domingo, marzo 25, 2012

Claroscuro genético

“Dios es inocente de haber creado un universo entero para colocar en él seres capaces de cometer los mayores crímenes para luego justificarlos diciendo que son celebraciones de su poder y de su gloria”.
José Saramago

En algún lugar del cosmos, bajo el firmamento y sobre la faz de la Tierra deambula una especie inconclusa, la manifestación viviente de un claroscuro genético, predispuesta al dominio pero con la destreza suficiente para llegar a los niveles excelsos del espíritu…

Uno de los rasgos que distingue a la especie humana es la curiosidad intelectual; esa imperiosa necesidad de comprender las leyes que rigen al mundo y explicar la condición humana ha perdurado desde los mitos hasta los dogmas, ha influido en todos los sistemas de creencias y en los diversos sistemas y regímenes a lo largo de la historia. La producción del intelecto ha sido tan prolífica que ha generado todas las versiones de la imposición y la sumisión; el sentido de pertenencia se ha materializado en expresiones sublimes y excelsas pero también grotescas.

La visita a México de Joseph Ratzinger SS Benedicto XVI es un evento polémico por la crueldad de los contrastes que aún prevalecen un país que ha sufrido los excesos del dogmatismo religioso y político. El cisma del catolicismo en México se produce por las Leyes de Reforma y por los atributos del estado laico que se consolidan en la Constitución del 1917; la crítica de los jerarcas católicos hacia el régimen de Plutarco Elías Calles desató una de las guerras más cruentas entre los mexicanos cuyo símbolo fue erigido en el Cerro del Cubilete.

Noventa y dos años después, en ese mismo lugar, en la misa de bienvenida a Benedicto XVI, la jerarquía católica proclama que la corrupción y la impunidad son las causas de la violencia y la muerte que flagelan a México, pero en esta ocasión, el laicismo no es una de las prioridades del estado mexicano. El tema prioritario en la agenda papal es la libertad religiosa, la que implicaría cambios en la Constitución para garantizar la instrucción religiosa en escuelas públicas y la posesión de medios de comunicación masiva por la jerarquía eclesiástica.

El tema de la libertad religiosa, plena e irrestricta, no ha provocado reacciones ni comentarios adversos en la clase gobernante. El único reclamo surgió entre las filas de los creyentes durante la presentación del libro “La voluntad de no saber” que presenta 212 documentos inéditos de los archivos vaticanos y que busca esclarecer los que sí se conocía de Marcial Maciel, fundador de Los legionarios de Cristo acusado de pederastia por sus víctimas Alberto Athié y Fernando González.

Otra de la víctimas del fundador de la legión, José Barba, aseguró que con la publicación del libro se pretende sentar un precedente y evitar casos similares en el futuro, "que nunca vuelva a ocurrir, no sólo el fenómeno de la pederastia sino el sometimiento de los espíritus, del control psicológico dentro de las instituciones, del enaltecimiento caprichoso de personalidades bajo una influencia mística, amparados por los poderes fácticos, políticos y económicos del Vaticano".

Sí!... es evidente que seguimos en el mismo estadio evolutivo. No hemos logrado rescindir los efectos del mandato genético que nos predispone al dominio y al abuso. Aún pretendemos imponer una visión absoluta para entender un universo pletórico de incógnitas, insistimos en la necedad de dictar una versión única e inmutable para un mundo diverso y cambiante. El conflicto existencial es el estigma del hombre: cuando se apresta a surcar el cosmos lo encadenan las vilezas de una especie inconclusa que se aferra a un claroscuro genético y le impide llegar a los niveles excelsos del espíritu…

domingo, marzo 18, 2012

Las horas insomnes

En algún lugar solitario y silencioso, en el páramo inmenso de la madrugada deambulan las angustias y las inquietudes que se resisten a abandonar el ámbito mental, y su presencia insidiosa devora el sutil tejido en el que reposan los sueños…

Octavio Paz describió el paisaje del insomnio como “las rotas columnas entre la nada y el sueño” en la costa nocturna de un mar sonámbulo donde navegan las sílabas de algún nombre. Cuando Paz escribió el poema Monólogo, las imágenes del ser amado tripulaban el inquietante navío nocturno; hoy por hoy, el insomnio ha perdido la aureola poética porque sucumbió a las exigencias de un mundo hostil y vertiginoso, y por una cruel metamorfosis, resurge como un trastorno que flagela las horas del sueño. Las inquietudes trascienden el plano de la realidad para atormentar la mente del durmiente con presagios espantosos y terrores infundados que consumen sus ánimos y energías y que, noche tras noche, producen la versión pusilánime y fatigada del insomne.

Actualmente, los trastornos del sueño afectan a la mayoría de los habitantes de la aldea global quienes presentan somnolencia durante el día, la persistente sensación de fatiga, hastío, desánimo y una depresión galopante. El insomnio flagela la calidad de vida de quienes lo padecen, altera su carácter, deteriora las relaciones con compañeros, familiares y amigos y debido a la proliferación de insomnes, la Asociación Mundial de Medicina del Sueño instituyó el 16 de Marzo como el Día Mundial del Sueño, en la edición del 2012 el lema fue “Respira fácilmente, duerme bien”.

Dicen los que saben, que sólo un tercio de los insomnes acude al médico buscando una solución; si la tendencia se mantiene y el insomnio continúa flagelado a la población, la hipermodernidad será el hábitat de sonámbulos diurnos, de caminantes taciturnos sin esperanzas, reflejo viviente del triunfo de la materia; el derrocamiento de los valores internos provocó la nefasta transformación de la autoestima en la ostentación de artefactos y artificios; la perniciosa exigencia de tener algo para ser alguien ha elevado el poder adquisitivo al rango de las angustias existenciales.

Aquellas noches en vela que transcurrían entre suspiros y la imagen idealizada del ser amado pertenecen a un pasado romántico, a un mundo pletórico de utopías y grandes esperanzas; ahora, la felicidad proviene de la adquisición. Ésta es una de tantas manifestaciones del influjo del entorno en la condición humana y los pronósticos no son alentadores: las horas insomnes serán atendidas hasta que los trastornos del sueño incidan en la salud pública y se tipifiquen como una causa de pérdidas en el mundo del mercado.

Pero el porvenir aún no se define. La conducta de los seres humanos es como una embarcación vulnerable y susceptible al capricho de los vientos, pero esta embarcación se ha construido al navegar y se perfecciona en el trayecto; y a veces, cuando se desatan las corrientes del pensamiento, se corrige el rumbo hacia horizontes insospechados, aún es posible redirigir el timón y emprender la eterna búsqueda del placebo existencial, ese elixir que desvanece las angustias que deambulan en el ámbito mental y restablece el sutil tejido en el que reposan los sueños…

domingo, marzo 11, 2012

Sobre. Súper. Mega.Híper

En algún lugar del tiempo, entre los siglos y las décadas, en el trayecto del pasado al futuro hay una escala ineludible; y ahí, en un breve compás de espera, los visionarios identifican los hitos de la historia, escudriñan los efectos del progreso y asignan un nombre a las épocas…

En la utopía de la modernidad el bienestar y el progreso fueron manifestaciones concretas de la razón en un mundo idealizado sin diferencias ni rangos, sin carencias ni quebrantos; sin embargo, el uso y adjudicación perversos de la ciencia transformaron las aspiraciones en una cruel distopía, y un buen día, a todos nos alcanzó el futuro. Más tarde, en el mundo posmoderno se derribaron las distancias, se extinguieron las verdades eternas y cada cual aprendió a vivir con un credo individualista, el ocio se convirtió en una industria y la conectividad en una prioridad existencial.

Ahora, cuando el devenir de los tiempos agudiza la distopía moderna y exacerba los rasgos posmodernos, la humanidad emprende el trayecto hacia un nuevo horizonte. En el umbral de la nueva época, los estragos del progreso alcanzan niveles superlativos que exceden la intensidad de los prefijos: la sobremodernidad llegó para quedarse cuando al conectarnos con el mundo virtual nos recluimos en un islote íntimo e inescrutable; en la supermodernidad las leyes del mercado imponen necesidades artificiales que se satisfacen con compras compulsivas; una inmensa nube de datos se expandió en la megamodernidad; y la tecnología es el paradigma que distingue a los individuos en función de su poder adquisitivo y su exasperante capacidad de actualizarse constantemente en el entorno hipermoderno.

Los antropólogos aún no deciden el prefijo que distinguirá a esta época; tal vez, los habitantes del futuro la identifiquen por los desastres galopantes o quizás por logros espectaculares, pero lo más probable es que identifiquen este lapso de tiempo por los rasgos del hommo fanaticus: un individuo tecnologizado que adora un dispositivo digital, que vive a través de una tableta de la que emana su autoestima y que glorifica a Steve Jobs como el genio que conjuró la angustia existencial y desvaneció las sombras del rechazo social cuando materializó la imperiosa necesidad de reconocimiento en un artefacto blanco.

Se estima que la tableta iPad3 inundará el mercado rápidamente, los pronósticos indican que el 5% de las tabletas que se vendan este año en todo el mundo llegarán a hogares donde ya tienen una. El dato desconcertante es la velocidad de proliferación. No!... No tengo ni la menor idea, ni puedo imaginar cuál podría ser el rasgo preponderante que definirá a la época que ya inició, pero me queda claro que el ámbito de la condición humana permanecerá inmutable al margen del mercado, que las afinidades germinarán en la calidez del manto sensible de la piel, que lo verdaderamente importante no es tangible, no se adquiere ni se ostenta, y que hoy por hoy, en este breve compás de espera, los visionarios ya identificaron los hitos recientes de la historia pero al escudriñar los efectos del progreso y las compulsiones del vértigo tecnológico aún no se deciden por algún prefijo ni han definido el nombre de esta época…