domingo, noviembre 11, 2018

Leyendo fantasías adecuadamente


“para conocer bien la naturaleza de los pueblos hay que ser príncipe,
y para conocer bien la de los príncipes hay que ser del pueblo”

                En algún lugar imperecedero, en el monumento que perpetúa una genuina admiración, yace el autor de una controversia sin fin, de la polémica cuestión entre ser amado o ser temido y que describió el escenario esquivo en el que aparece la fortuna…  

La figura de Nicolás Maquiavelo siempre ha sido polémica: para algunos es la encarnación del mal que glorificó todos los vicios y excesos de los gobernantes justificándolos como estrategias y artificios para conservar el poder; otros lo consideran el precursor de las ciencias políticas, el primer analista que identificó las causas del surgimiento y del declive de los reinos utilizando los ejemplos registrados en la historia. En torno a “El Príncipe” suelen revolotear las críticas infundadas de toda esa gente que, por los excesos de moralina en la sangre, jamás lo han leído; desde su publicación en 1531, abundan los ecos sordos y necios que lo condenan.

Para no perder la costumbre de polemizar en torno a Maquiavelo, se realizó el Conversatorio “Qué tan maquiavélico fue Maquiavelo” con la participación de Maurizio Viroli (profesor emérito de Universidad de Princeton) autor del libro “Redimiendo a Maquiavelo” quien también participó en un evento organizado por el Instituto Mexicano para la Justicia (IMJUS). Y como a la oportunidad la pintan calva, alguien la agarró de los pelos y este evento fue el pretexto perfecto para que uno de los príncipes del Neoliberalismo esclareciera las sombras que nublan el entendimiento de los mexicanos: el expresidente Carlos Salinas de Gortari presentó la ponencia “Realismo e idealismo en Maquiavelo” y con vano afán protagónico también escribió la columna “Leyendo adecuadamente a Maquiavelo… y a los que lo comentan” publicada en El Universal.

Como respuesta a “una crónica del evento que equivocó los términos” y anticipándose a las “fantasías” elaboradas que ya pululan en el ambiente, Salinas aclara en su columna el sentido de sus argumentos y el verdadero significado de los fragmentos que citó en su ponencia, en la que resalta su interpretación del capítulo XXV: “Cuál es el poder de la fortuna en las cosas humanas y cómo hay que enfrentarse a ella” ejemplificándolo con aquel golpe de la fortuna que derrumbó el Muro de Berlín y propició el Tratado de Libre Comercio.
               
Es evidente que Carlos Salinas es un ferviente lector de “El Príncipe” y que ahora pretende enaltecer su régimen a la luz de la lógica maquiavélica; pero entre muchas de las cuestiones que debería esclarecernos está el ridículo en el que incurre un exmandatario al arriesgar su vida en una huelga de hambre para reivindicar su gestión. Me parece que la ponencia de Salinas es una burda imitación del talentoso florentino, que la única fantasía es el afán por parecer maquiavélico porque es un adjetivo demasiado grande para su talla, tan ínfima que contrasta con la magnitud de su cinismo en uno de los escenarios más esquivos en que se invoca a la fortuna… 


domingo, noviembre 04, 2018

La útlima y nos vamos


En algún lugar postergado, en un legajo extraviado en un “cajón de sastre” y amenazadas por los efectos del olvido, yacen las profecías de un cataclismo que se creía improbable…  

            El 31 de octubre iniciaron las reparaciones en el sistema Cutzamala que surte de agua potable a la zona metropolitana, por lo que inició también, el corte del suministro. Los días previos al corte se divulgaron, intensamente y por todos los medios, las causas y los efectos de las reparaciones y las recomendaciones para solucionar las necesidades elementales con un volumen ínfimo de agua.

            El ritmo de la ciudad entró en un compás de espera: Para evitar daños en la salud por la falta del agua, la autoridad educativa federal suspendió labores en 4,300 escuelas públicas de educación básica extendiendo el puente del Día de Muertos. Para prevenir desfiguros y molestias, muchas empresas, comercios, despachos y todos los changarros capitalinos dejaron de prestar sus servicios.

Con singular alegría, tod@s enfrentaron el corte: los memes alusivos inundaron las redes sociales; aquell@s que suelen encontrar la solución más divertida a los problemas aprovecharon la ocasión para vacacionar en las playas; la escasez del agua desató el ingenio y surgieron alternativas para mantener la frescura y la higiene de los recintos, de los individuos y del ambiente.  

La ciudad recuperará el ritmo habitual cuando el sistema Cutzamala sea reparado y se reanude el suministro de agua. La escasez temporal dejará miles de anécdotas y millones de incomodidades convertidas en chistes, albures y bromas. Pero más allá de lo hilarante, este episodio debería alertarnos lo suficiente para cambiar los hábitos adquiridos en tiempos de abundancia por la mesura ante la escasez, en la Ciudad de México, en el territorio nacional y en el planeta.  

En este momento, cuando el destino casi nos alcanza, las distopías de la ciencia ficción se transforman en alertas porque el peor cataclismo en la historia de la Tierra se dispone a abandonar el ámbito de la imaginación para instalarse en la realidad. Y éste, podría ser el punto sin retorno donde los senderos se bifurcan hacia dos versiones del futuro. Las advertencias de la Sexta Extinción (Elizabeth Kolberth) identifican a la humanidad como el elemento más nocivo y destructivo sobre el planeta, pero también es cierto que hemos remontado crisis, inclemencias y adversidades.

El peligro inminente reside en ignorar las advertencias y en la resistencia al cambio de hábitos; si la humanidad será la causa del próximo cataclismo, más letal y mortífero que la extinción del Pérmico, en la humanidad recae la responsabilidad de revertirlo con todos los artificios del ingenio. Para no desaparecer en la última de las extinciones, apresuremos la mutación social fortaleciendo el músculo de la mesura y respetando al ambiente y a todas las formas de vida. La fatalidad no es irreversible… aún; y las distopías permanecen en el universo de las ficciones como profecías de un cataclismo, todavía, improbable…