domingo, diciembre 28, 2008

Átomos, moléculas y partículas

“Mientras la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista;
mientras la humanidad siempre avanzando,
no sepa a dó camina;
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!”
Gustavo Adolfo Bécquer


En algún lugar del horizonte, cuando la incertidumbre es el color predominante del destino, y cuando la única certeza se fracciona en mil contingencias, en ese preciso instante, se activa un mecanismo ancestral, despierta un instinto perpetuo para preservar la especie y embellecer el mundo…

Cuando el clima cambia y el hábitat se transforma, cuando la ciencia ficción se materializa en aparatos cotidianos, cuando los pronósticos más aventurados palidecen ante las crónicas de la realidad, la única constante universal se condensa detrás de las fronteras de la piel.

Sean cuales fueren el color del porvenir y la textura del destino, el único motor capaz de generar soluciones a contingencias impredecibles, funciona con el ingenio. En el territorio intangible del raciocinio habitan todas las fórmulas por despejar, todos los enigmas por descubrir; y para convertir este planeta en un lugar habitable, será necesario activar los engranes de la inteligencia y alimentar el motor del ingenio con partículas de sensibilidad.

La esperanza en un mundo mejor reside en la capacidad del hombre para construir su destino, en la firmeza de sus edificaciones, pero sobretodo, en el grado de generosidad respirable en las moléculas suspendidas en el aire y en su capacidad para embellecer todos los átomos del ambiente.

La especie humana ha sobrevivido a hecatombes, catástrofes, tragedias, cataclismos, holocaustos, revoluciones, tiranías, y lo ha hecho desplegando sus capacidades cognitivas y artísticas, compartiéndolas con generosidad.

Por eso ahora, ante la primera crisis económica del milenio, racionalizaremos las cantidades y racionaremos las porciones, ajustaremos los placeres y reafirmaremos la sensatez; pero ante la crisis deshumanizante la estrategia se invierte, porque será preciso derrochar empatía y cordialidad, ostentar generosidad y prodigar aquello que siempre ha sido realmente valioso: los apreciados minutos de nuestro tiempo y los átomos de la sincera consideración.

El único elemento que jamás pierde su valor, aquello que nunca de deprecia ni se devalúa, es la quintaesencia que nos confiere la calidad de humanos, es por eso que ante las adversidades y las amenazas… se activa un mecanismo ancestral, despierta un instinto perpetuo para preservar la especie y embellecer el mundo…

Muchas, muchísimas veces: mil gracias a mis lectores, porque su amable consideración le confiere sentido y significado a mis palabras.

Feliz Año Nuevo!

domingo, diciembre 21, 2008

El retorno

En algún lugar materializado, cuando todas las medidas se desmoronan y la realidad es imponderable, ante la encrucijada del porvenir, el retorno a la esencia es el único sendero apacible y seguro…

Dicen los que saben, que las crisis no deben entenderse como catástrofes, que en el fondo de los procesos decadentes siempre yace una oportunidad, y que por eso, la reflexión recuperada es el principal beneficio de las situaciones críticas.

La crisis global llegó para quedarse, y aunque se originó por la desmesura en el mercado de valores virtuales trascendió a la economía real, repercutiendo en la vida cotidiana de miles de personas y lesionando las aspiraciones de muchos miles más.

Pero el derrumbe de los mercados también ha propiciado la depuración de la idiosincrasia: la prudencia y la mesura que alguna vez sucumbieron ante el consumo compulsivo, resurgen para atenuar el impacto de la crisis.

Sí!... todas las situaciones generan experiencias, y suele aprenderse mucho más en los fracasos. Y la enseñanza de esta crisis consiste en revalorar los bienes intangibles, aquellos que se sustituyeron por tarugada y media, y que fueron desplazados del imaginario colectivo por la esplendorosa parafernalia del lucro.

Cuando la cultura del tener se desmorona es el momento propicio para rescatar y reivindicar la cultura del ser. Los estereotipos del mercantilismo global, inculcados en un bombardeo mediático, ahora carecen de sentido y, ojalá, desapareciesen esos patrones fatuos que estratifican a los individuos en función de los objetos que ostentan; sería un avance de magnitud planetaria si se extinguiesen esos códigos vacíos que distinguen a los seres humanos sólo por sus posesiones.

Por eso ahora, cuando la crisis global coincide con la decadencia de una época deshumanizada y deshumanizante, surge la oportunidad para corregir el rumbo y ajustar el orden de las ideas; y entonces, el único sendero seguro y apacible es el retorno a la esencia legendaria que nos humaniza.

Porque en el trayecto hacia la interioridad, la desventura se transforma en templanza, lo verdaderamente hermoso recupera su aureola y lo realmente valioso elude todas las cifras. Porque en la atmósfera del desconsuelo, el calor humano irradia generosidad: y en ese elemento primigenio germina la semilla de la esperanza, florece en una pizca etérea e intangible, y brota el hilo con el que se tejen los sueños.

Por todo eso, en esta Navidad deseo que emprendamos el retorno a la esencia humana, para que germine la esperanza y florezcan los anhelos.

A todos, absolutamente a todos los lectores, a mis editores y a todo aquel que tenga la bondad de leerme, les deseo que recuperen sus caudales intangibles, para que los compartan y los derrochen; que una aureola generosa abrigue todos sus momentos, y que sean humanamente plenos.

Pero sobre todo deseo, que nunca olviden que nuestra forma y consistencia está hilvanada con el mismo material con el que se tejen los sueños.

Feliz Navidad!

domingo, diciembre 14, 2008

Los capítulos perdidos del código negro

En algún lugar del protocolo oficial, en el epílogo del ceremonial, en una nota escrita con letra cursiva y diminuta, se remite a los capítulos perdidos del código negro: un ordenamiento ancestral para ejercer todo el rigor del Estado; pero esos capítulos se perdieron en la oscuridad de los tiempos y el código negro es una ley no escrita, porque no existe justificación alguna para el ejercicio abusivo y exhaustivo del poder…

La esencia de cualquier régimen emana del ejercicio del poder, como titular del monopolio de la fuerza. Así se distinguen las dictaduras y las democracias, los regímenes represores y los gobiernos incluyentes y participativos. Y la contingencia que activa los mecanismos para la aplicación de la fuerza pública surge, inexorablemente, por la crítica.

En cuanto surge la crítica que incomoda al régimen, la oligarquía recurre al código negro que establece los mecanismos y los instrumentos para disolverla o disuadirla: la disidencia usualmente, se controla mediante dos procedimientos, que si bien difieren sustancialmente entre sí, están diseñados para avasallar y domesticar la crítica que exhibe las deficiencias y excesos en la administración pública.

Uno de esos procedimientos es la cooptación: el Estado, amparado en este modelo de organización -resultado de la contaminación política de los significados históricos- ejerce sus atribuciones para crear y ocupar las vacantes que se producen en la administración pública sin la intervención de criterio externos.

La cooptación, caracterizada por la sutileza y el ingenio, logra atraer a los críticos al círculo del poder, los incluye en la nómina y el régimen los engulle. La astucia implícita en la cooptación explota las vulnerabilidades del modus vivendi de los disidentes para ofrecerles la solvencia del modus operandi dentro del gobierno. Este procedimiento se consagró en la frase del entonces presidente José López Portillo cuando se refirió a la crítica periodística diciendo: “no les pago para que me peguen”. Aunque este mecanismo ha comprobado su efectividad desde el Priato, no exclusivo de ese régimen.

Y no!... No todos los sujetos claudican mediante la cooptación. En aquellos casos excepcionales en que las convicciones y la conciencia son firmes e incorruptibles, el Estado suele ejercitar una variante, tan perjudicial y vil como la cooptación: la indiferencia, esa legendaria manifestación de la crueldad que degrada en la impunidad.

En este binomio, la cooptación ha producido impecables intelectualidades orgánicas y artistas serviles; pero la indiferencia, se ha materializado en la impunidad y el olvido oficial de la muerte y desaparición de periodistas.

Un informe de Reporteros Sin Fronteras (RSF) indica que México encabezó el año pasado la lista de periodistas asesinados o fallecidos por motivos relacionados con el ejercicio de su profesión, en crímenes ejecutados por bandas relacionadas al narcotráfico. México es el país más peligroso para ejercer esta profesión en América Latina y el Caribe, por delante de Colombia y Brasil.

Robert Shaw, de International Media Support (IMS) señala "una creciente cultura de la impunidad, que empeora cada día", y enfatiza que la falta de resultados en el combate a las agresiones a periodistas en México obedece a omisiones legislativas, a la inexistente voluntad política y a largos procesos judiciales que casi criminalizan a las víctimas.

El segundo procedimiento para domesticar la crítica y la disidencia es la represión, que admite un sinfín de versiones, pero el común denominador en todas las manifestaciones es el peso, - contundente, específico y coercitivo- que recae sobre los demandantes u opositores para inhibir las expresiones de inconformidad, acallar los reclamos sociales y extinguir las denuncias ciudadanas.

La represión, sea cual fuere su intensidad de la fuerza pública aplicada y la magnitud del sector controlado, es el indicativo de la tiranía por excelencia; en el planeta, ninguna de las hegemonías, de los regímenes absolutistas o totalitarios, de los imperios o dictaduras, han surgido sin el ejercicio previo de la represión.

Sí!… en la política todo es cuestión de matices, y así, el ejercicio de la represión dependerá del impacto de la denuncia. En un código negro, no escrito pero vigente, se ponderan los mensajes de la ciudadanía que disiente con el estado; algunas de esas denuncias y disidencias serán ignoradas, pero otras activarán el mecanismo represor del estado.

Lamentablemente, existen dos casos recientes que ejemplifican los grados y la intensidad de la represión: Javier Herrera Valles, ex comisionado de la Policía Federal Preventiva, y el Dr. José Manuel de Jesús Ortiz Ampudia, presidente del Consejo Médico y Ciudadano en Tijuana. Javier Herrera Valles denunció públicamente al secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna y actualmente se encuentra bajo arraigo acusado de recibir dinero del narcotráfico; el Dr. Ortiz Ampudia encabezó y organizó protestas contra la inseguridad para exigir que se erradique el secuestro en esta frontera, fue despedido de la clínica Issstecali que administra el gobierno estatal encabezado por el panista José Guadalupe Osuna Millán.

No!... Estos procedimientos para erradicar la crítica y la disidencia no son propiedad intelectual de su autor; podría decirse que son el legado de la clase gobernante del siglo XX, o peor aún, que ya son del dominio público. Lo preocupante es la deleznable vigencia de estos procedimientos y su evidente adaptación a la ideología de cualquier régimen, ya sea priísta, panista, perredista.

En estas circunstancias, el valor civil es una virtud amenazada en un entorno que sojuzga la crítica y que doblega a los disidentes, porque el valor civil es una amenaza para un régimen que aplica al pié de la letra… aquellos capítulos que se perdieron en la oscuridad de los tiempos y que actualiza las reglas no escritas del código negro, porque nunca habrá justificación alguna para el abuso del poder…

domingo, diciembre 07, 2008

Abracadabra

En algún lugar de la parafernalia, entre las alegorías, comedias y artificios, la partidocracia reserva sus propuestas para el momento oportuno y ejerce el poder para preservarlo; y por eso, las panaceas, las propuestas maravillosas, los plazos y las soluciones mágicas surgen únicamente en torno al proselitismo…

Las propuestas impactantes para aliviar los males endémicos que flagelan al país, y la disposición para atender las demandas sociales se postergan hasta la época electoral. Durante ese periodo de tiempo, y sólo en la víspera de los comicios, la voz de la ciudadanía adquiere una resonancia inusitada; bajo el influjo del poder, súbitamente aparece el hilo milagroso que habrá de zurcir el desgarrado tejido social.

Como por arte de magia, se logra el consenso en el legislativo y se aprueban dictámenes y reformas, como si la unanimidad fuera un parámetro para ponderar la eficiencia en el Congreso de la Unión. Con visión proselitista, ninguna de las bancadas pierde la oportunidad para distinguirse ante la ciudadanía y la aprobación de iniciativas obedece a los costos políticos, traducidos en votos.

Entre juegos y malabares, la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados, aprobó por unanimidad incorporar a la Constitución Política las figuras del plebiscito y referéndum, lo permitirá que la ciudadanía participe en cuestiones administrativas y modificaciones a la Carta Magna.

Levitando sin cables y flotando sobre el ambiente electoral, la fracción del Partido del Trabajo (PT) en la Cámara de Diputados presentó una iniciativa de reforma que plantea prohibir al Estado mexicano el rescate de empresas privadas como bancos, carreteras y otros sectores; la reforma al Artículo 73 constitucional establece que "en ningún caso el Estado Mexicano emitirá leyes, decretos, acuerdos, contratos o disposiciones de carácter general mediante los cuales se convierta en pública la deuda de agentes económicos privados".

El conejo que saltó de la chistera del gobernador priísta, Humberto Moreira Valdés, traía consigo un tabú: restablecer en la Constitución Federal la “pena de muerte para los plagiarios que torturan y matan a sus víctimas”. Esta propuesta, que provocó polémica en la clase política y agilizó la opinión pública, surgió en el momento preciso y su impacto fue debidamente calculado obedeciendo a los tiempos y movimientos electoreros.

Como verdadero escapista, Felipe Calderón se incorpora al elenco de la magia electorera con una desaparición asombrosa: aseguró ante la cúpula del PAN que no interferirá en el proceso electoral de 2009; entre el polvo de estrellas blanquiazules, la ilusión surgió ante los coordinadores parlamentarios en ambas cámaras, legisladores federales y locales y aspirantes a gobiernos estatales, cuando el presidente sostuvo que actuará con “imparcialidad y sin abusos”.

Pero la consagración en el ilusionismo se produjo cuando Calderón asumió la dirigencia subrepticia de su partido y presentó el lema de las futuras campañas, cuando exigió a los dirigentes ponerse a trabajar e ir casa por casa, barrio por barrio, para convencer a la ciudadanía de que “Acción Nacional es la mejor alternativa de gobierno”.

El proceso es ya inminente e inevitable, y en los tiempos venideros bastará pronunciar las palabras mágicas y de la nada absoluta aparecerán los trucos y embelecos, las argucias y las consignas que escucharemos hasta el hartazgo durante las próximas campañas; las grandes soluciones en plazos pequeños, -los cien días o los quince minutos-, se condensarán en las estrategias electoreras… las panaceas, las propuestas maravillosas, los plazos y las soluciones mágicas surgirán en torno al proselitismo…