domingo, junio 28, 2009

Fin de Temporada

En algún lugar excéntrico, en el punto donde concluyen los ciclos, el tiempo se desplaza automáticamente y en un instante el presente se convierte en pasado; la ley de los plazos es inexorable porque el destino nunca espera…

El domingo 28 de junio se cerraron las campañas electorales; por una extraordinaria y sutil coincidencia, esa mañana una reconfortante llovizna sorprendió a Mexicali en pleno hastío veraniego. Quiero creer que esa llovizna es un límite impuesto por la naturaleza que desplaza hacia el pasado la inclemente temporada proselitista.

La víspera de la jornada electoral está repleta de especulaciones, la clase política deambula en el callejón del encono cargando el lastre de su nefasta naturaleza, esparciendo podredumbre a diestra y siniestra. Mientras tanto, el electorado espera el día de los comicios para expresar el hartazgo por todo lo que implique a la clase gobernante.

El desencanto, los intereses o la desaprobación de la ciudadanía se materializarán en las urnas, ejerciendo las escasas prerrogativas que otorga la deficiente ley electoral: el voto de castigo, el voto nulo, el voto duro, o simplemente absteniéndose de participar en los comicios. La trascendencia de estas elecciones reside en el impacto del abstencionismo y del voto nulo, figuras evanescentes que adquirieron forma y consistencia y que habrán de contemplarse en la próxima contra reforma de la pseudo reforma electoral.

La próxima jornada electoral marcará el final oficial de la temporada de proselitismo caracterizada por la incesante divulgación de porquería. A partir del 6 del julio, todos los ciudadanos podremos salir a la calle sin necesidad de bloqueadores ni repelentes, porque ese día se evaporará la inmundicia que pulula en el ambiente electoral.

Por los efectos de la ley inexorable de los plazos, una vez concluido el proceso electoral se extinguirán los mensajes idiotizantes de la propaganda política, fenecerán las imposturas y las florituras de la imbecilidad, desaparecerán, o deberían desaparecer, los rostros transfigurados de los candidatos que contaminaron el paisaje urbano, y se disolverán en el ácido más potente la verborrea, las trivialidades y las diatribas vulgares de los adalides de la partidocracia.

La cotidianidad recuperará su ritmo habitual, se depurará el aire respirable. Descasarán los sentidos cuando decline el bombardeo de inmundicia, pero sobre todo, cesarán los ataques feroces contra la inteligencia del electorado y el raciocinio recuperará paulatinamente su integridad.

Por fin, dejaremos de escuchar aberraciones gramaticales como los mega pleonasmos “proponer propuestas propositivas” y “gobernar para personas humanas” que denotan una imbecilidad imperturbable; disminuirá considerablemente el uso exacerbado del “más sin embargo” que proyecta una brutalidad fosforescente.

Y gracias a un proceso biológico, desencadenado por el instinto de conservación, mandaremos al averno las grandilocuencias baratas y la pirotecnia electorera, se confinarán al olvido las ambigüedades discursivas que pretendieron ocultar la carencia de proyectos, la ausencia de carismas y la deleznable ética de lucro de una clase gobernante que transforma las necesidades sociales en negocios privados.

El destino se construye todos los días, el fin de la época de la partidocracia tiránica terminará cuando la conciencia ciudadana despierte de su letargo, cuando la voluntad del electorado y la opinión pública sean, realmente, garantes de la democracia. El porvenir del Estado mexicano es un relato de largo aliento y cada manifestación de la percepción social es un capítulo en esa historia.

A pocos días de los comicios, el único dato constante es el porcentaje de la apatía y el abstencionismo; el resultado de esta elección deambula entre las huestes partidistas porque la expresión ciudadana es una cifra imponderable, porque la conciencia ciudadana duerme el sueño de los justos, la voluntad popular es un poder latente pero adormecido, que habrá de despertar tarde o temprano… porque la ley de los plazos es inexorable y el destino nunca espera…

Nota: El artículo 48 fracción VII de la Ley Inexorable de los Plazos estipula que no hay proselitismo que dure cien años, ni electores que los aguanten.

domingo, junio 21, 2009

El fragor de la contienda

En algún lugar beligerante, el fragor de una lucha sin cuartel no admite sesgos éticos ni morales, porque el encono superlativo de la contienda corresponde a la cuantía del botín; quien obtenga los laureles de la victoria electoral, obtendrá el derecho indiscutible de trazar el rumbo de la nación…

El próximo 5 de Julio se decidirá en las urnas el control del legislativo, el desenlace del calderonismo, la definición de las fuerzas en la partidocracia, el rumbo hacia la presidencia del 2012. Los privilegios y canonjías derivados del triunfo en las urnas determinan la ferocidad de los ataques entre los contendientes.

Por eso, los delitos y el crimen se han incorporado a este proceso electoral como la estrategia predominante: candidatos de todos los partidos a diputaciones, alcaldías y gubernaturas, han sido acusados de presuntas actividades y conductas ilícitas. Algunos ya abandonaron las candidaturas, otros han sido aprehendidos y muchos enfrentan escándalos y campañas de desprestigio.

La forzada evocación de tragedias y la exhibición de evidencias de corrupción abundan y surgen en todas las trincheras hacia todos los frentes de batalla. Sin embargo, la crisis económica y las ambigüedades de la pseudo reforma electoral, evidencias reales y contundentes de la incompetencia generalizada de la clase gobernante no se han esgrimido como armas en la contienda, porque la legislación electoral y la crisis que ahora nos flagela son el resultado de la confabulación de todas las fuerzas políticas.

Pero la ferocidad de las acusaciones sólo es mediática porque son raras y escasas las denuncias que se presentan ante las autoridades correspondientes. Tal vez, la crueldad de los ataques está maquiavélicamente calculada porque los cañonazos mediáticos no culminan en una sentencia judicial, sólo perturban el ambiente, provocan el escarnio y el rechazo, manifestaciones a las que la clase política ya es inmune.

El ejecutivo federal ostenta el combate al crimen organizado como el estandarte en todos los frentes de la campaña electoral y esa es la línea inamovible del discurso de los candidatos de Acción Nacional. Haciendo alarde de su capacidad para asimilar y deglutir a sus adversarios, el ejecutivo federal ha implementado, en pleno proceso electoral, propuestas y proyectos surgidos en la oposición. Vgrs: los vales de medicamentos para subsanar la insuficiencia del sector salud.

El cinismo del partido gobernante es ya insufrible: su dirigente nacional, Germán Martínez, es el vocero exacerbado de la consigna presidencial, el peón encargado de esparcir la podredumbre en la contienda; en contraste, la parsimonia de los candidatos panistas sólo puede interpretarse como la confianza en la orquestación de una elección de estado, o como la táctica de victimizar a los candidatos para atraer el voto por compasión.

Sea como fuere, el bajo perfil de todos los candidatos se disimula bajo el impacto mediático de los partidos que han movilizado a sus militantes más conocidos y carismáticos. Gracias a la estrategia testimonial resucitó la figura irreverente del candidato Vicente Fox, Enrique Peña Nieto apoya a los candidatos priísta los fines de semana.

El despliegue de las armas y el encono de los ataques sólo se justifican por el botín de esta guerra; pero los adversarios han desestimado el relieve del campo de batalla. El electorado estoico que soporta el bombardeo de la mugre partidista, está a punto de desprenderse de la apatía social que permitió el ascenso de una elite gobernante sin sensibilidad social.

El 5 de Julio es una fecha crucial. No sólo se medirá la fuerza de las huestes de la partidocracia, también se ponderará el grado de hartazgo y repudio de la ciudadanía a la partidocracia, a esa clase minoritaria que decide el futuro de todos los mexicanos en función de sus intereses y beneficios.

El día de los comicios termina la cruel temporada de divulgación de las verdades que se mantuvieron ocultas para exhibir a los adversarios en tiempos de proselitismo, cuando el fragor de una lucha sin cuartel no admite sesgos éticos ni morales; pero ese día es también, una oportunidad irrepetible para hacer valer la voluntad de la ciudadanía… porque los laureles de la victoria electoral confieren el derecho indiscutible de trazar el rumbo de la nación…

domingo, junio 14, 2009

Proyecto changarro

En algún lugar de un fluido incomprensible, cuando la presión de la realidad es contundente, emergen a la superficie los cimientos perversos que yacían en el fondo…

Dicen los que saben que Pascal descifró un principio universal, que las leyes de la hidrostática tienen vigencia en todas las esferas de la vida social, y que por eso, la presión de la última gota desborda cualquier superficie.

El trágico incendio en una guardería en Hermosillo Sonora, es una gota más en el inmenso mar de la impunidad: la identificación de los responsables y la aplicación de la ley se enturbian por las peroratas vacías y pretextos absurdos. Pero la opinión pública es un recipiente indeformable y finito; esta gota también ha colmado el vaso del hartazgo.

El lamentable siniestro que ha cobrado la vida de 46 infantes, exhibe la dualidad del lenguaje político: los requerimientos de las madres trabajadoras ascienden al rubro de las prioridades en las promesas de campaña, pero una vez que ha concluido el proselitismo, las madres trabajadoras deben acudir a guarderías y estancias erigidas de improviso en instalaciones deficientes.

La changarrización de las guarderías, como proyecto gubernamental, es la evidencia de la tergiversación de las políticas públicas y de su implementación como negocios lucrativos. La subrogación de estancias infantiles y guarderías por el sector salud es un artificio para desplazar una función social a cargo del estado a particulares, con todas las deficiencias que esto implica.

La inseguridad de las instalaciones, la laxitud en la inspección y la deliberada confusión en cuanto a la licitación de las estancias changarro, son las anomalías inmediatas más evidentes; otra repercusión a largo plazo, pero no menos importante, es la escasa o nula calificación profesional de las personas encargadas del cuidado de los infantes en las estancias subrogadas.

La capacidad profesional de los encargados de los infantes en las guarderías changarro es también un factor inexistente en el proyecto “Inicia tu propio negocio: guarderías” elaborado por la Secretaría de Economía en el 2006.

El objetivo del proyecto es instruir a particulares interesados en el negocio de las guarderías particulares y la prioridad es eminentemente lucrativa. Actualmente la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) tiene registradas 8 mil 315 estancias infantiles, dentro de casas de uso común adecuadas para tal fin.

La infancia y los primeros años de vida son determinantes en el desarrollo de la personalidad, pero este aspecto, que debería regir el funcionamiento de las estancias infantiles no se menciona en ninguno de los requerimientos legales para las estancias subrogadas y mucho menos en el proyecto calderonista de las guarderías particulares.

Las anomalías que provocaron la tragedia en Hermosillo, son tan deleznables como las que provocaron las explosiones de los ductos de Pemex, el incendio del centro nocturno Lobohombo, el fatal operativo policiaco en el News Divine, la desaparición de infantes en el albergue Casitas del Sur, entre muchas más del pasado y por venir.
Esos siniestros son la manifestación del criterio gubernamental que equipara las políticas públicas con negocios particulares, que impone una ética de lucro a función social del estado. Pero es imperativo indicar que este criterio no es exclusivo de ningún partido político, es una tendencia generalizada en la clase política.

La tragedia en Hermosillo, como otras tantas, fue el resultado de los vicios generalizados en la administración pública. Hoy por hoy, en pleno proceso electoral, esta tragedia es la gota que desborda el recipiente indeformable de la opinión pública; es ahora cuando la presión de la realidad es contundente y emergen a la superficie los cimientos perversos que yacían en el fondo…

domingo, junio 07, 2009

Blancura expansiva

En algún lugar ajeno a la partidocracia, en las afueras del proselitismo, fluye una corriente en la opinión pública, una convicción alterna que emana del desencanto, que se enfatiza por el hartazgo y esparce el repudio colectivo…

La jornada electoral se aproxima y aún no puede precisarse el impacto de las campañas de los partidos políticos; en las encuestas, el porcentaje del abstencionismo pondera la indiferencia y el hartazgo de la ciudadanía; pero al margen del proselitismo, los sondeos de opinión han detectado una campaña alterna en evidente expansión: el voto en blanco.

Una encuesta realizada por Berumen y Asociados (1), indica que en el transcurso del mes de mayo, se incrementó la porción del electorado dispuesta a cancelar su voto, mientras el porcentaje de los ciudadanos que prefieren no opinar se mantuvo constante. A un mes de las elecciones, el 1º de Junio, uno de cada diez electores estaría dispuesto a anular su voto.

La reacción de la partidocracia ante la blancura expansiva ha sido inmediata: la clase política condena el voto nulo y lo considera un peligro inminente para la democracia. La partidocracia y el IFE emprenderán una campaña mediática para contrarrestar la campaña del voto en blanco. A partir de hoy (8 de junio) se difundirá un video mensaje para incentivar la asistencia de la ciudadanía a las urnas.

Debido a la polémica desatada y a la aceptación que recientemente ha tenido esta opción, es un imperativo ético esclarecer que la figura jurídica del voto en blanco no está contemplada en la legislación electoral vigente en México; si así fuera, la opción del voto en blanco aparecería en la boleta electoral como uno de los recuadros a elegir; la peculiaridad de este recuadro sería la ausencia de logotipos, candidatos o emblemas partidistas, estaría en blanco.

En las legislaciones que contemplan el voto en blanco, también se estipula la realización de nuevas elecciones cuando el voto en blanco predomina, obligando a los partidos políticos a sustituir a sus candidatos por personalidades con posibilidades de atraer la simpatía del electorado, de tal forma, que contiendan los mejores exponentes de la partidocracia.

Pero en México, el voto en blanco no es una alternativa jurídicamente válida. Quienes manifiestan su preferencia por el voto en blanco, eligen una opción inexistente, proponen una alternativa inelegible.

El voto en blanco no debe confundirse con una boleta electoral sin cancelar o marcar. Una boleta que se deja en blanco implica el riesgo de que sea utilizada para favorecer a alguno de los partidos.

Las únicas opciones para no elegir a ninguno de los candidatos serían la anulación del voto o votar por candidatos no registrados. El voto se anula cuando se marcan todas las opciones, o cuando la boleta se cruza con dos líneas. Aunque se contabilizan los votos nulos y los votos para candidatos no registrados, realmente no inciden en el resultado de los comicios. Su efecto solamente es significativo para revertir la abstención.

Para que los votos nulos incidieran en el resultado, sería necesario que todos, absolutamente todos los ciudadanos anularan su voto, situación por demás insólita; el efecto inmediato del voto nulo reduce el proceso electoral a una movilización de las militancias partidistas y el predominio del voto duro, desplazando el poder de decisión, que reside en el pueblo, a una minoría.

La jornada electoral se acerca y cada día es más evidente la ausencia de opciones válidas para expresar el rechazo colectivo hacia la partidocracia. La única alternativa viable por el momento sería el voto de castigo: votar por cualquier alternativa diferente al partido dominante, eligiendo a la próxima legislatura en función del rechazo por la legislatura saliente.

La clase política que resulte electa en los comicios del 5 de julio deberá afrontar el reto de una verdadera reforma electoral, que incluya las candidaturas ciudadanas y elimine los plurinominales, que contemple la posibilidad del voto en blanco, la segunda vuelta, y la reelección, entendida como la ratificación o la desaprobación ciudadana a los titulares de cargos de elección popular.

La relevancia del actual proceso electoral estriba en la composición de la Cámara de Diputados, factor determinante para la consolidación o la fragmentación de la clase política que aspira al poder hegemónico; y por eso, ahora más que nunca, es imperativo ejercer el derecho para elegir a los representantes, navegar en la corriente de la opinión pública y concretar esa convicción alterna que emana del desencanto, que se enfatiza por el hartazgo y esparce el repudio colectivo…


(1) Encuesta nacional en vivienda realizada por Berumen y Asociados, S.A. de C.V.
Fecha de levantamiento: del 29 de mayo al 1 de junio del 2009
Nivel de confianza: 95% Máximo margen de error estadístico: + 4.6%