domingo, marzo 29, 2009

Un pasado y dos historias

En algún lugar patriotero, por debajo de los niveles éticos, en un prístino laboratorio se distorsiona el pasado y se escribe el argumento apócrifo de la versión oficial; pero la naturaleza es sabia y la luz de la verdad es incontenible, y justamente ahí, donde se distorsiona el pasado, la realidad se fragmenta en mil y un imágenes de la memoria y se refracta en las lágrimas de los deudos sin resignación…


Dicen por ahí, que la noche del 2 de Octubre de 1968 en Tlatelolco no se olvida, que tampoco se han olvidado el 10 de Junio de 1971, ni todos los días ni las noches de la guerra sucia, y que el recuento de los daños se elabora religiosamente cada octubre desde hace cuarenta años.


El único sobreviviente de aquellos brutales episodios represivos es Luis Echeverría Álvarez, el ex presidente con ochenta años y la responsabilidad histórica, jurídica y moral a cuestas por la masacre de 1968 y por la cacería furtiva de estudiantes y disidentes. Todos los involucrados en aquella guerra sucia fallecieron antes de afrontar las consecuencias de sus actos u omisiones. Por eso, el resentimiento de una generación entera se concentra hoy en la figura del tirano que sobrevive y que se burla de la ley y de la historia.


Por eso, el 26 de marzo del 2009 se incorporará al almanaque nacional, porque ese día se concluyó un capítulo más en la larga y sinuosa Historia de las Infamias y la Ignominia en México: el Quinto Tribunal Colegiado en Materia Penal ratificó el amparo y exoneró al ex presidente Luis Echeverría del delito de genocidio; con ello se extinguen las acciones judiciales en su contra y el tirano, que se encontraba en un cómodo arresto domiciliario, recuperó su libertad.


Y por enésima vez, México es el campo de batalla donde se enfrentan las dos versiones de la historia: la oficial y la real. Este capítulo en la Historia de la Ignominia Nacional es la evidencia de la tensión que aún existe entre las antípodas históricas: el abogado Juan Velázquez declara que su cliente, Luis Echeverría, no es responsable de la masacre del 2 de Octubre; y Marcelino Perelló, testigo presencial de los hechos, egresado de la UNAM y ex integrante del legendario Comité Nacional de Huelga afirmó que, en efecto, (y cito textualmente su gloriosa afirmación) “Luis Echeverría no es un delincuente, porque es un hijo de la chingada”.


El esclarecimiento de los acontecimientos de 1968 y la subsecuente guerra sucia se vislumbró como una posibilidad de la alternancia en el poder (en sexenio de Vicente Fox) con la creación de la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp), encargada de resolver el conflicto entre las dos versiones de la misma historia; sin embargo, los gobiernos del cambio asimilaron las lecciones del Priato y las emularon. Ahora, no existe diferencia alguna entre aquellos regímenes y los actuales.
Durante cinco años se revisaron exhaustivamente las 59 mil fojas del expediente para concluir que no se encontró ni una sola evidencia que confirme la responsabilidad del ex presidente. El nefasto desenlace del proceso judicial emprendido contra Luis Echeverría por una fiscalía que ya desapareció (Femospp), confirma el talante pernicioso de la versión oficial de la historia nacional, escrita por la elite en el poder a su conveniencia.


La tergiversación del pasado es una de las especialidades de la clase gobernante mexicana, esa elite experta en fabricar mitos y héroes, en encubrir crímenes y delincuentes. Pero la otra historia, la verdad histórica es ineludible. La crónica de la realidad, (experimentada y/o atestiguada) cohesiona a los pueblos por la atracción de las memorias compartidas y les confiere conciencia social. El discurso histórico construye las identidades nacionales y el discurso oficial divulga consignas idiotizantes.


Durante la época del Desarrollo Estabilizador del Priato, y en el sexenio de Luis Echeverría, el escritor Jorge Ibargüengoitia desmitificaba el discurso histórico oficial y ridiculizaba la solemnidad de la Revolución Institucionalizada, con vocación crítica se acercó “a la realidad con el auxilio solitario de la inteligencia, en combate abierto con las verdades recibidas.”1


En aquel entonces, Ibargüengoitia enfatizó que el objetivo de su crítica era “la inagotable estupidez del patriotismo, tanto más imbécil cuando se ejerce desde el poder y la degradación irremediable de la geografía humana” 2.


Debido a un misterioso mimetismo denigrante, la clase política actual es una copia fiel y exacta de sus antecesores; por eso, el objetivo de la crítica de Ibargüengoitia sigue vigente, y bien puede aplicarse a la cínica declaración del abogado Juan Velásquez, quien dijo que el amparo "no significa que no haya habido responsables; sí los hubo, pero Luis Echeverría no lo fue; que sí hubo genocidio en 1968, pero que Echeverría es inocente.”


Y así, con los tintes de la aberración y la impunidad se escribe la historia institucional, ese compendio de imprecisiones y desbarajustes que pretende explicar el devenir de la mexicanidad. Pero es imperativo superar ese madrazo a la memoria colectiva, y ejercitar la racionalidad para delimitar los ámbitos de la historia oficial y de la realidad social.


Aunque los Tribunales exoneren a un tirano y criminal, esta historia de represión aún no tiene desenlace. Amnistía Internacional deploró la exoneración de Luis Echeverría del delito de genocidio y consideró que con ese gesto el Estado mexicano evidencia su incapacidad para llevar ante la justicia cientos de desapariciones, asesinatos y casos de tortura cometidos durante la guerra sucia. En un comunicado, la subdirectora para las Américas de Amnistía Internacional, Kerrie Howard, dijo que "los graves abusos a los derechos humanos cometidos en el pasado reciente en México, continúan ensombreciendo su presente".

Flagelos como éste desmoronan la confianza en las instituciones y alejan la posibilidad de reconstruirla porque se agudiza la polarización entre quienes escriben la historia y quienes la viven o la padecen; estos exabruptos de la justicia impiden el advenimiento del perdón y la reconciliación social, indispensables para cerrar ese capítulo del pasado y escribir los esbozos del futuro.


Cientos de testigos, víctimas y deudos de la guerra sucia configuran las líneas de una crónica social sin epílogo; pero la naturaleza es sabia y la luz de la verdad es incontenible, y justamente ahí, donde se distorsiona el pasado, la realidad se fragmenta en mil y un imágenes grabadas en la memoria y se refracta en las lágrimas de los deudos sin resignación…



NOTAS:

1 Jesús Silva-Herzog Márquez. “El baile del sentido común”. Reforma. 28 de enero del 2008. www.reforma.com/editoriales/nacional/425/848775/

2 Virginia Bautista. “Jorge Ibargüengoitia, la cosquilla en la llaga”. Excélsior. 22 de enero del 2008. http://www.exonline.com.mx/diario/noticia/comunidad/expresiones/jorge_ibarguengoitia,_la_cosquilla_en_la_llaga/108677

domingo, marzo 22, 2009

Keep on trucking

En algún lugar de la bitácora, entre las millas recorridas y las horas de descanso, deben registrarse todas las revisiones, las inclemencias del clima discriminatorio y las circunstancias adversas que obstaculizan el trayecto y alejan la libertad prometida en un tratado asimétrico…

El libre comercio es uno de los paradigmas de modelo neoliberal que pretende diluir las fronteras políticas; el mercado sin límites ni limitantes es la actividad primigenia en un sistema basado en el consumo y la extrapolación de la sociedad de mercado es un planeta configurado por regiones productivas.

En este tenor, el Tratado de Libre Comercio de América de Norte (TLCAN) fue firmado por los mandatarios de Canadá, Estados Unidos de Norteamérica y México en diciembre de 1992; después de varios debates y de una secuela de ajustes, el tratado entró en vigor el 1 de Enero de 1994.

El regateo entre los economistas en aquellas mesas de negociación produjo un tratado complicado y complejo, contrario a la realidad y ajeno a las condiciones económicas de los países firmantes. Pero además de las ambigüedades, en la implementación del tratado incidieron la incompetencia, la desinformación y la sumisión de los funcionarios responsables.

El tratado, en teoría, debería promover la competencia justa y leal para estimular el desarrollo económico proporcionando a cada uno de los países signatarios el mismo acceso a sus respectivos mercados. Sin embargo, la aplicación de los principios, las reglas y los procedimientos de este tratado tripartita ha sido parcial e irregular.

Un claro y lamentable ejemplo de la naturaleza inequitativa del tratado es el capitulo del autotransporte de carga. Los países firmantes asumieron derechos y obligaciones con el propósito de acoplar el autotransporte de carga a las exigencias de un creciente intercambio comercial.

Según el tratado, los camiones de carga de México y Estados Unidos deberían haber comenzado a cruzar de un país a otro a dejar sus cargamentos desde diciembre de 1995. Desde entonces, las instancias estadounidenses obstruyeron deliberadamente el acuerdo para impedir que las empresas o ciudadanos mexicanos realizaran inversiones y servicios de autotransporte transfronterizo.

La oposición de camioneros estadunidenses (Teamsters) retrasó por años la entrada en vigor de dicha previsión, al argumentar que los camiones mexicanos incumplían las normas de seguridad necesarias para circular en las carreteras estadunidenses.

Las exigencias y requerimientos alcanzaron niveles insufribles: los transportistas mexicanos debieron tramitar más permisos y cumplir con diversos registros, pagaron costos elevados por placas, seguros y multas, y al tercer año del tratado, las autoridades estadounidenses prohibieron la entrada a camiones mexicanos a los estados fronterizos de California, Arizona, Nuevo México y Texas.

Ante la violación sistemática, deliberadamente confabulada por autoridades estadounidenses y el sindicato Teamsters, los regímenes políticos reaccionaron con debilidad y la sumisión, con inútiles diatribas patrioteras y discursos vacíos pero inflamados.

Aquellas circunstancias llevaron al quebranto económico a muchos transportistas mexicanos, quienes carecieron de asesoría y financiamiento del gobierno mexicano; no recibieron apoyo de los consulados mexicanos en Norteamérica en los juicios que se entablaron en su contra en las cortes, ninguna instancia les brindó financiamiento para solventar multas estratosféricas y fueron víctimas de fraude por gestorías apócrifas e ilegales que les prometieron todos los permisos requeridos para seguir trabajando.

La Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y la Secretaría de Economía (SE) fueron olímpicamente indiferentes y respondieron con un lacerante silencio ante la fragrante discriminación de las leyes norteamericanas que establecieron que los mexicanos son los únicos empresarios del mundo a quienes se les impide invertir en compañías de transporte o de carga en territorio estadounidense.

Durante catorce años, los empresarios y transportistas mexicanos nunca dejaron de preocuparse, se las ingeniaron para seguir trabajando (keep on trucking) en ese clima adverso y hostil, aunque muchas, muchas veces, la prosperidad se desvanecía en el trajín de la quinta rueda del troque.

Después de los estragos causados por las letras muertas del tratado, cuando muchos, muchísimos empresarios y emprendedores mexicanos han perdido el dinero, su equipo y la salud, por fin se hacen valer los compromisos adquiridos.

En una inusitada reacción, la Secretaría de Economía adoptó las represalias arancelarias establecidas en el tratado (TLCAN) a productos industriales y agrícolas como medida de presión para que los estadounidenses, como socios comerciales, cumplan con las condiciones pactadas. Además, alrededor de 4,500 empresas afiliadas a la Cámara Nacional del Auto Transporte (CANACAR) demandarán por daños y perjuicios al gobierno estadounidense por el incumplimiento del Tratado de Libre Comercio (TLCAN) al impedir, desde hace catorce años, el libre tránsito de transportistas mexicanos y sus inversiones en ese país. La querella se promoverá bajo las reglas procesales de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y según estimaciones, podría superar los 2 mil millones de dólares.

El desenlace es incierto. La oposición a la apertura del capítulo del autotransporte se concentra en los Teamsters, un sindicato norteamericano con características mafiosas y un rango de influencia que se extiende a instancias políticas. Una vez más, la solvencia de los transportistas mexicanos dependerá de instancias ubicadas muy lejos de la frontera, ajenas a esta actividad económica tan sacrificada y castigada.

Hoy por hoy, es imperativo que el gobierno mexicano resuelva todas las desigualdades con que opera el sector en Estados Unidos, se debe crear la infraestructura necesaria y adecuar el marco jurídico. Hace más de 15 días el Senado emitió un punto de acuerdo en el que solicitó al gobierno federal la instalación de una mesa, porque no hay condiciones para iniciar una apertura que beneficie a todas las partes.

La renegociación se pronostica extenuante y no se descarta que por debajo de los acuerdos y los compromisos se deslice una consigna subrepticia, como hace catorce años, cuando en el capítulo del libre tránsito se instauró un criterio furtivo y excluyente sustentado en gentilicios, cuando la inequidad y la discriminación erigieron la verdadera frontera comercial entre los firmantes de un pacto inerte. Porque hoy como entonces, al cruzar esa garita, se padecen las inclemencias del clima discriminatorio y debe superarse las adversidades que obstaculizan el trayecto para alcanzar la libertad prometida en un tratado asimétrico…

domingo, marzo 15, 2009

Los trazos del nuevo mundo

En algún lugar del mapamundi, entre los meridianos y las líneas imaginarias, en la geometría planetaria se trazaron las fronteras políticas que alguna vez resguardaron el principio de autodeterminación de los pueblos…

Después de las grandes tragedias, o cuando se extinguen por la fuerza las causas de un conflicto bélico, se emprende la afanosa tarea de cuantificar los daños, proporcionar socorro e iniciar la reconstrucción. Es entonces cuando se determinan los límites geográficos de las hegemonías.

Vgrs: Después de la II Guerra Mundial, en la fundación de la Liga de la Naciones, se planteó la igualdad de derechos y la autodeterminación de los pueblos como un principio general de derecho internacional; la autodeterminación fue codificada por primera vez en la Carta de las Naciones Unidas en 1945. El último ajuste del orden mundial se realizó cuando cayó el Muro de Berlín y el bloque socialista.

Hoy por hoy, la crisis global adquiere la devastadora condición de un cataclismo o de una guerra, y el mundo se reconfigura obedeciendo los trazos del flujo del dinero. Los ocho gobiernos más ricos del mundo acordaron los detalles para la creación de una nueva arquitectura financiera internacional; la prioridad es la renovación del sistema de regulación de los mercados y su vigilancia.

Pero en esta recomposición mundial, existe una variante, una cláusula escrita al calce con letras muy pequeñitas: la prerrogativa de las naciones poderosas para socorrer a las democracias incipientes y a las economías emergentes, cuando se vulneren las condiciones de estabilidad y bienestar necesarias para las relaciones pacíficas y amistosas entre las naciones.

Bajo este criterio deben entenderse: la Iniciativa Mérida y la calificación extranjera de México como un estado fallido, las exigencias en el discurso de Monsieur Sarkozy y la reciente inclusión de Joaquín Guzmán en la élite de los multimillonarios de la revista Forbes.

Ahora como siempre, los trazos de la geografía del poder se escriben anteponiendo signos monetarios y el devenir de muchos pueblos sigue el flujo de los capitales. México se encuentra en un aguerra sin cuartel contra el narcotráfico, y lo preocupante es la posibilidad de reunir los requisitos que justifiquen una incursión de socorro, un proyecto financiero de apoyo y la postrera reconstrucción de un estado fallido.

La señal de alerta se enciende en una sociedad polarizada, en una clase política confrontada, en un gobierno incierto y en un pueblo que se acerca temerariamente al hartazgo y a la desesperación. Porque la mexicanidad quedará inserta entre los meridianos y las líneas imaginarias de una geometría planetaria que traza nuevas fronteras políticas que vulneran el principio de autodeterminación de los pueblos…

domingo, marzo 08, 2009

Hoy como siempre y desde entonces

“La historia se repite. Ese es uno de los errores de la historia.”
Charles Darwin


En algún lugar de la biología, en los recovecos del genoma humano, se inician los trazos imperceptibles que configuran la postura de los seres civilizados, la actitud de los especímenes pensantes y la condición obtusa de los energúmenos…

En 1859 se agotó el tiraje inicial del libro “El origen de las especies por medio de la selección natural”, y a partir de ese momento, el campo del conocimiento se despojó de la aureola dogmática. En aquel entonces, Charles Darwin, como autor del epílogo de los grandes relatos, fue condenado por la Iglesia, la anglicana y la católica, y debido a la influencia del clero se le negó el título de caballero por su trabajo científico.

Hoy por hoy, la obra de Darwin fue el título más vendido en la XXX Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería y, ahora como entonces, la humanidad se polariza en torno a la biología evolutiva y al creacionismo, porque 150 años no han sido suficientes para erradicar del genoma los fundamentalismos dogmáticos que persisten en la mentalidad humana.

Los grandes cataclismos meteorológicos y la última mutación anatómica sucedieron hace miles de años, y desde entonces, los cambios sobre la faz de la Tierra fueron de índole social: avances espectaculares, esplendores y debacles, descubrimientos y genocidios, la Revolución industrial, las Guerras Mundiales, la Revolución de Octubre y la Perestroika, la Guerra Fría, la caída del Muro de Berlín, etc. Las mutaciones recientes en la especie humana han sido modificaciones en el estilo de vida desencadenadas por procesos sociales e institucionalizadas por modelos económicos.

El caballero feudal del Medioevo se transformó en el burgués del mercantilismo, y éste en el empresario del capitalismo; los ciudadanos han sido esclavos, siervos, artesanos, obreros, mano y mente de obra; en esa secuencia, los individuos han adquirido destrezas y aptitudes para adaptarse al entorno y sobrevivir.

En siglo y medio, la industrialización, como resultado de la utilización ideológica de la ciencia y la tecnología, ha transformado las necesidades y las motivaciones de los individuos. La sociedad devino en una multitud de consumidores de productos seriales y homogeneizados, glorificados como indicadores del status y objetivos de la existencia.

El ciudadano del siglo XX se transformó en un espectador que absorbe los mensajes publicitarios que manipulan su actitud y sus pautas de conducta. La culminación del proceso se ubica en la irracionalidad de la sociedad de masas, donde la comodidad del bienestar y la felicidad organizada derivan en un comportamiento colectivo irreflexivo.

La condición efímera predomina en la modernidad, los productos son desechables y las relaciones fugaces, las modas son pasajeras y las tendencias vertiginosas. Por eso, el habitante de la posmodernidad se acostumbró a consumir lo que no necesita para sobrevivir en un entorno materializante sustentado en una economía virtual.

Pero todos los ciclos tienen auges y decadencias, y ahora, el paroxismo de la sociedad de mercado deviene en una crisis global y el imperativo social es la adaptación al nuevo entorno. El consumismo compulsivo se transformará en la racionalización de las compras, en el aprovechamiento concienzudo de los bienes y la maximización de los recursos.

La actual crisis global rompe el esquema de la sociedad de mercado y destroza el proyecto de vida de millones que deben subsistir en el desempleo. Ahora, la condición crítica del ambiente obliga a los seres humanos, una vez, a adaptarse para sobrevivir, actualizando la teoría legendaria de Darwin.

Las mutaciones darwinianas en la sociedad posmoderna se manifiestan en un medio ambiente de zozobra, en una psicosis expansiva, en la generalización de la angustia y la depresión. El organismo de los habitantes de la aldea global funciona con altos niveles de tensión, agobiado por el insomnio, manejando un exceso de irritabilidad, desinterés y cansancio.

Los ansiolíticos son los medicamentos más vendidos actualmente pero los especialistas opinan que el alivio para esta angustia galopante consiste en la adaptación a los cambios, en la capacidad para flexibilizar las pautas de conducta y relativizar los problemas.

En estas circunstancias, lo ideal sería que los valores intangibles recuperasen la importancia perdida, que el reconocimiento surgiese por las cualidades inherentes a los individuos, y que el honor ascendiese de nuevo al pódium de los triunfadores.

Sí!... Hoy como siempre, adaptarse es vivir. La teoría de Darwin se ha discutido durante 150 años, y desde entonces, se ha ratificado la tesis darwiniana de que la historia siempre se repite y, que no obstante, los humanos nunca escarmientan; la lucha contra los fundamentalismos será perpetua porque aún persisten los trazos genéticos que… configuran la postura de los seres civilizados, la actitud de los especímenes pensantes y la condición obtusa de los energúmenos…

domingo, marzo 01, 2009

Entre líneas

En algún lugar de la partidocracia, en el despacho del proselitismo y sobre el escritorio donde se confeccionan los discursos de campaña, existe un prontuario electoral válido para todos los candidatos: ahí se desglosan las promesas, se conjugan las ofensas en el pasado pluscuamperfecto y se indican los adjetivos aplicables para describir un porvenir irrealizable…

El proceso electoral 2009, que redefinirá la geografía del poder en México, inicia estigmatizado: la partidocracia se ha involucrado en un vulgar intercambio de insultos y el árbitro electoral carece de autoridad jurídica y moral para sancionar el proceso.

El estigma de la partidocracia se enfatiza por las asombrosas similitudes en las propuestas de los partidos políticos: salvo pequeñas variaciones, todos prometerán empleo, seguridad, educación, bienestar. Las promesas de campaña sólo se distinguirán por el tono de las arengas, porque también comparten el carácter difuso que las hace irrealizables. Y así, el proselitismo que viene, se escribirá con los tintes más agudos de la demagogia.

Otra similitud en las estrategias proselitistas de todos los partidos es la crisis global y galopante, como el contaminante que pulula entre las líneas del discurso. Por eso, la propaganda política desplegará los peores augurios y desencadenará amenazas inminentes para exacerbar el miedo ante un futuro incierto y sombrío. Incluso, Porfirio Muñoz Ledo ya pronostica una drástica ruptura del orden social en el 2010.

Sin embargo, frente a la parafernalia electorera y desmintiendo al discurso de la partidocracia, se erige una insufrible realidad: la desatención a sectores marginales, el rezago en la infraestructura educativa, la ineficiencia y deficiencia de las políticas públicas. Esos son los logros realmente alcanzados por la clase gobernante.

Pero la contundencia de esa realidad no figura entre las líneas del discurso partidista, porque yace en el lumpen de la indiferencia gubernamental, en los cinturones de miseria, en hospitales decrépitos, escuelas en ruinas, servicios deplorables, necesidades básicas insatisfechas.

Hoy por hoy, en la clase política se concentra el repudio social. Ningún partido alcanza el índice mínimo de confiabilidad pero el electorado deberá elegir entre ellos. La disyuntiva reside en legitimar a la partidocracia: cualquiera que sea el resultado en las urnas ratifica y justifica el sistema político actual, porque el abstencionismo no ha sido suficiente para expresar el rechazo del electorado; luego entonces, la única opción posible sería el voto nulo, porque en México no existe la opción del voto en blanco.

Sí!... el desencanto surge cuando el discurso mediático difunde un país irreal, cuando se distorsiona la realidad… y se promete un porvenir irrealizable…