domingo, septiembre 23, 2018

La batalla de los necios


En algún lugar de la discordia, merodean los adjetivos de la hostilidad exacerbando los argumentos del triunfo, enardeciendo los motivos de la derrota, transformando en incordios todas las oportunidades para el acuerdo…  

            En semanas recientes y por obra de la casualidad, he observado los efectos del fanatismo en varias conversaciones cuando los tintes políticos convirtieron a los participantes en fieros adversarios. Los encuentros de opiniones en torno a la presidencia de Andrés Manuel López Obrador son auténticos encontronazos de filias y fobias, defendidas apasionadamente. Y ahí, en la defensa a ultranza y en la contundencia del ataque, merodeaba la intolerancia.

            Paulatinamente, los mexicanos nos hemos segregado en dos opciones excluyentes y repelentes; no hay medias tintas ni tonos grises porque las alternativas se encuentran en extremos que cada vez se alejan más, alejándonos del verdadero consenso. La hostilidad entre los conversadores demerita el debate y no existe la justa medianía para lograr un acuerdo porque al calor de la discusión se evaporan las razones y emergen los prejuicios para asestar insultos sin disimulo y con desdén.

            Unos se envalentonan y otros se afanan pero el intercambio de opiniones se reduce al reproche de las diferencias entre ellos, pero tanto unos como los otros, son víctimas del fanatismo: Quienes defienden al presidente electo y quienes no lo eligieron son paladines fieles a su dogma y no admiten cuestionamientos, críticas ni observaciones. Y si alguien no comulga con sus postulados, es un adversario indigno de confianza.

Los que presencian estos altercados generalmente se quedan sin palabras, algunas veces por prudencia y otras por la efusividad de los contrincantes; en el resguardo del silencio y con pena ajena, atestiguan la metamorfosis de sus conocidos en personajes con una ferocidad desconocida cuando se les pregunta por su militancia partidista. Al percatarse de la transformación de dos finas personas en feroces energúmenos, los testigos de la polémica intentan atenuar la rispidez y calmar los ánimos exasperados alertándolos de la intolerancia inminente, pero nadie atiende los llamados a la concordia y el fiel de la balanza permanece imperturbable, esperando que la sensatez conduzca a los beligerantes al aristotélico punto del equilibrio.  

            Los incordios, y el fervor que implican, conducen invariablemente al callejón de la amargura. Estos insufribles ejercicios de la necedad concluyen cuando alguno de los involucrados desiste, ya sea por cansancio o por coraje, mientras su contra parte se vanagloria como el portador de la verdad absoluta, o sea, la neta del planeta. Tras la pírrica victoria de los necios, lo que queda en el ambiente es una sensación agridulce y la desagradable certeza del distanciamiento.

            La simpatía o militancia partidista es el criterio menos recomendable para adjudicar atributos a nuestros compatriotas, sin embargo, parece que el incordio se ha convertido en el entretenimiento favorito de la ciudadanía pero ya es tiempo de erradicarlo; el próximo presidente gobernará a tod@d l@s mexican@s, debe trabajar por el bienestar, la seguridad y el progreso de tod@s; sin importar las filias partidistas, la ciudadanía debe asumir su responsabilidad como contrapeso del poder y aprovechar todas las oportunidades para el acuerdo…

domingo, septiembre 16, 2018

Entre la urgencia y la emergencia. Redefinir lo indefinido


En algún lugar sin fronteras se compendian todos los conceptos y se definen todos los términos para hermanar las palabras y los significados; y así, gracias al lenguaje se describen los giros del destino en la cambiante configuración del mundo…

            La hegemonía de los imperios perdura por siglos y en el lenguaje se compendian el impacto y los efectos de su influencia. Actualmente, la tecnología dicta el canon del desarrollo y su influencia en nuestras vidas se detecta cuando damos un “click”, al tomar una “selfie” o cuando enviamos un “emoji”. El placebo de las redes sociales se produce con un “like” y   la paradoja de la comunicación se agudiza en el “phubbing”. Palabrejas como estas describen los nuevos hábitos (usos y vicios) en el imperio digital que se han incorporado a nuestra cotidianidad y a nuestro lenguaje.

            Por eso, desde 2005, la Fundación del Español Urgente integra las expresiones adquiridas de otra lengua por la fuerza de la cotidianidad y  desde 2013  elige a la “Palabra del Año”: “que no tiene que ser necesariamente una voz nueva, pero ha de suscitar interés lingüístico por su origen, formación o uso y haber tenido un papel protagonista en el año de su elección”.

             En el 2013, cuando surgió la polémica por las manifestaciones de ciudadanos frente al domicilio de las personas denunciadas, se elijió a la palabra “escrache” (proveniente de Río de la Plata). En 2014, la palabra “selfi” (sin la “e” al final) describió el uso abrumador del anglicismo y la propagación exponencial de esta actividad en redes sociales. En 2015 se eligió a la palabra “refugiado” porque al “emplear palabras específicas para acotar la realidad es un primer paso para relacionarse eficazmente con ella”. La palabra del 2016 fue “populismo” para redefinir las estrategias electorales que determinaron el resultado del Brexit y la victoria de Donald Trump. En el 2017, la palabra del año fue “aporofobia”, acuñada por la filósofa española Adela Cortina para definir un sentimiento existente que nadie había bautizado. Aporofobia se define como el rechazo a los pobres y ese mismo año se incluyó en el Código Penal Español como un agravante.

            En el próximo noviembre la Fundeu elegirá a la palabra del 2018 y por un extraño afán, me gustaría que escudriñaran la realidad mexicana; tal vez, emergerían vocablos para redefinir a los debates, al proselitismo y a la militancia mediática. Creo que empezar a llamar a las cosas por su nombre sería un buen ejercicio de honestidad cívica: Recuperaríamos el sustantivo “rufián” para referirnos a todos los que hacen de la política un negocio y quizás, encontraríamos en el “limbo” la confianza que hemos perdido en los gobernantes. Sea como fuere, reinventemos el lenguaje para inculcar la tolerancia, la legalidad y la empatía. Tal vez logremos conciliar significados, reescribir nuestras prioridades aunque tengamos que redefinir lo indefinido y, gracias al lenguaje, nos integraríamos a los giros del destino en la cambiante configuración del mundo…

domingo, septiembre 09, 2018

Alter ego encarnado. La canción del poeta


En algún lugar incontenible florecen los aromas que inundan la mirada; la esencia otoñal es temeraria, impetuosa, se opone y se resiste, con toda fuerza sensible, a las formalidades y protocolos…  

            El miércoles 29 de agosto, en un evento organizado por la Junta Local del INE en Baja California con motivo de la entrega de reconocimientos a l@s consejer@s electorales cuya designación concluyó, gentilmente me asignaron la exposición de motivos y les dije que una feliz coincidencia nos condujo a todos los ahí reunidos al ámbito electoral.

            Que como consejer@s nos percatamos de que en un proceso electoral, todos los días y todas las horas son hábiles, que los plazos son angustiosamente impostergables y que las responsabilidades de l@s consejer@s no están debidamente contempladas en la legislación electoral porque la cuantía y la calidad de sus esfuerzos excede, por mucho, lo plasmado en la ley. Que cuando cumplieron en tiempo y forma con las exigencias de la estrategia nacional, atendiendo punto por punto los lineamientos emitidos por el Consejo General, lo hicieron por la satisfacción del deber cumplido.

            Extraje el recuerdo más envolvente de mi experiencia en un consejo distrital para explicar el pequeño prodigio que se realiza cuando encontramos en otros la misma convicción y el mismo valor civil que nos impulsa a trabajar por el bien común; me hubiera gustado citar a Octavio Paz para confirmar que el mundo cambia cuando aquellos que se buscan, se encuentran.  Confesé que las palabras no bastaban para reconocer el valor de sus esfuerzos, que no encontraba los adjetivos…  Entonces, les hubiera dicho que las grandes hazañas de la historia se han logrado por la maravillosa fuerza de la afinidad; que las convicciones suelen generar apego y pertenencia y que por eso duele desprenderse del alter ego encarnado en l@s compañer@s.

            Les hubiera dicho que la mexicanidad auténtica se configura con las aportaciones de ciudadan@s como ell@s; que el único valor constante en la ingeniería social es la consistencia de los ideales. Hubiera descrito los matices del color de esa feliz coincidencia, hubiera parafraseado a Saramago… pero desde hace algún tiempo he sido presa de las lágrimas y cada vez me doblegan con mayor facilidad; sucumbo sin motivos aparentes y cuando menos lo espero porque no hay señales previas que me alerten. Las palabras se detuvieron por el nudo que me cerraba la garganta, mi voz se distorsionó y todo lo que quería decir se disolvió en el “hubiera”. Cuando las fibras sensibles se apaciguaron, la canción del poeta merodeaba mi mente hasta que la resignación me sorprendió repitiendo el síntoma inequívoco de mi edad: “cuando quiero llorar no lloro y a veces lloro sin querer”.

            Querid@s compañer@s: con este acto de contrición quise revertir la inclemencia del “hubiera” y decirles ahora, lo que en su momento no pude… porque es más fácil escribirlo que decirlo porque la esencia otoñal es temeraria, impetuosa, se opone y se resiste, con toda fuerza sensible, a las formalidades y protocolos…  

domingo, septiembre 02, 2018

Una cuestión de inteligencia. "Un mundo nos vigila"


En algún lugar de la ingenuidad y en la total indefensión, todos los gestos son indicios de un carácter subversivo y todas las palabras se traducen en amenazas…
           
Cuando Don Pedro Ferriz Santa Cruz advertía de la proximidad de los extraterrestres y su incursión en la vida cotidiana de todos los habitantes de la Tierra, no imaginaba que la frontera de la privacidad sería derribada por artefactos diseñados en este planeta.

Desde que el mundo es mundo, la vigilancia y el espionaje han sido el fundamento de la decisión de líderes, generales y gobernantes. En cuestiones del estado, la definición de “inteligencia” adquiere un significado implacable cuando la defensa de la seguridad nacional es el motivo que la justifica. En la actualidad, la invasión de la privacidad es un artificio utilizado despiadadamente con fines de lucro: siguiendo el rastro de las transacciones es posible configurar el perfil de un usuario y deducir sus preferencias para bombardearlo con promociones en las redes sociales. Esta es la aplicación más benigna porque existen programas que pueden invadir un teléfono “inteligente” para acceder a los mensajes en el correo electrónico, para identificar a los contactos, para escuchar conversaciones y filmar todas las escenas del día protagonizadas por un usuario incauto.

No. No es el argumento de una novela de ciencia ficción. Se trata de un virus (malware) creado por la empresa israelí NSO Group para convertir los teléfonos celulares en dispositivos de vigilancia. El espía se instala en el teléfono celular cuando el usuario reacciona con un “click” a un mensaje, a un meme o a una promoción. En 2017, varios abogados, activistas, periodistas, académicos y defensores de los derechos humanos en México denunciaron el espionaje a través de sus teléfonos celulares y se identificó al programa “Pegasus”, suministrado por NSO Group al gobierno mexicano. Inmediatamente después, el presidente Peña Nieto instruyó a la Procuraduría General de la República para la investigación del mal uso y la perversa implementación del virus.



No. No es el argumento de un cuento surrealista: El implicado en la adquisición del virus espía se investigaría a sí mismo; tal vez por eso, desde entonces a la fecha, la investigación no avanza. Y ya en los límites del realismo mágico, los funcionarios mexicanos encargados de la investigación solicitaron el apoyo del FBI, pero la agencia norteamericana decidió no involucrarse en lo que calificaron como una simulación.

No. Este no es el final del cuento. NSO Group continúa produciendo y suministrando ciber armas al mejor postor para la “prevención del crimen y del terrorismo” insistiendo en que no se responsabiliza por el mal uso de su programa. El New York Times revela el espionaje a un emir, a un príncipe saudí y al editor de un periódico árabe como una muestra del programa que NSO realizó para convencer a un cliente potencial; mientras tanto, los denunciantes mexicanos se integraron a las demandas legales interpuestas en Israel y Chipre porque en la total indefensión, todos los gestos fueron indicios de un carácter subversivo y todas las palabras se tradujeron en amenazas…