconoció al Secretario de Trabajo, Javier Lozano, como interlocutor válido por considerarlo: ineficaz, omiso y negligente, músico de quinta, vocero de las excusas, profesional de la grilla, servidor público de medio tiempo, funcionario reactivo, conflictivo e intransigente y el mozo de espadas de su partido, Acción Nacional.

Cuando el orden de las ideas se encuentra desquiciado suelen establecerse similitudes aberrantes y el discurso es una construcción ficticia con alegorías estrafalarias y adjetivos incongruentes. Vgrs: Al encabezar la ceremonia por el Día del Policía Federal, Felipe Calderón consideró que la profesión de policía debe ser “un verdadero sacerdocio cívico” y que la labor policial es una de las más ‘sublimes’ vocaciones profesionales que se pueda tener.

La insensibilidad es sinónimo de la indiferencia, y la indiferencia es una forma de crueldad; esto se proyecta cuando los adjetivos pretenden disfrazar el infortunio generalizado y se divulga con la frivolidad de una noticia nacional. Vgrs: Ernesto Cordero, Secretario de Hacienda y precandidato a la presidencia por el Partido Acción Nacional (PAN) anunció con falso optimismo pseudo retórico que “México ya no es un país pobre; es un país de renta media con un problema de pobreza”.

Desafortunadamente para la ciudadanía, el clima electoral suele distorsionar el casi inexistente orden de las pocas ideas de los personajes de la clase política, que al hablar exhiben al energúmeno que pulula debajo de la piel. Se escucharán imbecilidades como las ya mencionadas y muchas, muchísimas más. Yo?.. Le confieso que suelo reprimirme al momento de adjudicar adjetivos descalificativos, pero a veces no puedo controlar la indignación y desobedezco la norma discursiva pero la calidad y la cantidad de los adjetivos que escribo nunca han logrado exceder a la realidad…