domingo, mayo 29, 2011

Indignación primaveral

"Mayo del 68, pide lo imposible; Mayo de 2011, consigue lo imposible"
Los indignados de París

En algún lugar de la primavera se produce la secuela inexorable de las épocas, reverdecen los bosques del pensamiento, las convicciones abandonan el capullo del letargo, germinan las afinidades. Por eso, las inclemencias y las hostilidades del desencanto preceden al despertar de las conciencias…

Desde siempre y desde entonces, cuando las inequidades se agudizan y el desencanto se generaliza las voces ciudadanas convergen en un reclamo legítimo y una convocatoria espontánea tiene el poder suficiente para movilizar los engranes oxidados de la empatía social. Así sucedió en la Primavera de1968 alrededor del mundo y así emerge en el 2011 la Primavera democrática.

La primavera de los indignados es la movilización ciudadana que inicia el 15 de mayo en Madrid y que se extiende rápidamente a través de las redes sociales a las grandes ciudades españolas; los jóvenes tomaron las principales plazas hasta que fueron desalojados por la fuerza pública en la Plaza del Sol. La represión policiaca exacerbó las convicciones ciudadanas y a partir de entonces los españoles acampan en la plaza del Pilar de Zaragoza, en la plaza de Cataluña y en cualquier otro punto de la geografía española donde la ciudadanía ejerce estos días su derecho constitucional de reunión pacífica.

Cuando la indignación es legítima y la protesta es auténtica se desencadena la empatía social; al margen de los consorcios mediáticos las convicciones de transmiten por contagio, las esperanzas fallidas y aletargadas florecen en la primavera y se dispersan por la rosa de los vientos. Los efectos de la primavera democrática se percibieron en París: un millar de jóvenes, se reunieron en la plaza de la Bastilla para protestar, como lo hicieron los “indignados" españoles”, contra "el desempleo, la precariedad, la corrupción" y la "deriva de la democracia". La movilización parisina inició el 19 de mayo, y las concentraciones se realizan cada semana.

En la aldea global se incrementa la cantidad de personas desesperadas en un régimen atroz que ejerce la implacable ética del lucro, la multitud de aquellos que ya no tienen nada qué perder aumenta exponencialmente, pero la perversa progresión del desencanto provoca una reacción igualmente vertiginosa y en esta explosión primaveral resurgieron las convicciones ciudadanas. La primavera de la indignación seguirá su curso derrumbando las estructuras convencionales y entrelazando afinidades en el ágora electrónica se configura una democracia más participativa y humana. Las protestas de los indignados entibian la apatía de un sistema materializante, y en la secuela inexorable de las épocas, las inclemencias y las hostilidades del desencanto preceden al calor de una nueva primavera cuando despiertan las conciencias…

domingo, mayo 22, 2011

Retórica barata

En algún lugar de la retórica, en el tomo de la persuasión y en capítulo de la ética se establece una regla inquebrantable cuya obediencia determina el impacto social de los discursos y la autoridad moral de quien los pronuncia...

Dicen los que saben que los efectos del poder se establecen en los discursos, que la persuasión es el motivo que desencadena los cambios en las ideas, las opiniones y en las pautas de conducta, y que por eso, desde que la oscuridad de los tiempos, la influencia de una persona depende de la calidad de su discurso.

Si los ojos son el espejo del alma, luego entonces: el lenguaje es el reflejo de la personalidad; el impacto de un discurso está íntimamente ligado a la ética de la persuasión y a la retórica. No obstante, estos recursos sólo son infalibles cuando los ejecutan mentes brillantes; por eso, cuando abundan las baratijas retóricas en los discursos se proyecta una mentalidad incipiente, un carácter frenético, la ausencia de talento.

Sí! Los artífices de los grandes discursos han logrado convencer con la contundencia de sus razones y motivaron a pueblos y naciones con la validez de sus argumentos. Las obras maestras de la oratoria coinciden con los hitos en la historia. Son piezas excepcionales, inigualables. Y además deberían ser inimitables: la retórica establece reglas escrupulosas en las similitudes, porque existe una diferencia contundente entre las comparaciones y las imitaciones: si las comparaciones suelen ser odiosas, las imitaciones son poco más que despreciables.

Entre las líneas de los discursos recientes de Felipe Calderón se adivina la obsesión por legitimarse, la imperiosa necesidad de justificar las necedades injustificables en el ocaso de su régimen. Pero sobre todo, son evidentes los acentos de la desesperación. Sólo así pueden explicarse las aberrantes comparaciones del calentamiento global con un partido de futbol soccer, los disparos de un arma con los tragos de tequila, los efectos del narcotráfico con el glamour hollywoodense, los cárteles de la droga con las letras de una incógnita.

Sí! … fueron expresiones ridículas, y tal vez tolerables por el caudal de burlas que provocaron. Pero la peor de sus estrategias discursivas fue la increíble (pero por la dificultad de creer) comparación de su régimen con el contexto de Winston Churchill. La comparación es fatal porque no existe ninguna similitud, ni en la realidad ni en la retórica. Equipararse con un verdadero estadista fue una auténtica desgracia (pero por la falta de gracia y talento), una perorata infortunada, un llamado intrascendente a la victoria, un discurso con un impacto negativo, ejecutado con la desesperación como estrategia que exhibe la escasa autoridad moral de quien iracundamente lo pronunció...

domingo, mayo 15, 2011

En el cuaderno del estudiante

“Y una pedagogía y una educación que no se propongan
la cancelación de la explotación, del sufrimiento de los inocentes y del mal gratuito quedan reducidas a una función más del engranaje social,
a una legitimación del supuesto orden social.”

Educar es responder del otro. Pedro Ortega Ruiz

Dedicada a mis compañeros docentes en Cetys Universidad, a todos los profesores que he tenido en mi vida, y a todos, todos los seres humanos que tienen el valor de educar.

En algún lugar del aula, entre los pupitres y los libros, mientras el maestro calcula el diámetro del mundo, los alumnos trazan la circunferencia de su destino; y es ahí, en los cuadernos del estudiante, donde quedan inscritas las grandes esperanzas…

La enseñanza es la primera manifestación del pensamiento que surge en los albores de la especie humana por la imperiosa necesidad de sobrevivir. Y como siempre, y desde entonces, la enseñanza es un esfuerzo humanizante que considera a los otros como semejantes sujetos a los mismos avatares del destino, y al perseguir el bien común, ubicó a nuestra especie en la cúspide del planeta. Por la esencia humana de la enseñanza, todos hemos compartido experiencias y saberes y todos hemos aprendido algo alguna vez de quienes comparten algún momento en nuestra vida. Pero cuando la educación se institucionaliza y adquiere un carácter formal, surge la figura del profesor como el responsable de abrir las puertas del mundo para que los alumnos emprendan la búsqueda del destino.

Por la influencia de algún profesor se comprenden los misterios más intrincados o se aborrecen las fórmulas más elementales, porque sus atributos como educador condicionan la percepción y el aprendizaje de los alumnos. Es ahí donde reside el peso específico de la labor docente: se educa con el ejemplo, se motiva con las aspiraciones. Cuando la docencia no se ejerce por vocación es posible detectar el acento de la frustración en la palabrería del profesor. Cuando se enseña sin convicciones se incorpora a la clase el elemento indeseable de la mediocridad.

No!.. La escuela no debería sustituir a la educación familiar, pero por los cambios en el estilo de vida los hogares permanecen vacíos hasta que los padres regresan del trabajo. Y en un entorno caracterizado por la abundancia de desinformación y la ausencia de modelos de excelencia, es imperativo que la educación eluda el mandato del mercado y recupere el compromiso ético de formar seres humanos conscientes de los contrastes del mundo y profesionistas con la suficiente sensibilidad social para trabajar por el bien común: volver a los motivos primigenios de la enseñanza para humanizar a una generación deshumanizada. Y en todas las áreas del saber, los egresados despejarían la incógnita de la justicia social, si consultaran de vez en cuando aquellos cuadernos donde dejaron inscritas sus grandes esperanzas…

Feliz Día del Maestro!

domingo, mayo 08, 2011

Las voces del quebranto

En algún lugar del duelo, la impunidad y la impotencia flagelan los atisbos de la resignación y desde el fondo de un corazón herido emerge el clamor por la justicia; y las voces del quebranto que irrumpen el silencio oficioso suavizan las fibras endurecidas de la empatía y esparcen el valor civil entre los versos de un poema…

El domingo 8 de mayo, el centro neurálgico del México se transformó en la explanada del duelo por la concentración espontánea de los ciudadanos que aún lloran por la muerte o la desaparición de familiares y que han perdido la fe en la procuración de justicia. La marcha por la paz y la justicia encabezada por el poeta Javier Sicilia es la expresión de un lamento generalizado, de la exasperación de los dolientes ante un sistema corrompido de justicia.

No!... esta no es la primera, ni será la última de las marchas exigiendo justicia y seguridad, pero sí es diferente: la marcha se ha mantenido impoluta al rechazar la intervención de partidos y personajes políticos, y esa línea irrevocable le confiere legitimidad y autoridad moral. Y no!... ninguna de las marchas anteriores provocaron una reacción tan colérica y obstinada del ejecutivo.

En uno de sus peores alardes de autoritarismo, Felipe Calderón pretendió diluir esta protesta con el gastado argumento de la guerra contra el crimen organizado, en un discurso obstinado y beligerante el mandatario malinterpretó el reclamo de justicia, confrontó a los mexicanos del bien contra las gavillas del mal, y en un paralelismo sin sustento, equiparó esta cruzada obstinada con la gesta heroica de Puebla en el 1863. Sólo faltó que enunciara con toda pompa y circunstancia que por decreto del cielo todos los hijos de esta patria son soldados a su disposición.

No… no es fácil prever el desenlace de esta marcha y todos los pronósticos serían aventurados. Las protestas que le preceden terminaron en nada: en foros mediáticos con la participación de especialistas y personalidades que no produjeron ningún cambio, en foros inocuos donde las autoridades escucharon con oídos sordos los reclamos de las víctimas, en diálogos con representantes de un gobierno marcado por la necedad que culminaron sin conclusiones ni compromisos.

Pero no es fortuito el resurgimiento de la solidaridad entre los dolientes, de la empatía entre los compatriotas que sobreviven en esta patria sin ley y sin justicia. No. No es una utopía poética esperar un México mejor. No. No es un sueño que el llanto de los otros provoque una indignación nacional. No. El futuro no es un lugar remoto, es la secuencia inmediata que se escribe en el presente con las voces del quebranto que irrumpieron el silencio oficioso, que suavizaron las fibras endurecidas de la empatía y esparcieron el valor civil entre los versos de un poema…

domingo, mayo 01, 2011

El cuento sin un final feliz

“Siempre hay un momento en la infancia,
cuando la puerta se abre y deja salir al futuro.”
Graham Greene

En algún lugar del tiempo, poco después del umbral de la vida, se emprende la aventura maravillosa de la infancia; pero suele suceder que todas las bendiciones de la inocencia se desvanecen en un entorno denso, turbio y violento…

Atendiendo al inexorable transcurso del tiempo y con una visión optimista, durante la modernidad surgió un proyecto para crear un mundo mejor en un futuro no muy lejano; y la única estrategia viable para lograrlo requería inculcar la empatía, la fraternidad y la tolerancia en los ciudadanos del futuro. Ese fue el fundamento para la Primera Declaración de Protección a la Infancia en Ginebra en 1923 y de la instauración del 30 de Abril como el Día del Niño durante el régimen de Álvaro Obregón. En ese día festivo se consagraba como imperativo el bienestar de todos los niños del mundo.

Pero muchos ideales de la modernidad se desvanecieron en el ajetreo del mercado y en el flagelo de la ciencia al servicio del poder; y aquella esperanza en un mundo feliz se dispersó por el implacable efecto de la violencia como régimen.

Hoy por hoy, la infancia provoca mil y un versiones en un mundo de nunca jamás. La violencia y el lucro penetraron y corrompieron el tejido social, y ahora, la realidad es un compendio de visiones y percepciones que provoca versiones contrastantes. Y mientras algunos celebramos la felicidad como atributo indeleble de los niños, otros lamentan la pérdida irreversible de la inocencia de los pequeños, ya sea por el maltrato y del desamor de sus padres, por su incorporación a las huestes del crimen organizado, por el flagelo de la enfermedad, por la necesidad de trabajar, y por todas y cada una de las causas que los obligan a comportarse como adultos chiquitos.

La frialdad de las cifras es lacerante cuando ejemplifica el efecto de un entorno violento y hostil en los niños, afortunados o desafortunados: 9% padecen rasgos depresivos, dos millones y medio de niños no acuden a la escuela, México destina solo el 1% del erario para evitar la violencia, abuso o explotación infantil. Recientemente, el presidente de la Comisión de Participación Ciudadana de la Cámara de Diputados, Arturo Santana Alfaro, indicó que existen alrededor de 25 mil niños sicarios y por lo menos 100 mil son adictos. Si agregamos la cifra imponderable de todos los niños que fallecen por una deficiente alimentación o por los obstáculos para recibir la ayuda asistencial, la resultante es un dolor profundo, una impotencia insufrible y la lúgubre certeza de que el día el niño no hay motivos para celebrar.

Sí!... la apertura del criterio exige abandonar momentáneamente el entorno propio para sensibilizar la conciencia, requiere considerar las modalidades alternas y desconocidas de la realidad.

Y tiene razón!.. Es un ejercicio extenuante que provoca reacciones profundas e intensas pero también fortalece el músculo atrofiado de la empatía, ese propósito postergado en un mundo cruel y materializante que está produciendo generaciones de pequeños tiranos, de niños apáticos, aislados y egoístas, de niños marcados por la violencia y el abandono. Y este relato no tendrá un final feliz en un mundo mejor porque los protagonistas del futuro han perdido todas las bendiciones de la inocencia en un entorno denso, turbio y violento…