domingo, enero 27, 2013

En vivo y en directo


En algún lugar incuestionable ondea el pendón de la justicia,  desde ahí se propagan los ideales y virtudes que deberán enaltecerse y se proclaman los vicios que deberán condenarse…

 

            Las prioridades y los criterios para la impartición de justicia adquieren la perspectiva de la clase gobernante pero requieren del consenso social para legitimarse. Ahí radica la importancia de la opinión pública y hacia ella se enfocan todas las estrategias de los consorcios de la comunicación masiva. Erigidos como el cuarto poder, los medios masivos tienen la capacidad para influir en la opinión pública y su impacto es tan profundo que no sólo influyen, “crean” la opinión pública.  Dirigen la frustración o la indignación colectiva hacia un personaje, juegan con las incertidumbres y los temores de las masas,  fabrican continuamente ídolos y villanos, mártires y verdugos, configuran los modelos de excelencia, dictan la actitud predominante.

 

Sí!... La fabricación del consenso es el producto de la alianza entre los gobiernos y los medios.  Adquiere matices realmente siniestros cuando  la población adopta los argumentos emitidos en los medios masivos, cuando  la transmisión incesante de mensajes breves y simples anulan la reflexión, cuando  las multitudes hacen suyos los motivos fabricados en la mediocracia, cuando se enardecen para condenar algo o glorificar a alguien.

             

            Y sí!  El caso de Florence Cassez es un ejemplo de la fabricación del consenso. En la mañana del 9 de Diciembre del 2005, Carlos Loret de Mola, conductor del noticiero televisivo “Primero Noticias” presentó  “en vivo y en directo” la captura y aprehensión de la peligrosa banda de secuestradores “El zodiaco” incluyendo a Florence Cassez,  pareja sentimental del líder. Pero el operativo transmitido fue un video pregrabado, una  supuesta recreación de los hechos producida por el consorcio Televisa. En recreaciones y montajes similares se divulgaron los éxitos en la cruzada contra el crimen organizado emprendida por Felipe Calderón. Pero en los primeros meses del gobierno de Enrique Peña Nieto, en la mañana del miércoles 23 de Enero del 2013, los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación concedieron el amparo liso y llano a Florence Cassez por las violaciones de los derechos humanos que impidieron el debido proceso judicial. Ahora, cuando se esclarecen las circunstancias que fundamentaron la decisión de la SCJN, los corporativos televisivos pretenden deslindarse acusando a las autoridades involucradas, argumentan que fueron engañados, los directivos de Televisa alegan total desconocimiento y la opinión pública se polariza por el manejo tendencioso de la información en los consorcios mediáticos.

 

            Sí!... Es un caso indignante, porque exhibe el sometimiento del poder judicial a los caprichos de los gobernantes en turno, la nefasta intención de manipular la opinión pública y las complicidades en el diseño de estrategias mediáticas para divulgar las virtudes que deberán enaltecerse y los vicios que deberán condenarse…

domingo, enero 20, 2013

El reflejo de Narciso


En algún lugar del ego, sobre la superficie líquida del tiempo se reflejan las figuras que encarnan al éxito y los objetos que equivalen a la felicidad; por eso, la vida se evapora en una intensa búsqueda de artificios…

 

Dicen los que saben, que el hombre es el reflejo de su entorno, que persigue los sueños compartidos en su época, y que por eso, el tiempo es el mejor medio de contraste  entre los ideales y los modelos de excelencia. Las diferencias entre la actualidad y las épocas que le preceden se visualizan al comparar sus personajes emblemáticos: Prometeo en la Modernidad y Narciso en la Posmodernidad. Hoy por hoy, Lance Armstrong emerge como una figura que encarna el éxito,  el paradigma de la sociedad de mercado que equivale a riqueza y reconocimiento elevados a la dimensión global.

 

Armstrong es el reflejo fiel de su época y de su entorno, de una generación obsesionada con el éxito y su equivalente monetario y mediático que ante la insuficiencia de los esfuerzos humanamente posibles suelen incurrir en la ergogenia: el uso de sustancias o procedimientos que agilizan la recuperación física después de labores extenuantes y el plazo para la obtención de los resultados esperados se reduce vertiginosamente. Esta impaciencia es  otro rasgo de los habitantes de la aldea global: la metamorfosis debe ser un proceso rápido e indoloro, exento de los rigores  de la disciplina (los productos que prometen resultados milagrosos en dos semanas son la clara evidencia).

 

Para los especímenes como Armstrong, la permanencia en el escaparate mediático es una necesidad, una compulsión. La  entrevista donde Armstrong acepta (con monosílabos) todas las versiones de la deshonestidad en que incurrió  fue un evento mediático, debidamente promocionado, como lo será sin duda la producción de una película con su historia. El momento y las circunstancias de esta revelación fueron fríamente calculados porque no habrá consecuencias legales: ya prescribió el plazo para sancionarlo por perjurio pero  la confesión pública sería un argumento a su favor para retirar la prohibición vitalicia para competir.

 

Al margen de las implicaciones legales y mediáticas de esta revelación, el caso de  Lance Armstrong  ejemplifica una actitud que tiende a predominar, no solo en el ámbito del deporte. Es una especie de canon que influye en las decisiones y que guía las acciones de individuos obsesionados con el éxito. Y la primera regla es: que no hay reglas!  Se pueden trasgredir todos los mandatos morales, éticos y legales en la búsqueda frenética de la victoria, por lo que se diluye  la frontera entre el bien y el mal: Lance Armstrong no cree haber hecho algo malo; en su peculiar orden de ideas, lo único que debe castigarse y evitarse es el fracaso,  porque la derrota es la némesis de los narcisos hípermodernos, egos que no soportan ni asimilan la frustración.

 

Y en las aras del triunfo se produce una paradoja: el éxito es vital pero debe alcanzarse sin esfuerzos, sin fracasos, sin perseverancia, sin dolor. Es menester sobresalir para sobrevivir en un mercado hostil que enaltece la competencia desleal, que no admite intentos fallidos, que materializa lo sublime en  objetos que equivalen a la felicidad porque la vida se evapora en la intensa búsqueda de artificios…

 

domingo, enero 13, 2013

El portal de las verdades


En algún lugar inescrutable, más allá del umbral de lo aparente y custodiado por todas las versiones del poder, se encuentra el único acceso a la verdad; de cuando en cuando, surgen genios temerarios que rompen los eslabones que encadenan al conocimiento…

 

En el imperio de mercado, el conocimiento continúa custodiado por los poderes fácticos; el acceso a contenidos académicos, científicos y legales está restringido y exageradamente controlado: la evidencia es la desproporción en el castigo a los temerarios que infringen los mecanismos de ese control.

 

Ese es el caso de Bradley Manning, el marine norteamericano que publicó el video conocido como “Asesinato colateral” que mostraba el ataque indiscriminado a la población civil en Irak, preso y torturado en Quantico,  enfrenta el cargo de ayudar al enemigo que se castiga con  condena perpetua. En las mismas circunstancias se encuentra Julian Assange, el fundador del sitio Wikileaks, que desde hace seis meses se refugia en la embajada de Ecuador para evitar su extradición a los Estados Unidos para ser juzgado por las filtraciones publicadas en la red.

 

Y fue también el caso de Aaron Swartz: el genio que a los 14 años ingresó a la Universidad de Stanford y que a esa edad contribuyó en la creación de los estándares para compartir y diseminar contenidos –blogs-;  el activista  contra la censura en la red que dirigió las protestas  contra la  ley SOPA; el  protagonista solitario de la “Primavera académica”. En 2011 fue arrestado por fraude informático por la obtención de material académico de ordenadores protegidos del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT). Fue declarado inocente de ese cargo  pero  fue acusado por autoridades federales por el  acceso ilegal a un servicio de distribución de revistas científicas y literarias restringido a suscriptores y descargar 4.8 millones de artículos y documentos con la intención de liberarlos, lo que se castigaría con “una sentencia enormemente exagerada (35 años de prisión y multas por un millón de dólares) que equiparaba un gesto a favor del conocimiento libre a un acto de terrorismo”.

 

Pero esa infame sentencia quedará pendiente porque Aaron decidió terminar su lucha contra  la censura. El caudillo cibernético de la libertad del conocimiento se suicidó el 11 de enero a los 26 años. Con su muerte se escribe un episodio más en la interminable crónica de los abusos del poder y también, se esclarecen las incertidumbres sombrías que alguna vez lo afligieron al confrontar  los ideales con  la realidad, el debate inexorable en todas las causas y el compromiso ineludible de todos los héroes. En el 2007 Swartz escribió en su blog: "Hay un momento, en que la vida ya no se disfruta como vida, cuando el mundo parece ir más despacio y todos sus innumerables detalles repentinamente se hacen brillantes, dolorosamente claros”.

 

Necesitamos más héroes. Gracias a la convicción humanitaria de personajes como Swartz, Manning y Assange, el advenimiento de la sociedad del conocimiento  no se vislumbra tan lejano. Quiero creer que surgirán más genios y temerarios  dispuestos a  derrocar la ignorancia, que es la versión más aberrante de la opresión, y romperán los eslabones que encadenan al conocimiento…