miércoles, diciembre 11, 2019

94


En algún lugar nostálgico inicia y concluye un sendero andado y por andar: ahí regreso buscando la mirada impasible que me remonta al origen cuando todo el mundo se reducía al cálido entorno del abrazo maternal…
           
Con el paso de los años, el tiempo adquiere una relatividad insólita: en ocasiones se detiene en un apacible compás de espera; algunas veces, se interrumpe y se desplaza al pasado para revivir escenas ya protagonizadas. En el pensamiento de mi madre, el tiempo transcurre en una secuencia volátil: para ella los años tienen la consistencia de los minutos y los momentos se repiten por un obstinado capricho o se desvanecen en un olvido improvisado.

            Por la irremediable ley del cansancio universal, al acumular cumpleaños mi madre perdió la confianza de sus pasos. Desde entonces, ella contempla el paso del tiempo desde su pequeño refugio y ahí, en una realidad alterna, juega con los momentos eludiendo las fechas. Pero la fragilidad de la memoria provoca alteraciones en el temple y en un instante impreciso, su atención se dispersó hacia un punto de fuga llevándose los rasgos más sutiles de su carácter.
            A sus 94, la sensación del dolor llegó para quedarse y cada día aparecen motivos para exasperarla; el calentamiento global es una advertencia infundada porque ella siempre tiene frío; las dietas recomendadas para su edad son innecesarias porque apenas puede comer con los pocos dientes que conserva, y este año, la cumpleañera no creía la cantidad de años que le festejamos sus hijos, nietos y bisnietos. Pero la ancianidad no implica la caducidad del cariño y yo la quiero con misma intensidad de siempre y necesito su abrazo con la misma urgencia con que lo he buscado desde niña.
A pesar de las confusiones que la distraen, reencuentro al primer gran amor de mi vida en el fondo de su mirada porque el lazo que nos une ha resistido las inclemencias del olvido; por la relatividad de los tiempos, cuando estoy a su lado, respiro la esencia de mi niñez y la fragancia de mi insensatez en una paradoja de largo aliento impulsada por la vigencia de la gratitud.
En mi caso, por la relatividad del tiempo se intensifican las evocaciones y los recuerdos surgen con más frecuencia. No hay un día en que no piense en mi madre. Cada vez que llego a su lado, los minutos se detienen y las evocaciones se desplazan a mi infancia para revivir la placida calidez de su abrazo. Pero en cada despedida, se inicia un lapso que transcurrirá lentamente entre añoranzas recordándola en sus mejores años cuando su presencia diluía todas mis angustias. Siempre me duele despedirme pero parto con la certeza de volver a verla.

Este diciembre, acompañé a mi mamá en su cumpleaños número 94; la festejamos en su casa donde inicia y concluye un sendero andado y por andar; ahí reencontré la mirada impasible que me remonta al origen cuando todo el mundo se reducía al cálido entorno de su abrazo…


La más triste y fatal de las paradojas


En algún lugar frenético, las aversiones resurgen amalgamando ansias vengativas en un afán absolutista; si los rencores acendrados vulnerasen los ideales democráticos, se provocaría la más triste y fatal de las paradojas…

            Me queda claro. La esencia de la transformación en este régimen es el antagonismo: una amalgama de aversiones agazapadas que se agudizó sexenio tras sexenio y que ahora, se legitima en la retórica presidencial que resucita a las antípodas que creíamos extintas. En pleno siglo XXI, incursionan en la política los “conservadores y los liberales” (de los tiempos del  juarismo) y la población se polariza en “fifís y chairos” encarnando a las filias y las fobias del señor presidente.

Cada mañana, en la conferencia presidencial, se actualiza la estrategia primigenia de la propaganda goebbeliana que consiste en dirigir la frustración social hacia un enemigo único; por eso, a diestra y siniestra surgen “adversarios” al régimen de un presidente que aún no se percata que nos gobierna a todos: a chairos y fifís, a conservadores y liberales, a sus adversarios y a sus partidarios, a sus críticos y a sus aduladores. La lista de los adversarios es una evidencia galopante que incluye a los periodistas que muerden la mano que les quitó el bozal, a los empresarios que usan doble chaqueta, a los académicos que andan en las nubes, y recientemente, a la burocracia dorada.

Pero las filias y fobias son mucho más que exabruptos presidenciales porque trascienden los mensajes mañaneros y se concretan en decisiones y acciones para someter a su voluntad, y a su inquina, al poder judicial y a las instituciones autónomas. La sombra del caudillo popular enturbia el paisaje político remitiéndonos a un totalitarismo que oficializa los resentimientos de un líder que sigue en campaña. Aplicando la austeridad como criterio fundacional, el castigo del régimen se traduce en recortes presupuestales a las instituciones y dependencias que por su autonomía y su masa crítica constituyen el único contrapeso al poder presidencial. 

En la Ley de Egresos de la Federación la inquina presidencial se dirige contra la burocracia dorada en el Instituto Nacional Electoral con un recorte de mil millones de pesos, por lo que el instituto deberá implementar la estrategia de la manufactura esbelta para realizar sus funciones. Pero la fobia persiste: la autonomía del INE podría vulnerarse si se aprueba la reforma de Morena que reduce el periodo en la presidencia del Consejo General y que propone la rotación del cargo. Desafortunadamente, la oposición carece de fuerza y consistencia.

Pero la democracia es un valor que excede al monto presupuestado porque en la construcción del órgano electoral han intervenido todas fuerzas sociales y a todos nos concierne su defensa porque los principios democráticos no deben postrarse ante rencores acendrados; desvirtuar el matiz ciudadano y el carácter autónomo del INE implicaría un retroceso aberrante; vulnerar al órgano electoral que garantizó la libertad de los votos que llevaron a la presidencia a López Obrador sería mucho más que una triste y fatal paradoja, sería el preámbulo de una tiranía autocrática y popular…




domingo, noviembre 24, 2019

La persistencia de los aniversarios


En algún lugar del tiempo, sobre la línea perpetua de los meses y los días, sobresalen los íconos de los momentos cruciales que conmemoran los escasos instantes en los que el ímpetu de una idea cambió el rumbo del destino…

Las prioridades de los pueblos suelen reflejarse en sus calendarios porque determinan la conmemoración masiva de eventos importantes en fiestas y rituales. El mejor ejemplo es el calendario republicano francés, instituido en 1793 por la Convención Nacional Francesa para eliminar las fiestas religiosas, enaltecer el triunfo de la Revolución y glorificar a la Razón. Durante los 12 años que estuvo vigente, los meses cambiaron de nombre, desaparecieron las semanas con sus domingos y cada día tenía un nombre propio. 

En el calendario de los regímenes emanados de la Revolución mexicana, el 20 de noviembre de todos los años se conmemoraba el “acontecimiento social y político más importante del siglo XX” ( su equivalente en el republicano francés sería el 30 de brumario, día del rodillo). El asueto oficial mexicano coincidía con la fecha sin importar el día de la semana. Un dato curioso sobre la observancia popular del calendario revolucionario: a partir de 2014, en el estado de Sonora se prohibió registrar con el nombre “Aniv de la Rev” a  los nacidos el 20 de noviembre.

Desde algunos años, las prioridades de la aldea global se reflejan en la movilidad de sus fechas conmemorativas al fin de semana más próximo para extender el asueto oficial. Gracias a este desplazamiento, los aniversarios de las fiestas patrias pasaban desapercibidos de martes a jueves y el motivo histórico de la celebración se desvanecía en un fin de semana destinado al descanso y esparcimiento… o a las compras!

Los sacrosantos postulados de la Revolución mexicana y las hazañas épicas de los héroes se diluían inexorablemente entre las mil y un ofertas del Buen Fin: el largo fin de semana cuando  todo puede comprarse o disfrutarse en una ganga porque los consorcios comerciales, en un ataque de locura, decidieron rebajar sus precios. Súbitamente: ¡todo cuesta una bicoca!  Con singular alegría emprendimos la eufórica aventura de comprar en un estallido de dopamina que extinguió  las angustias de la cruel realidad con el delicioso placebo de adquirir lo innecesario.

Pero este 20 de noviembre, el gobierno de la 4T reivindicó la persistencia de los aniversarios con un desfile de estampas históricas de la Revolución Mexicana, en la que “participaron más de mil 130 personajes caracterizados con indumentaria, artículos, vehículos de la época, artefactos, armas, dos mil 700 jinetes y la Locomotora Petra”.

El giro del destino es evidente: la figura de la patria se revela contra la seducción del mercado. Si resistimos al bombardeo mediático, si vencemos la compulsión por las compras y derrocamos al ícono del dinero para erigir un modelo de felicidad ajeno al consumismo: entonces el 20 de noviembre celebraremos la persistencia de la historia y el instante en que el ímpetu de una idea cambió el rumbo del destino…

miércoles, octubre 16, 2019

Breve bitácora de una chicanada


En algún lugar improvisado, ajeno a los principios democráticos y vulnerando a la lógica, una necedad rampante pervierte la esencia de la ley en una aberración dominical…
               
Sábado por la noche: decepcionante. En su visita a San Quintín, el presidente electo democráticamente, Andrés Manuel López Obrador, eludió todas las preguntas sobre la infame y antidemocrática ley Bonilla. Se declaró en huelga de entrevistas y emprendió la graciosa huida. Dicen por ahí que quien calla, otorga; tal vez por eso, el presidente López Obrador se deslindó de esta “chicanada” remitiendo a la SCJN la atribución para resolverla.

Domingo por la mañana: desconcertante. Se realiza la consulta popular sobre la extensión de la próxima gubernatura en Baja California, el resultado no tendrá sustento jurídico, pero será el factor determinante para que el Congreso local publique o no una ley, que no tiene nada de legal, implementando una vulgar simulación: si el resultado es a favor de la extensión, se publicará la ley que será impugnada y resolverá la SCJN (cuya autonomía fue vulnerada recientemente); si el resultado no la favorece, la ley Bonilla nunca se publicará ni tendrá vigencia. Siguiendo esta lógica: ¿cómo para qué?

Domingo al mediodía: insultante. El Congreso del estado incursiona en un ejercicio seudo-infra-anti-electoral y anuncia que en las 250 casillas (atendidas y supervisadas por quién sabe quién, sin padrón, ni registro) se recibirán los votos de 450 mil bajacalifornianos en una violación flagrante a la constitución y la cordura. Realmente, es un insulto a la inteligencia.  

Domingo en la tarde: aberrante. La ubicación de las casillas no atiende a ningún criterio territorial y podría votar en cualquier casilla las veces que se me antoje dando mi nombre y dirección. Reportan que los funcionarios en las casillas advierten a los votantes, enfáticamente, que dos años no son suficientes para el proyecto de gobierno que transformará Baja California.

Domingo por la noche: incongruente. No hay ninguna plataforma para seguir el conteo de los votos, el único ejercicio estadístico es la encuesta de salida de una firma de consultoría y ya se vanaglorian argumentando que la opinión pública es indispensable para legislar. Luego entonces: ¿para qué necesitamos al Congreso?   

Lunes por la mañana: indignante. Se proclama el triunfo de la extensión del mandato; en algunos medios locales se pregona una versión apócrifa de la improcedencia de las impugnaciones a la ley Bonilla y a todos los que critican esta grotesca farsa, nos describen como una jauría.

Martes por la mañana: insignificante. Según un escrutinio notariado, el 84.25% votó por la extensión del mandato: ¿acaso la opinión de 45 mil crédulos tendría más legitimidad que el resultado en la jornada electoral?

Martes al mediodía: increíble. Súbitamente apareció el documento de la reforma que estaba perdida, se entregó al Ejecutivo estatal y se publicará el viernes.

 Recapitulación: alarmante. El riesgo es inminente porque “ahora ya tenemos Estado de Derecho” y  con la resolución se marcará la tendencia respecto a las necedades rampantes que perviertan la legalidad en una aberración sexenal…


jueves, octubre 10, 2019

tragicomedia a la mexicana


En algún lugar surrealista, en el último resquicio de la solemnidad perdura la esencia folclórica que colorea el cristal con que se miran las tristezas para transitar por un duelo con singular alegría…

            Primer Acto. Con el fallecimiento de José José, el Príncipe de la Canción, inició una tragicomedia con todos los matices del surrealismo a la mexicana. El cantante falleció en Miami, en el seno de la familia que formó con su tercera esposa; al divulgarse la noticia, los hijos de su matrimonio anterior viajaron a Miami para despedirse de su padre y organizar el funeral. Allá, se suscitaron los malentendidos y desencuentros que atrajeron la atención de los medios y agudizaron el morbo popular. Durante varios días nadie supo dónde se encontraban los restos de José José, los hijos de aquí revelaron los desvaríos de la hija de allá y súbitamente, estos personajes se convirtieron en celebridades mediáticas: unos como mártires, la otra como villana.

            Segundo Acto. La confusión rampante desató la inspiración de los dolientes mexicanos que imprimieron su repudio en memes con humor macabro para ridiculizar el sainete. No faltaron las glorificaciones al cantante fallecido ni las críticas a sus errores y vicios. Lo único que se mantuvo inalterable fue el prodigio de su voz, que desde su fallecimiento resurgió del olvido impregnando el ambiente con una tenue nostalgia. En eso estábamos cuando, sin saber cómo ni dónde, los hijos de aquí y la villana de allá se reconciliaron para dignificar los funerales del Príncipe. Acordaron hacer dos homenajes de cuerpo presente: uno allá, en Miami, y otro aquí, en México; y otra vez, sin saber por qué sí ni por qué no, la hija de… allá anunció que los restos del cantante se cremarían y que se repartirían las cenizas entre las dos familias, la mitad se quedaría en Miami y la otra llegaría aquí, a México para rendirle todos los honores que sólo los ídolos merecen.

            Tercer Acto. El féretro dorado con las cenizas de José José descendió en el hangar presidencial; fue recibido por su exesposa, un contingente de allegados y una multitud de curiosos. Se agradeció el cariño y el apoyo para lograr el gran cometido de traer al artista a su patria y el cortejo fúnebre partió a Bellas Artes, de ahí a la Basílica y pasó por la colonia Clavería antes de llegar al Panteón francés. Y la mexicanidad salió a relucir. En el trayecto se armó un borlote cuando los motociclistas de la policía capitalina trataron de impedir el paso a los reporteros: después de unos guamazos, patadas, zapes y mentadas, todos se incorporaron al cortejo; y en Clavería, los vecinos cantaron sin temor a desentonar, recibieron a su ídolo cantando y aplaudiendo; muchas horas después del sentido homenaje, seguían brindando y cantando en el Parque de la China ante la estatua de José José.

Este desgarriate revela que la esencia surrealista de la mexicanidad perdura en el último resquicio de la solemnidad y que colorea el cristal con que se mira la tristeza para transitar por un duelo con singular alegría…


martes, octubre 01, 2019

Los vaivenes de la memoria


“Si el pasado es una ausencia que sólo puede colmarse a través de las huellas,
 las memorias públicas no forzosamente están unidas a estas marcas” *
Eugenia Allier Montaño 

            En algún lugar versátil, se configuran y reconfiguran las memorias colectivas con los matices imperantes en una secuencia estigmatizada por la visión oficial…

Escribo en la víspera del 2 de octubre cuando todos los inmuebles ubicados en el trayecto de las marchas conmemorativas se pertrechan para resistir los daños de los vándalos y anárquicos infiltrados, en una deleznable tradición que se agudiza cada año. No siempre fue así. Recuerdo que durante muchos años el tema fue censurado y las demandas, ninguneadas. Para evitar los claroscuros de mi memoria busqué información de los inicios y la secuencia de las conmemoraciones del 2 de octubre; encontré un ensayo, excelente, de Eugenia Allier Montaño (Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM) que documenta brillantemente la trayectoria de la memoria colectiva en torno a la masacre de Tlatelolco en 1968.

Desde el primer aniversario, todavía en el régimen de Gustavo Díaz Ordaz, la esencia de las conmemoraciones fue la petición de la libertad de los dirigentes e integrantes del movimiento (presos en Lecumberri); eran marchas de universitarios que, invariablemente bajo la lluvia, encendían veladoras y guardaban un minuto de silencio a las 18:10 horas; en aquel entonces persistía la versión de la conjura del comunismo internacional contra el estado mexicano y bajo esa lógica, todo lo relacionado con el movimiento se consideró clandestino, ilegal y hasta inmoral; la izquierda era casi invisible y aunque el estado controlaba a la prensa y a los medios de comunicación, en el editorial del periódico El Día, el 2 de octubre del 1969, aparece por primera vez la consigna social de “no olvidar” que acompañará a los manifestantes cada aniversario.

En el sexenio de Echeverría se consuma el debilitamiento de la izquierda e inicia la desintegración del movimiento mediante la cooptación del Estado de “amplios sectores de los jóvenes” involucrados. En los sexenios siguientes, la marcha conmemorativa del 2 de octubre fue el breve espacio para los reclamos sociales de la liberación de presos políticos y la denuncia de desapariciones forzadas en  la guerra sucia pero aquellas manifestaciones nunca fueron un motivo de alarma ni el foco de atención en los gobiernos del Priato. Fue hasta finales de los 80s cuando la exigencia por una apertura democrática derivó en el surgimiento de la sociedad civil que dignificó la conmemoración del 68 y en los 90s, los medios y la clase política reivindicaron el movimiento y el reclamo era por el juicio y el castigo a los culpables.

            Ha sido un largo y sinuoso camino. Por eso es lamentable, insufrible, el espectáculo grotesco en el que han convertido una conmemoración histórica y un reclamo legítimo. Me queda claro que persiste el vicio de vulgarizar la memoria y deslegitimar los movimientos sociales con huestes de vándalos que obedecen los matices imperantes en una secuencia estigmatizada por la visión oficial…


Unamita por derecho propio


Dedicada a mi amigo Antonio Castañeda de Luna

            En algún lugar académico se establecieron las fronteras de la genialidad y los requisitos de la intelectualidad; por azares del destino, la protección de la llama del saber quedó atrapada en la opacidad de los mediocres…

El 6 de agosto del 2018, todos los niños y los adultos de México nos enteramos, con singular alegría, de la admisión de Carlos Santamaría Díaz en la Facultad de Ciencias porque a sus 13 años sentó un precedente alentador como el alumno más joven que ingresa a la Universidad Nacional Autónoma de México; en aquel entonces, se creía que este niño genio sería el primero de muchos, que en las instituciones académicas se valoraban el talento y la capacidad intelectual sobre todas las cosas y que el potencial de Carlos se desarrollaría en un ambiente inclusivo y enriquecedor.

Sin embargo, desde el primer semestre en la carrera de Física Biomédica, el unamita más joven fue víctima de acoso, difamación y discriminación por su edad. Los victimarios fueron quienes deberían haberlo apoyado, pero sus profesores cedieron a la más vulgar de las envidias. La intensidad de los agravios fue en aumento: desde calificaciones injustas e injustificables y regaños, hasta una campaña en redes sociales donde se pretendía demostrar que Carlos carecía del talento y la capacidad académica indispensables para ingresar a la UNAM.

Las autoridades académicas no le concedieron ni la más mínima importancia a la denuncia de acoso presentada el 20 de agosto del 2018; se reiteró por correo electrónico el 2 de septiembre y la respuesta de Catalina Elizabeth Stern Forgach, directora de la Facultad de Ciencias, fue que se investigaría el caso. Ante la indiferencia deliberada de las autoridades académicas, Fabián Santamaría, padre de Carlos, interpuso una demanda de amparo el 10 de septiembre. Días después, la directora de la Facultad informó que sancionó con una amonestación al profesor que lanzó la campaña contra Carlos.

Y así, transcurrieron dos semestres. El 23 de septiembre de este año, el Séptimo Tribunal Colegiado en materia administrativa del Primer Circuito otorgó el amparo a Carlos y ordenó a las autoridades universitarias que implementen “las medidas de protección que garanticen el óptimo desarrollo y su pleno derecho a la educación”.

Este aberrante incidente exhibe la pobreza del espíritu de quienes deberían elevarlo en un mundo controlado por adultos donde la genialidad es cosa de iluminados o locos, pero no de niños; quiero creer que es la primera de muchas batallas contra los prejuicios, que la edad ya no será uno de los requisitos de la intelectualidad y que la genialidad de Carlos y de muchos niños mexicanos logrará deslumbrar a todas las opacidades mediocres que pretendan ignorarlos.

Al momento de firmar esta columna me enteré del fallecimiento de mi querido amigo Antonio Castañeda de Luna, a quien admiraré siempre; con su genialidad y su congruencia combatía la opacidad de la ignorancia. Seremos realistas Toño y soñaremos lo imposible…

jueves, septiembre 05, 2019

Honores, delirios y vergüenzas


“y si así no lo hiciere que la Nación me lo demande.”

              En algún lugar republicano, en el centro de la veneración cívica existe un majestuoso Arco del Triunfo; ahí culmina el paseo de los héroes y los próceres cruzan el umbral de la gloria portando los ordenamientos quebrantados…
              Los incidentes que complicaron la renovación de la Mesa Directiva en la Cámara de Diputados confirman la magnitud de las inercias y que los viejos hábitos se resisten a desaparecer. Solo así puede entenderse la propuesta de perpetuar al ilustre legislador Porfirio Muñoz Ledo en la presidencia de la Mesa Directiva quebrantando el acuerdo parlamentario existente y distorsionando la Ley Orgánica vigente. En el frenesí del poder, los legisladores morenistas se agazaparon en uno de los recovecos legales para vulnerar el acuerdo aclamando que es un honor estar con Obrador y un delirio con Porfirio.
              Las peroratas se atenuaron cuando el Ejecutivo envió una exhortación a los legisladores morenistas para distinguirse de sus predecesores calificando de vergonzosa la intención de modificar las leyes para el beneficio inmediato de los grupos en el poder y los diputados acordaron posponer la reforma que ya querían aplicar. Lo que suceda y cómo suceda, reflejará el control que ejerce López Obrador sobre sus huestes y la solidez de la oposición.
              Porque esta crisis en el legislativo revela una de las aspiraciones de la Cuarta Transformación es la modificación radical del marco jurídico para la reinstauración de una república neo-totalitaria. Algunas de las propuestas y reformas son auténticas guarradas, como la extensión del mandato en la gubernatura en Baja California; otras, exhiben el gandallismo en todo su esplendor, como la propuestas del diputado por el Partido del Trabajo, Óscar González Yáñez para regular los medios de comunicación y evitar que operen a favor de la derecha en el próximo proceso electoral del 2021; y ya se vislumbra la aprobación del Ejecutivo si llegase a surgir la propuesta  de reducir a los plurinominales argumentando la austeridad para justificar la nulificación de la oposición en el Congreso.
              Ante estos desvaríos, exigir la congruencia con lo prometido es un imperativo social. Al momento de escribir esta columna, si es que no lo modifican en la madrugada, el artículo 87 constitucional todavía establece la protesta que rinde el mandatario, y todos los funcionarios públicos, al tomar posesión de su cargo. Protestan guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes que de ella emanan, lo que significa que el espíritu de las leyes es la única garantía contra el despotismo.
La protesta constitucional concluye confiriendo a la ciudadanía el atributo de exigir el respeto a las leyes y el acatamiento ético de sus principios; si antes no lo hicimos, es el mejor momento para denunciar los excesos y abusos del grupo en el poder. Erradiquemos la triste costumbre de presenciar atónitos el desfile de los próceres del régimen que cruzan el Arco del Triunfo portando los ordenamientos quebrantados…

Un héroe en cada hijo te dio


En algún lugar virtual, la realidad se configura con fragmentos cotidianos que recopilan momentos de felicidad y de quebranto en testimonios indudables, capturados desde el ángulo más distante y en la cruel perspectiva de la indiferencia…

            En el taller “Primer repondiente en primeros auxilios” impartido en Cetys Universidad por el Consejo Estatal para la Prevención de Accidentes en Baja California (Coepra),  me percaté de los estragos de la indiferencia generalizada: El incremento de las defunciones ya sea por lesiones o por enfermedad, obedece a la ausencia del socorro inmediato. La insuficiencia de recursos en los cuerpos de auxilio ante el desbordante aumento de habitantes propensos a enfermedades crónico-degenerativas se agrava con la desensibilización social: Paulatinamente, nos desprendemos de los pocos vestigios de empatía y compasión justificándonos con las arbitrariedades jurídicas que castigan a quienes se atreven e intentan socorrer a los heridos en algún percance.

            La evidencia más cruel de la indiferencia ante el dolor ajeno es la virulenta propagación de videos capturados en el lugar de los hechos por personas que se  mantienen impasibles frente a la escena. Detrás de la cámara de un teléfono móvil se captura el momento en que permanecieron ajenos a las contrariedades que atestiguaron y de inmediato, publican el video que exhibe la ausencia de su compasión. 

            En un valeroso intento por revertir esta dolorosa tendencia, la Secretaría de Salud instituyó el Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes (CONAPRA) para disminuir la morbilidad y mortalidad. Y así, en el Protocolo Nacional de Actuación surge el  “Primer respondiente”, identificado como la persona, cualquier persona, que decide acercarse a un lesionado para activar el servicio de emergencias médicas y brindar cuidados prioritarios a la víctima hasta la llegada de una ambulancia.

El objetivo es que haya ciudadanos capacitados como primeros respondientes en todas las comunidades, y yo agregaría, que se predique con el ejemplo la ley del buen samaritano. En el taller me explicaron el sentido común es el más raro de los sentidos y que la llegada del primer respondiente infunde calma a las víctimas;  aprendí que los héroes inspiran la nomenclatura de calles y avenidas, pero yo quiero creer que ésta es una nueva forma de heroísmo y que en cada mexicano hay indicios de una vocación heroica.

Salí del taller convencida de la urgencia de zurcir el lazo de la hermandad prodigando compasión los unos a los otros; que la calidad de la ciudadanía no depende de los dogmas religiosos o políticos y que es prioritario continuar con este esfuerzo, sea cual fuere el partido en el gobierno. Me queda claro que combatir la indiferencia y erradicar los vicios de la apatía es una proeza social que demanda un compromiso humanitario y que la compasión nos confiere un aura de heroísmo en los tiempos en que dolor y el quebranto se propagan como un ocio morboso en testimonios capturados desde el ángulo más distante y en la cruel perspectiva de la indiferencia…
                     

jueves, agosto 22, 2019

Érase que se era... !Y ella dijo que sí!






Dedicada a Niza y a Erick

“La vida es un cuento fantástico y tú eres la protagonista;
el feliz desenlace dependerá de la firmeza de tu pulso al escribir tu propia historia”
LMLM



            En algún lugar apacible, en el instante más feliz de la tarde, el tiempo hizo una pausa y el anhelo más ferviente se concentró en una pregunta; entonces, una palabra fue suficiente para acariciar el más feliz de los sueños…

            Desde la oscuridad de los tiempos, hoy como siempre y desde entonces, los pequeños prodigios nos conducen al ámbito donde predominan las esperanzas; suelen pasar desapercibidos por el ajetreo global pero se realizan todos los días, en momentos inesperados pero largamente anhelados. Son rituales dulces, breves pero con efectos duraderos porque se recuerdan como el primer día del destino de una pareja.

            La única condición para el ritual exige la adaptación evolutiva porque sólo los sobrevivientes al síndrome amoroso podrán transformar la visión egocéntrica en un horizonte compartido. La mutación inicia por contagio involuntario y se intensifica con la fuerza de la atracción en un caprichoso vaivén de señales.  

            El sábado en la tarde, tuve la fortuna de presenciar uno de esos pequeños prodigios que confirma las bondades inauditas de la mutación en dos seres intensamente vivos: Sin percatarse del contagio, paulatinamente se agudizaron los síntomas que alguna vez estudiaron pero que nunca imaginaron en carne propia; con la cadencia de las vigilias se instaló una certeza en todas las neuronas y el ritmo cardiaco registraba una asombrosa sincronía cuando el corazón de ella tarareaba el nombre de él, y viceversa.
            Superaron la etapa del encantamiento con dosis precisas y controladas de oxitocina, sus ojos adquirieron el brillo peculiar de los que se saben amados, se fortaleció el músculo de la empatía y en un momento insospechado, la palabra sacrificio perdió significado. Desde entonces, el ritual adquirió la consistencia de lo inevitable y en la silenciosa inquietud que antecede al frenesí, transcurrió un compás de espera: Él ponderaba las certezas diagnosticando imponderables; ella anhelaba en silencio hilvanando sueños inducidos. Él suturaba complicaciones imprevistas mientras ella cuidaba los suspiros del porvenir.

La selección natural se impuso y se realizó el prodigio. El tiempo hizo una pausa para que él convirtiera el anhelo más ferviente en una pregunta. Y cuando ella dijo “sí”: el planeta entero se comprimió en la breve distancia de un abrazo y la humanidad se redujo a dos especímenes emocionalmente evolucionados y comprometidos. Fue entonces cuando las flores de lavanda desprendieron su aroma impregnando los viñedos para aliviar cualquier atisbo de angustia y todos los que ahí estábamos, evocamos los maravillosos efectos del amor y compartimos lo mejor de nosotros porque recuperamos la habilidad para imaginar finales felices, para creer y recrear los cuentos de hadas. Con el ritual inició el porvenir y en todos los corazones se escribió un recuerdo indeleble cuando ellos acariciaron el más feliz de los sueños…


La Necrópolis del Holoceno



Dicen los que saben, que si persiste el ritmo en la emisión de contaminantes, la humanidad será la única especie en provocar su propia extinción. El avance rumbo al cataclismo en la era Cuaternaria parece incontenible y cada vez se acumulan más agravantes: a la contaminación y al cambio climático ahora se suman los estragos de la sobrepoblación. Global Footprint Network (GFN) es una organización que registra el impacto de la actividad humana en el planeta y ha obtenido un resultado deficitario porque la cantidad de los recursos naturales producidos en un año se agota antes de concluir ese periodo.

En una metáfora contable, GFN determina que en el “Día del sobregiro de la Tierra”  el consumo de recursos excede a su recuperación natural: la advertencia es que ese momento se adelanta paulatinamente desde hace 20 años y en 2019, esa fecha es la más temprana que se ha registrado: el 29 de julio es el día del sobregiro mundial y esta fecha fluctúa dependiendo de los recursos en cada país: “en Colombia, el sobregiro comenzará el 18 de octubre; en Perú el 23 de septiembre; en Venezuela el 23 de agosto; en México el 17 de agosto y en Argentina inició el 26 de junio”.

Los indicadores y los plazos determinados por GNF son una leve estimación del “insustentable desastre planetario” y estos cálculos no proceden de una fantasía distópica sino de la más cruda e implacable de las realidades. El dispendio de los recursos, la extinción de especies y los estragos de la contaminación apresuran el advenimiento de la sexta extinción y esta amenaza exige la concientización de la especie; con ese propósito, 47 artistas enfatizaron los estragos de la depredación humana en la exposición colectiva “Nékros Opsis” que es “una propuesta científico-estética en la que el cadáver de la Tierra se convierte en objeto de estudio, observación y análisis” trasladándonos a un momento posterior al cataclismo del Holoceno. La exposición “Nékros Opsis” se presenta desde el 14 de agosto en el Museo del Instituto de Geología de la UNAM, coincidiendo con el Día del sobregiro en México.  
            La advertencia es contundente: Si no revertimos el déficit planetario el horizonte será apocalíptico y en el epílogo del Antropozoico los caprichos de la naturaleza confirmarán, otra vez, las teorías de Darwin porque sólo sobrevivirán aquellos que se adapten al nuevo ambiente. La próxima era iniciará en el cementerio planetario de las especies extintas, en un paisaje insólito habitado por organismos que respirarán una mezcla tóxica de gases y realizarán sus funciones vitales con el mínimo de nutrientes.
            Por eso, ante la inminencia del desastre, debemos enaltecer el cuidado del planeta como prioridad social, como convicción y cultura, ajena a dogmas e ideologías para erradicar los vicios del consumismo y de la indiferencia, para revertir los estragos infringidos y conjurar las amenazas de la devastación.

Todo cabe en una burbuja



“Un buen día te despiertas y te encuentras con que todo el mundo piensa como tú”
Eli Parisier

En algún lugar volátil coincidieron los fervores silentes y las frustraciones latentes que deambulaban en los recovecos de la hostilidad; al encontrarse, adquirieron la consistencia de lo absoluto y  adoptaron el matiz implacable de una supremacía…

La causa es incuestionable: los crímenes de odio son la reacción a los discursos oficiales de la ultraderecha que inflaman el racismo que creíamos erradicado; los efectos son insufribles: la supremacía blanca se concreta en agresiones porque las armas se venden como caramelos. Lo alarmante, es la frecuencia de los ataques y la ubicación donde se perpetran porque eluden cualquier patrón que permita contenerlos.

La xenofobia que ahora nos flagela se esparce por contagio en el entorno virtual, donde se intensifica. Actualmente, se propaga una teoría de conspiración atribuida a los musulmanes, y a todos los migrantes, describiéndolos como invasores que inciden y alteran la cultura del país que los recibe con la perversa intención de suplantar a los nativos en un futuro cercano. El autor de esta aberración galopante es Brenton Tarrant quien la publicó en Facebook como el manifiesto “El gran reemplazo” poco antes de perpetrar un ataque islamófobo en dos mezquitas de la ciudad de Christchurch en Nueva Zelanda, en marzo de este año.

Al otro lado del mundo, la misma aberración exacerbó el odio de Patrick Crusius quien anunció la “defensa contra la invasión hispana en Texas” en su manifiesto titulado “Una verdad incómoda”, publicado el 4 de agosto minutos antes de irrumpir en un supermercado y disparar contra la multitud “defendiendo a su país del reemplazo cultural y étnico”.

Éste es el evento más reciente en una indignante secuencia de ataques perpetrados por individuos que frecuentan foros virtuales donde comparten los mismos prejuicios, divulgando temores infundados,  compartiendo  frustraciones similares y satanizando a los migrantes. Estos espacios digitales son exclusivos y excluyentes porque sólo acceden usuarios afines con ideas semejantes al amparo de la intolerancia porque las opiniones contrarias, las réplicas y las críticas, los cuestionamientos, son inadmisibles.

En esos espacios virtuales el grado de coincidencia entre los usuarios no es una desafortunada casualidad sino un desliz de la tecnología porque es el resultado del registro de sus actividades en Internet (consultas, compras, preferencias, ubicación). Eli Parisier define como el Filtro Burbuja  a la configuración del perfil digital de los usuarios atendiendo a sus preferencias. Entonces, la inteligencia artificial crea rutas arborescentes que conducen a una opción compartida por otros usuarios que han buscado, comprado o  elegido lo mismo, y todos se reúnen en esa burbuja ajena a las críticas, inmune a los castigos (hasta el momento, no existen lineamientos jurídicos aplicables), y ahí, el odio se intensifica inflamando los fervores silentes y reprimidos, hermanando las frustraciones latentes en un afán aberrante que se proclama como absoluto y se propaga con el matiz implacable de un dogma perverso…

lunes, agosto 05, 2019

La vaporosa frontera de las distopías


En algún lugar del porvenir, más allá de los confines de la lógica se extiende el territorio de lo improbable; ahí suelen deteriorarse las aspiraciones y se vulneran sin piedad los rasgos de la cordura para erigir una aberrante versión del futuro…

            Una de las  manifestaciones de la condición humana es la irrenunciable propensión a soñar que suele reflejarse en el feliz desenlace de las ficciones y en las bondades del paisaje descrito en todas las utopías. Pero el optimismo no es el único atributo para el ejercicio de la imaginación, como siempre y desde entonces, existe la probabilidad de que suceda lo indeseable en el fatídico entorno de las distopías.

            La frontera que separa a las utopías y a las distopías es tan  frágil como la frontera entre la realidad y las ficciones; son vulnerables por naturaleza y etéreas como los pensamientos. Confieso que me fascinan las distopías: porque aún en la más cruel de las tiranías germina la vocación por la verdad y florece, temeraria, una esperanza.   

            Una de las distopías más impactantes es “El cuento de la criada” (The handmaid’s tale), escrita por Margaret Atwood, publicada en 1985. Atwood enfatiza la caprichosa interpretación del antiguo testamento en la dictadura fundamentalista de la república de “Gilead”. Ahí, traspasamos el umbral de la ficción dispuestos a deambular en un régimen despótico donde la intolerancia es una virtud acompañando las vivencias de una protagonista que pierde hasta el derecho a la identidad. La autora advierte que: “En este clima de división, en el que parece estar al alza la proyección del odio contra muchos grupos, al tiempo que los extremistas de toda denominación manifiestan su desprecio a las instituciones democráticas, contamos con la certeza de que, en algún lugar, alguien está tomando nota de todo lo que ocurre a partir de su propia existencia.”

            La descripción de los rituales en Gilead es perturbadora, desconcertante al grado de la indignación por el flagelo inaudito a las libertades. Pero los efectos de la distopía son contundentes al detectar sus semejanzas con la realidad: el desconcierto es atroz cuando se perciben amenazas a las libertades conquistadas; la perturbación es inevitable al escuchar términos religiosos en el discurso oficial; la indignación es inevitable cuando el retroceso hacia el despotismo se justifica argumentando que no hacerlo “generaría una mayor afectación al erario público del estado, generando incertidumbre, económica, política y social, impactando de manera inevitable en los servicios públicos y en el bienestar de los ciudadanos de”…  dónde? Gilead?  

            Atendiendo a la advertencia de esta distopía, es menester señalar las amenazas a las libertades, evitar la imposición de los desvaríos y defender las fronteras de la realidad alejándonos de las aberraciones de Gilead. En el umbral del porvenir es urgente  redefinir el límite entre la legalidad y la obsesión para mantener  el despotismo en el territorio de lo improbable,  como un relato ficticio sobre la destrucción de la cordura en una aberrante versión del futuro…


jueves, marzo 07, 2019

Dialéctica existencial. En busca de la dignidad perdida


En algún lugar de la modernidad, entre los engranes industriales surgió la imperiosa necesidad de reconocer la importancia de la feminidad, de valorar sus esfuerzos y ponderar su influencia en un mundo edificado por la virilidad…

En todas las formas de vida los géneros se complementan y la especie humana no es la excepción. En la oscuridad de los tiempos la reproducción de la especie fue posible por el cuidado que las primeras mujeres prodigaron a los hijos en las cavernas; el derecho materno fue la única secuencia confiable para establecer los parentescos y linajes; la agricultura, el detonante de la Revolución del Neolítico, se atribuye a las recolectoras que esperaban en la aldea el regreso de los hombres que salían a cazar, en un sistema sin dominio ni servidumbre, pero esas condiciones de equidad se desvanecieron con el advenimiento de la propiedad privada y la civilización.

A finales del siglo XIX cuando la industria se erigió como la fuente predominante de sustento, la aguda desigualdad social y la pobreza galopante obligaron a las mujeres a salir del hogar para incorporarse al lumpen de las fuerzas productivas. El 8 de marzo de 1908, 15.000 mujeres se manifestaron por las calles de Nueva York para exigir un recorte del horario laboral, mejores salarios, el derecho al voto y el fin del trabajo infantil. El eslogan que eligieron fue "Pan y Rosas": el pan simbolizaba la seguridad económica, y las rosas, una mejor calidad de vida. En 1910, en Copenhague, en la conferencia internacional de organizaciones socialistas se propuso la creación de una Día Internacional de la Mujer; desde entonces, en esta conmemoración la palabra clave es “empoderamiento”: un concepto tan antiguo como la vulnerabilidad femenina y tan vigente como la desventaja que deben remontar todas las mujeres en un mundo falocéntrico.

La Fundación del Español Urgente, Fundéu, indica que “empoderar” es un antiguo verbo español que adquirió un nuevo significado: ‘Hacer poderoso o fuerte a un individuo o grupo social desfavorecido’. Luego entonces, el empoderamiento implica los esfuerzos de la mujer para acceder a las oportunidades, a los recursos y al conocimiento en un contexto de desigualdad. Esta definición fue oficialmente adoptada en la Conferencia Mundial de las Mujeres en Beijing (1995) “para referirse al aumento de la participación de las mujeres en los procesos de toma de decisiones y acceso al poder”. 

Al margen de las políticas públicas y de los proyectos gubernamentales, la mujer aporta, todos los días, sus esfuerzos, sus cuidados, sus ideas en todos los ámbitos en que se desenvuelve; su presencia es imprescindible (como lo es la figura masculina) en la dialéctica existencial de nuestra especie pero la reivindicación de la mujer es un imperativo ancestral; la fragilidad de la mujer es un prejuicio que surgió hace miles de años, tergiversando la reciprocidad en las cuestiones de género, imponiendo un paradigma excluyente con la  percepción parcializada  en un mundo edificado por la virilidad…         


jueves, febrero 14, 2019

Había una vez un elixir. Entre la ciencia y la conciencia: la sintiencia


En algún lugar incontenible, en la grieta más profunda del pensamiento surge el impulso de todos los esfuerzos, la ilusión de los mil y un afanes, el motivo de los desvelos y la razón en la vigilia…

            Por el misterio que siempre lo envuelve, el amor ha sido una incógnita perpetua. Todo se remonta al mandato congénito de aceptación y pertenencia que se concentra en los recovecos de la mente. Las teorías recientes ubican la capacidad de amar en una delicada secuela evolutiva cuando el refinamiento cognitivo propició la búsqueda del alter ego biológico.
            Ahora se sabe que la esencia del amor proviene del hipotálamo y se han identificado dos momentos (como lo explica Rodrigo Pedroza, director del Laboratorio de Neurociencia de la Universidad Iberoamericana): durante el enamoramiento se liberan dopamina (provocando euforia) y cortisol (el detonante de la angustia). Entonces, se produce una extraña sincronía biológica: mientras en la mujer se elevan los niveles de testosterona en el hombre disminuyen, ella se desinhibe y él sólo tiene ojos para ella. El enamoramiento se transformará en una relación estable y duradera cuando la dopamina y el cortisol se reduzcan a su mínima expresión y aparezcan la vasopresina y la oxitocina propiciando la creación de lazos y prodigando la sensación de seguridad.
            La oxitocina, también conocida como el “elixir de la felicidad”, podría ser el antídoto perfecto para muchos padecimientos, obtenerla es realmente fácil y sus efectos son inmediatos: los científicos han comprobado que 8 abrazos al día son suficientes para lidiar con todas las angustias del mundo cruel porque una gota del elixir es suficiente para que en nombre del amor desafiemos convencionalismos, remontemos distancias resistiendo los efectos del tiempo y cuando invocamos al amor, el sacrificio pierde sus matices fatales en una generosa manifestación de empatía.  
            Y entre la ciencia y la conciencia apareció la “sintiencia” que llegó del ámbito filosófico para designar “la capacidad de sentir”; luego entonces, todos los que somos sintientes, y esa capacidad la exacerbamos por el afán de materializar lo intangible:  Conforme se acerca el día de los enamorados, y en nombre del amor, las rosas rojas se encarecen, los chocolates saturan los aparadores y los muñecos de peluche enfrentan heroicamente el riesgo de una súbita extinción. Como en un cuento de hadas, los efectos del elixir fantástico desaparecen en la medianoche y desde el primer minuto del 15 de febrero, las rosas, los chocolates y los peluches pierden su encanto y los sintientes recuperamos la apatía cotidiana y consuetudinaria.
            Es probable que la sintiencia desaparezca en la próxima mutación pero también es posible que la ciencia produzca las dosis precisas del elixir para que la conciencia metabolice la vocación amorosa, infundiendo en el corazón el impulso para todos los esfuerzos, prodigando ilusión para los mil y un afanes, un motivo para los desvelos y la razón en la vigilia…
Un abrazo…  con mucha oxitocina!

jueves, febrero 07, 2019

Vivir: conjugado en presente perpetuo. ¿Te acuerdas de la última vez?



            En algún lugar de la nostalgia, escritas con letras de oro, grabadas en la memoria y enaltecidas por los efectos del tiempo resplandecen todas las últimas veces, los hitos que en su momento pasaron desapercibidos…

            La vida de los seres humanos transcurre en un perpetuo presente porque sabemos que el pasado ya es inmutable y que el futuro es impredecible. Y así, viviendo día a día, creemos postergar la llegada de la vejez, omitimos todas las posibilidades de algún quebranto y condicionamos la llegada de la felicidad a la realización de algún propósito. Y ahora, cuando la ética del lucro ha condicionado nuestra percepción de la realidad, es muy común que la felicidad se logre cuando se adquiera o se ostente algo.

            Por un hábito de la memoria destacamos siempre el momento de la primera vez: los primeros dientes, los primeros pasos, las primeras palabras, el primer día en la escuela, el primer beso... Instantáneamente identificamos los primeros momentos y los atesoramos como el umbral donde iniciamos una nueva etapa, y así, la vida transcurre felizmente de una primera vez a la siguiente y a la que sigue.

            Eventualmente, los acontecimientos nos revelan que el tiempo transcurre aunque no nos percatemos de ello y miramos hacia el pasado buscando lo que ahora ya no se tiene. Y así, escudriñando concienzudamente los recuerdos, en el lapso entre las primeras veces ubicamos aquellas últimas veces, que en su momento fueron cotidianas y que pasaron desapercibidas pero que en retrospectiva adquieren importancia vital porque constituyen otros hitos en nuestra historia, los puntos sin retorno que determinaron un cambio en el rumbo. He ahí la paradoja de las últimas veces: vivirlas sin percatarnos de que son el final de un capítulo en nuestra vida.

La excepción que confirma la regla sucede cuando los cambios en la vida son voluntarios, intencionados y previstos; entonces, nos aproximamos día a día, y plenamente conscientes, al momento de la última vez. Tenemos el privilegio de valorar en su justa dimensión todos los momentos que la preceden y prepararnos para lo que vendrá después. Salvo esas escasas excepciones, es humanamente imposible identificar instantáneamente las últimas veces.

Por eso, lo recomendable sería adornar la cotidianidad con la intensidad de las últimas veces y la intencionalidad de las primeras; valorar todos los momentos, todas las circunstancias y disfrutarlos por el simple hecho de estar ahí. La nostalgia adquiere los matices del remordimiento por las oportunidades perdidas, los momentos eludidos y las palabras no dichas porque el bien más valioso es el tiempo: esos minutos que parecen segundos cuando disfrutamos la compañía de alguien.

La mejor previsión para el futuro consiste en otorgarle calidad a todos nuestros momentos; sólo así podría desvanecerse la paradoja de las últimas veces y el matiz doloroso de la nostalgia; sólo así, los efectos del tiempo serán bondadosos y todos los momentos resplandecerán con la intensidad de las últimas veces…
           

Un dilema de largo aliento


“Fiat iustitia, ruat caelum.”
Hágase justicia, aunque se caiga el cielo.
Lucio Anneo Séneca

            En algún lugar de la vanguardia, precediendo todos los discursos se erige el estandarte que guiará todas las acciones y justificará todas las reacciones; con el advenimiento del nuevo ideal se reinterpreta la historia y se redefinirá el porvenir…

            La reinvención del Estado suele intensificarse en los gobiernos de transición y es entonces cuando las necesidades insatisfechas y los problemas desatendidos deberían transformarse en los satisfactores y las soluciones del nuevo régimen. El contraste, como virtud y como proyecto, suele instaurarse desde los primeros días del nuevo gobierno con el criterio que habrá de definir las prioridades en las políticas públicas.

Más allá del ímpetu demostrado por la infatigable condición de los gansos, el régimen de Andrés Manuel López Obrador emprendió el vuelo mucho antes de la transmisión oficial del poder y desde entonces se enarboló por los cielos el estandarte del combate a la corrupción como la estrategia primordial para resolver los problemas que afligen a l@s mexican@s.

Tras décadas de desencanto acumulado por un sinfín de aberraciones sin castigo, cuando Andrés Manuel prometió que no habría nada ni nadie por encima de la ley, las expectativas se elevaron hasta el firmamento. Cada cual en su circunstancia, imaginó el feliz desenlace de un drama nacional exacerbado por la desigualdad social y la procuración discrecional de la justicia; cada quien desde su perspectiva, celebró el combate a la corrupción. Con esta lógica, la revelación de una compleja y complicada red de complicidades en el robo de hidrocarburos en todo el territorio nacional se entiende como el inicio del combate a la corrupción: el éxito dependerá de la aplicación de la ley, en un auténtico Estado de Derecho. Y es ahí, donde resurge el legendario dilema que atormenta a todos los gobernantes: aplicar la ley aunque al hacerlo disminuya la aceptación popular o el favor de las elites. Solo así puedo explicar las recientes redefiniciones del crimen y la reconfiguración del ámbito delictivo que pretenden instaurarse. El latrocinio y la depredación de la riqueza nacional no admiten atenuantes cuando sus estragos han deteriorado la calidad de vida de una inmensa mayoría de mexican@s.

 El dilema de los gobernantes (entre procurar el amor de los ciudadanos o inculcarles temor) nunca ha sido fácil. Tampoco lo es ahora cuando el estandarte de la Cuarta Transformación ondea ya en la idiosincrasia nacional como el abandono de las actitudes que deterioran la calidad de la ciudadanía y la erradicación de los vicios que nos envilecen. Las expectativas están por los cielos y tod@s anhelamos que por fin, se haga justicia aunque se caiga el cielo. Todas las miradas coinciden en el ideal reinstaurado de una patria justa y generosa, todos los afanes se aprestan a la reivindicación del bien común como valor cívico, todos los anhelos convergen en la legalidad como la pauta que redefinirá el porvenir…    


jueves, enero 24, 2019

Desidiotizar la idiosincrasia


“La televisión comercial es para enajenar a los jodidos.
No pretende más que incorporar a los pobres a la sociedad de consumo.
Y tampoco pretende sacarlos de esa condición. Mucho menos instruirlos”.
Emilio Azcárraga Milmo

            En algún lugar distante y ajeno a la cotidianidad, se diseña una realidad alterna, un mundo paralelo habitado por estereotipos que moldearán la idiosincrasia de las masas con la emisión constante de imágenes en detrimento del raciocinio…

Supongo que fue una mera casualidad. Tal como la describió Giovanni Sartori, la función primordial de la televisión fue magistralmente definida por Emilio Azcárraga Milmo en 1992 en un arranque de satisfacción por el éxito en la URSS de la telenovela mexicana “Los ricos también lloran”. Desde entonces, año tras año, la programación en los canales de televisión abierta han confirmado la visión del magnate y han excedido los niveles de la idiotez teledirigida (entendida como el desinterés en los asuntos públicos o políticos inculcado en la telecracia).

            En este escenario, el presidente de un país habitado por “homo videns” intenta revertir los estragos de la telecracia asumiendo el control personal de la comunicación social de su gobierno: de lunes a viernes a las 7:00 de la mañana el mandatario realiza una rueda de prensa para informar sobre los aspectos relevantes en la agenda pública. Quiero creer que con el mismo afán surgió la propuesta de la creación del Sistema Público de Radio y Televisión (SPRyT), esencialmente autónomo e independiente, cuyo propósito será informar con objetividad y profesionalismo, sin injerencia del Estado en los contenidos que se transmitan.

Podría decirse que estamos donde los senderos se bifurcan y muy cerca del punto sin retorno: Por el impacto de los medios masivos en la opinión pública, los contenidos transmitidos por el Estado podrían revertir los estragos idiotizantes de la televisión comercial, o bien, podrían inculcar el dogma del Estado como la única verdad absoluta propagando un credo absolutista.

Los indicios son alentadores: el futuro encargado de la coordinación de los medios públicos es el periodista Jenaro Villamil quien declaró que no imitarán el modelo comercial (glorificado por Azcárraga) porque se respetará el derecho a la información de la ciudadanía apostando a la inteligencia de las audiencias y afirmó: “Nunca más una televisión para una clase media jodida que no va salir de jodida".

Ojalá que logren sus objetivos y se reviertan los estragos de la idiotez teledirigida dignificando la función de la televisión para combatir la ignorancia y los prejuicios que agobian al pueblo mexicano; ojalá que predominen el mandato ético de informar sin sesgos y el respeto a la inteligencia de la audiencia nacional, que desaparezca el estigma de la jodidez que aflige a la Heroica Clase Media (con mayúsculas) que alivia sus angustias en los vericuetos de una realidad alterna que la distrae de las cuestiones públicas que afectan su calidad de vida; este esfuerzo será encomiable si se reconstruye la idiosincrasia de las masas con la emisión constante de información objetiva y verificable en un nuevo proceso de comunicación que agilice los procesos del raciocinio…


La reinvención de los viejos hábitos


En algún lugar agitado y concurrido, mientras se reduce el espacio vital la última pisca de cordialidad se resiste a los modales de la indiferencia circundante; la cercanía ya no significa proximidad pero se reinventan los rituales del apego…
           
            A fines del siglo XX, Marc Augé detectó la transformación de los espacios públicos en vías de comunicación, circulación y consumo; poco a poco desaparecieron: las plazas donde alguna vez socializamos, los puntos de encuentro y los afectos espontáneos que nacían al frecuentar algún negocio. Ahora, el ritmo de la vida es más acelerado, nos desplazamos de un lugar a otro sin reparar en quienes nos rodean o nos atienden porque es improbable que los encontremos otra vez, y si así sucediera, no los reconoceríamos.

            La proliferación de las vías de comunicación, circulación y consumo (conocidas como “No lugares”) se agudiza por los efectos colaterales de la tecnología en las comunicaciones que nos envuelven en una pequeña burbuja digital aislándonos de las personas físicamente cercanas. Y así, en la aldea global se volvieron anacrónicos los rituales de convivencia. Por ejemplo: compartir los alimentos con la familia, que fue un momento festivo desde el paleolítico cuando la cacería era el medio de subsistencia; durante siglos, la hora de la comida o de la cena fue el momento del día destinado a la familia y la presencia en la mesa implicaba disciplina y respeto. Ahora, una reunión familiar se reduce a una mera coincidencia porque la atención de los comensales se concentra en los teléfonos inteligentes.

Sí: lo único constante es el cambio. La convivencia, el juego, el enamoramiento, el trabajo, el ocio, y todo lo que se le ocurra, se realizan sin las limitaciones del tiempo y del espacio y el ritual del mercado no es la excepción: las compras en internet han desplazado a las tiendas y ya son varias las firmas comerciales que han cerrado sus locales. La experiencia de visitar una tienda también está a punto de extinguirse: el ritual de ver los escaparates, recorrer pasillos buscando lo que no se necesita, descubriendo las ventajas de nuevos artefactos, revisar los productos, probarse las prendas, serán hábitos obsoletos a la brevedad posible.

El comercial más reciente de la cadena norteamericana de autoservicio Walmart promueve un nuevo procedimiento para adquirir mercancías: el pedido se hace por internet y el paquete se recibe en el estacionamiento. El comercial “Grocery Pickup – Famous Cars” se estrenó durante la entrega de los premios Golden Globes y en pocas horas rebasó los 17 millones de reproducciones en YouTube lo que augura la rápida expansión de esta nueva forma de comprar.

En un futuro cercano seremos compradores con un número de cuenta que no saben quién recibe y envía sus pedidos, habitantes de un “No lugar” planetario. Pero aún en ese escenario, subsistirá la necesidad de aceptación y la última pisca de cordialidad continuará resistiendo los modales de la indiferencia circundante y el apego se reinventará en nuevos rituales…


Una moraleja anticipada


En algún lugar intrincado, la dinámica de los fluidos y el volumen delictivo se desplazaban en una siniestra ecuación eludiendo los recovecos del crimen en el laberinto de las complicidades…

El operativo contra el robo de hidrocarburos implementado en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador revela la existencia de una complicada red de complicidades cuya extensión, magnitud y profundidad plantean incógnitas por esclarecer. Los analistas identifican la trayectoria del dinero y esta ruta inicia con cantidades escalofriantes (porque exceden la capacidad de asombro) e insufribles (porque son una ofensa a la inteligencia): Pemex reportó 12, 581 tomas clandestinas que extraían gasolina durante 10 o 12 horas todos los días, razón por la cual disminuía “notablemente” la presión en los ductos pero esta anomalía pasó desapercibida durante tres sexenios; el monto de las fugas en los ductos ascendió a 60 mil millones de pesos anuales que fueron debidamente registrados como merma pero hasta el momento no se han cuantificado los beneficios mal habidos.

Sí… parece el inicio de un relato surrealista ubicado en la República del Infeliciaje. Y si agregamos el contagio de pánico en las redes sociales provocando reacciones histéricas y compulsivas, tendríamos los elementos para un episodio negro, tan negro como el cartel [1] que controla el huachicoleo y tenebroso como el origen de la palabreja.  La decisión es temeraria: acabar con una fuga estratosférica, y con sus estragos en el gasto público, implica un esfuerzo monumental por los recursos humanos, materiales y técnicos que exige, por la intrincada red de intereses y complicidades que afecta, por los retos de su implementación y por el costo social derivado de molestias e inconformidades.

La moraleja de este episodio es que la Cuarta Transformación exige mucho más que las acciones del gobierno: requiere una perspectiva diferente para aceptar la crítica y la apertura necesaria para incluir alternativas y soluciones propuestas por los sectores ajenos a la administración pública; pero el factor más importante es la reingeniería social, el vencimiento de las inercias en un giro de 180 grados en la actitud generalizada. La erradicación de los vicios, excesos y abusos en el poder exige la adopción del bien común en las prioridades individuales, recuperar la noción extraviada de la patria como factor de identidad y cohesión, pensar y actuar por y para nosotros. Pero si la Cuarta Transformación se concentra en un Estado Todopoderoso y Dogmático (que todo lo puede y no acepta cuestionamientos, réplicas ni críticas) el resultado será una Transformación de Cuarta.

Son muchos los hábitos nocivos que todos debemos extirpar de nuestra singular idiosincrasia y el reto es colosal. La construcción del porvenir es una faena social que habrá de realizarse de arriba hacia abajo y viceversa, inculcando el valor civil como el atributo imprescindible de los mexicanos dispuestos a erradicar los recovecos del crimen en el laberinto de las complicidades…

            [1] La periodista Ana Lilia Pérez Mendoza identifica a los implicados en el robo de hidrocarburos en su libro “El cartel negro”.