domingo, mayo 27, 2012

Desde las páginas de un libro


“La política será reemplazada por la metáfora. 

El político estará muy feliz de abdicar a favor de su imagen,

porque la imagen será mucho más poderosa de lo que él podría ser. ”

Marshall McLuhan





            En algún lugar imponderable,  las ideas se desplazan en ondulaciones esquivas y caprichosas desde la euforia hasta el olvido, porque el pensamiento es inmune a las medidas y en su entorno los rangos carecen de significado…



Las tendencias siguen un trayecto inexorable desde sus albores hasta su declive; en el surgimiento  de un imperio es posible detectar las causas de su derrumbe, pero la existencia de una idea es un índice incuantificable y el alcance de la influencia de un pensamiento elude cualquier limitación concreta o intangible. Las ideas nacen y se reproducen en el ámbito académico, se expanden en el mundo circundante y su impacto es imperecedero.



La vida extemporánea  de la Teoría Crítica que se postuló en los inicios del siglo XX  pudo detectarse en las protestas  que en 1968 que denunciaron los excesos de un  patriotismo exacerbado en los medios masivos. En las manifestaciones del movimiento #Yo soy 132  se identifican las líneas del pensamiento de Marshall McLuhan, heredero impecable del pensamiento crítico cuya percepción se ha confirmado una y otra vez en este globo terráqueo donde el medio es el mensaje y la reflexión se encuentra en peligro de extinción. Quiero creer que el movimiento  #Yo soy 132 es una reacción de la razón ante un criterio impositivo, el eco de la filosofía, la manifestación de la antropología, la concientización colectiva que súbitamente salió de las páginas de un libro para marchar por las avenidas de una ciudad.



El imperio mediático es el emblema de la Modernidad: la fábrica de las convicciones sociales que benefician a los grupos en el poder político y económico;  por la vía de la persistencia y el hartazgo, la mediocracia ha impuesto ideales y estereotipos, ha divulgado las actitudes de las grandes masas que favorecen a los consorcios financieros. Pero éste, como  todos los imperios, tiene una vigencia finita;  merodeando las paradojas de la posmodernidad, en el ascenso y en  la debacle del cuarto poder intervienen los mismos factores: la tecnología y la afinidad como elemento de cohesión social.



Las telecomunicaciones eliminaron las distancias geográficas para comunicar todos los rincones del mundo pero los radioescuchas y los televidentes del siglo XX fueron espectadores, receptores pasivos de la información. Hoy por hoy, los avances en las tecnologías de comunicación permiten que los usuarios participen en la divulgación informativa, son  consumidores y, a la vez,  productores de mensajes que rectifican los datos erróneos, identifican las notas tendenciosas y exhiben falacias en cuestión de minutos… o segundos.



El asalto a la información será el emblema de la hipermodernidad; el momento en  que la realidad se reescribió con miles de  percepciones y  millones de verdades se inscribirá, tarde o temprano, en los momentos estelares de la historia. Los mensajes en las redes sociales  convocan y reúnen a miles de personas con una idea en común pero su impacto y su trascendencia aún son imponderables. Para los idealistas con vocación por las utopías (como yo) estos movimientos significan el inicio de una forma diferente de escribir la historia, son los albores de un nuevo lenguaje que incluirá todos los acentos y de una visión humanizante que se configurará con todas las vivencias de un sinfín de corazones entrelazados con hilos invisibles pero contundentes.



Quiero creer que el movimiento  #Yo soy 132 es una reacción de la razón ante un criterio impositivo, el eco de la filosofía, la manifestación de la antropología, la concientización colectiva que súbitamente salió de las páginas de un libro para marchar por las avenidas de una ciudad. Quiero imaginar que las ideas se desplazan en ondulaciones esquivas y caprichosas,  que el pensamiento es inmune a las medidas y que en el entorno de las convicciones los rangos carecen de significado…


domingo, mayo 20, 2012

De la virtualidad a la realidad y viceversa


En algún lugar virtual, eludiendo las dimensiones y los cuantificadores se produce una reacción espontánea: la percepción se torna colectiva  y una nueva visión se configura con una diversidad de miradas…

            En la globalización, la conectividad se convirtió en una paradoja cuando mantuvo aislados a los navegantes en un océano de información. El triunfo de la tecnología sobre el tiempo y las distancias configuró un planeta habitado por usuarios ensimismados y esquivos,  pero en la vertiginosa secuela de avances e innovaciones surgió un efecto imprevisto y los espectadores pasivos se transformaron en protagonistas activos de la información.

En  la aldea global las tribus son virtuales y en México,  en pleno  proceso electoral, el impacto de un mensaje en redes sociales elude los mecanismos tradicionales que controlan la opinión pública.     En la efervescencia de las redes sociales, la militancia subrepticia impregna todos los mensajes: el proselitismo en línea produce  videos y reflexiones que con ingenio tecnológico, traducen cifras y datos en fobias y prejuicios. En una cadena infinita de reenvíos se distorsiona la información para atacar al adversario, se alteran personalidades, se editan biografías y se reescribe la historia en el afán de atraer simpatizantes.

            En este contexto y en cuestión de minutos, se divulgaron versiones encontradas de la participación de Enrique Peña Nieto,  candidato a la presidencia por el Partido Revolucionario Institucional, (PRI) en un evento con estudiantes de la Universidad Iberoamericana (UIA). Una de las versiones pretendió exhibir el rechazo de la comunidad estudiantil hacia Peña Nieto, ridiculizar su actuación ante una audiencia pensante para resaltar el nivel de su acervo intelectual. En contraste, el excesivo fervor  de los consorcios mediáticos por Peña Nieto se proyectó en la incisiva  descalificación a los universitarios en columnas, artículos, editoriales y reportajes,  se les describió como “porros, fascistas, acarreados y paleros” dispuestos a denigrar la inmaculada imagen mediática del candidato. 

Pero sucedió lo inesperado: la realidad se incorporó a las redes sociales para denunciar el manejo tendencioso de la información. Los testimonios de los acontecimientos inundaron las redes sociales y en un video aparecen 131 jóvenes que muestran su credencial indicando el número de matrícula que los acredita como alumnos de la UIA que expresaron libremente su opinión, sus inquietudes y sus ideas.

 Y se produjo la sinergia: estudiantes de la Universidad Anáhuac, del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), de la Universidad del Valle de México, del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (Itesm) y de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se manifestaron contra la manipulación informática de los medios en apoyo a los estudiantes de la Universidad Iberoamericana (UIA). El movimiento se ha denominado “Soy 132” y sus participantes se identifican como “mexicanos informados y organizados que sueñan despiertos. Cuando los medios lo callan, ellos gritan. Si algo los entrenó para hacer esto, fue la indignación y la injusticia”. En este incidente se aprecia la consistencia del tejido social en la Red, de la fuerza de la empatía y la insospechada capacidad de réplica.  Si el proselitismo incursionó en las redes sociales, las reacciones  trascendieron  el ágora virtual.

Pero las bondades de la globalización y los beneficios del proselitismo en línea son marginales, es verdad que sólo el 20% de la población tiene acceso a la Red, pero también es cierto, que en esa minoría se propaga el germen virtual de la cohesión social,  que la percepción  colectiva  exhibirá las farsas mediáticas y que una nueva visión surgirá de una diversidad de miradas…

domingo, mayo 13, 2012

La humana sincronía

En algún lugar de la plaza, en el primer minuto del día, la desesperanza multitudinaria se envolvió en un silencio absoluto; el eco del reclamo recorrió todos los meridianos y en humana sincronía se alinearon todos los lamentos…

La relación entre los extremos opuestos se tensa y se atenúa en un ciclo inexorable y perpetuo. Un héroe de los tiempos modernos dijo que los procesos sociales no se detienen con la fuerza ni con la violencia porque la historia se escribe con la voluntad de los pueblos. En aquel entonces, languidecía el afán revolucionario y el ideal del equilibrio social agonizaba ante la contundencia del lucro como dogma político. Ahora, el sistema del mercado llega al punto más álgido, la tensión social se exaspera, los contrastes son indignantes, se expande la lejanía entre la prosperidad y la miseria; y el estado es una figura evanescente que se postra a los caprichos de los paladines del mercado.

Y la historia sigue su curso: en la aldea global, los motivos de la desesperación y la soledad surcaron el océano virtual, buscando afinidades se generó empatía. Aquellos navegantes que recorrieron el hiperespacio coincidieron en la isla de la desesperanza; la paradoja de la posmodernidad concluye cuando se destroza el ensimismamiento y en las redes sociales circula, vertiginosa, la convocatoria para manifestar la indignación galopante por millones compartida.

El movimiento de “Los indignados” inició el 15 de Mayo del 2011 en Madrid y se dispersó por todo el mundo protestando contra los crímenes financieros que los consorcios del mercado cometen contra la humanidad. A un año del surgimiento, “han florecido en el mundo entero, movimientos sociales y ciudadanos, horizontales, solidarios y no violentos para exigir y construir una democracia real”. La indignación recupera el aliento y “en España, Grecia y Portugal la lucha es internacional”.

En un concierto espontáneo y por causas afines, las marchas se reprodujeron en todo el planeta este fin de semana:

En una singular protesta, sin gritos, ni cánticos ni pancartas, diez mil rusos emprendieron una marcha silenciosa no autorizada, para expresar su repudio al presidente Vladimir Putin. El novelista Grigory Chkhartishvili, mejor conocido con el seudónimo literario de Boris Akunin, a quien siguieron novelistas, poetas y ciudadanos, encabezó la caminata en un boulevard de Moscú partiendo del monumento al poeta del siglo XIX Alexander Pushkin hasta el monumento del dramaturgo Alexander Griboyedov.

El 10 de Mayo, al margen de congratulaciones, cursilerías y festejos celebrados en la superficialidad del consumo, el Paseo de la Reforma en la Ciudad de México fue el escenario de sincronía fuera de tiempo: el reclamo de las madres en las dictaduras del siglo XX resurge en el 2012; con la misma tristeza y el mismo lamento, las madres procedentes de 12 estados del país alzaron el retrato y el nombre de sus hijos desaparecidos pidiendo justicia a “un régimen sordo”.

No!... No en estos momentos no es posible predecir el desenlace de la indignación global. Cualquier pronóstico sería temerario. Es posible que el mercado trivialice la indignación en una moda insulsa y vulgarice la disidencia; tal vez, el sistema absorba a los inconformes para conjurar cualquier amenaza. Pero también es probable que en este siglo y en la aldea global, los pueblos escriban el próximo capítulo en la historia como la secuela inesperada de un reclamo que se envolvió en el silencio, de un eco que recorrió todos los meridianos y de la humana sincronía de todos los lamentos…


domingo, mayo 06, 2012

Victoria, tragedia y farsa

En algún lugar utópico, lejos del despotismo y de la miseria, se trazaron los meridianos del progreso para extinguir los contrastes de la ignorancia; y en aquel mundo sin límites, se realizarían las grandes esperanzas en cada uno de los acordes de la sinfonía humana…

Dicen los que saben que los momentos estelares de la historia universal suelen repetirse dos veces; afirman que la primera repetición es trágica, confirman que la segunda es una farsa y sustentan este postulado con la naturaleza volátil de la memoria.

El 5 de Mayo de 1862 el ejército mexicano venció en Puebla a las fuerzas intervencionistas francesas; el estruendo de aquella victoria cubrió de gloria a las armas nacionales pero en este episodio se confirma la veleidosa naturaleza de las repeticiones en la historia: en1862 el Ejército de Oriente derrotó a los invasores extranjeros y a los conservadores mexicanos que los apoyaron; al año siguiente, la confrontación entre México y Francia se repitió como una de las grandes tragedias en la historia nacional; la caída de Puebla en 1863 fue el preludio del Segundo Imperio Mexicano coronando los esfuerzos de los conservadores.

En la magna conmemoración del 150 aniversario de la heroica batalla de Puebla se rindieron honores y ofrendas al General Ignacio Zaragoza, el estratega militar que derrotó al mejor ejército del mundo y se dramatizaron las acciones bélicas alrededor de los fuertes de Loreto y Guadalupe. Pero la farsa se transformó en un insulto a la inteligencia: Felipe Calderón, presidente de México, flamante heredero del conservadurismo y ferviente opositor al estado laico, exaltó el valor de aquellos héroes que defendieron la ideología liberal durante el régimen de Benito Juárez, cuando el laicismo se instituyó como atribución del estado.

La remembranza enfatiza el contraste en las tendencias del pensamiento y provoca un dolor ligero pero insufrible; las utopías irrealizadas lesionan la capacidad de elevar las aspiraciones. El nacionalismo fue el ideal político de la Modernidad temprana, el factor de identidad y cohesión social que sustentaba al gobierno; hoy por hoy, en plena globalización, los estados nacionales están peligro de extinción. El llamado a defender la soberanía nacional “para que ningún poder de facto intente arrebatarnos lo que es nuestro” lo emite un mandatario que concibe la administración pública como una mega agencia de negocios que oferta los recursos de su país al mejor postor.

Pero estas inconsistencias éticas pasan desapercibidas en el espectáculo mediático que comprime y trivializa las andanzas de la historia; el espíritu de una época se evapora en la parafernalia de festejos insulsos. La conmemoración de las glorias del pasado debería propiciar la reflexión, recapitular las victorias y los ideales fallidos, reconstruir aquel mundo sin límites para realizar las grandes esperanzas en cada uno de los acordes de la sinfonía humana…