domingo, abril 26, 2009

El génesis de la imposición

En algún lugar de la victoria, cuando se pactaron las fronteras de la civilización, se impuso un canon existencial sobre los vencidos; y entonces, por la rosa de los vientos se dispersó una visión fragmentada de la humanidad, una versión mutilada del universo, y una fórmula excluyente de la felicidad…

La historia se escribe en el idioma de los vencedores y el dominio es el efecto inexorable de la victoria; sean cuales fueren las circunstancias, la raza o el credo, los vencedores imponen su visión del mundo a los vencidos. E invariablemente, en todos aquellos que han logrado someter a otros bajo su control o potestad se activa uno de los genes que distinguen a la especie humana del resto de los seres vivos: el gen de la imposición.

Mientras los seres humanos permanecen en el anonimato de una multitud sometida, el gen de la imposición es absolutamente recesivo, y permanecerá en estado latente hasta que un estímulo jerárquico despabile su animación suspendida. Por eso, cuando un individuo sobrevive bajo el dominio de un régimen o hegemonía, su conducta será sumisa, dócil y conformista. Pero en el mismo momento en que se le delega alguna responsabilidad y se le concede un atisbo de autoridad: se activa el gen de la imposición, su conducta se transforma y el sometido se convierte en un dictadorzuelo.

No!... No existe la mínima posibilidad de erradicar los estragos del gen impositivo. Y… ejemplos?... pues hay muchísimos, pero el más esclarecedor es el devenir de la nación judía: en los tiempos bíblicos, cuando su líder era Josué, fue un pueblo aguerrido que sometió a sus vecinos, todos ellos paganos, e impuso su ley y su religión en los territorios dominados.

Pero la beligerancia de los judíos apenas fue una pálida sombra de inconformidad o subversión cuando vivieron en calidad de refugiados y esclavos en Egipto; fueron extremadamente dóciles y sumisos cuando los deglutió el Imperio Romano; y no ofrecieron resistencia cuando el régimen nazi los despojó, los concentró y los exterminó. Y ahora, como los mártires del mundo libre y civilizado se envalentonan de nuevo para imponer su estado en una tierra prometida que no les pertenece aplicando todo el rigor de su fuerza militar contra los palestinos.

Sí!... la secuela más devastadora de la victoria es la imposición de un criterio, y los estragos del predominio de una cosmovisión son evidentes en las dos ediciones de la Cumbre contra el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia, auspiciadas por Naciones Unidas.

Recientemente, el Gobierno israelí promovió el boicoteo de la Segunda Edición de la Cumbre (Ginebra,2009) de los países europeos y EE UU porque en la Primera Edición de la Cumbre contra el Racismo (Durban, 2001), la resolución final equiparó al sionismo con el racismo.


Aquella resolución ofendió a la mitad occidental del mundo, específicamente a aquellas naciones amalgamadas con los triunfadores de la Segunda Guerra Mundial, quienes escribieron el origen y el desenlace de una de las conflagraciones más deleznables de la historia moderna.

Según la versión de los vencedores, el Holocausto de judíos en el Tercer Reich fue una atrocidad inexplicable e injustificable, condenable y execrable; calificativos que no aplican al infierno desatado por las bombas norteamericanas en Hiroshima y Nagasaki, porque la muerte de 120 000 civiles y la espantosa secuela de radiación nuclear fueron el precio de la paz mundial.

Curiosamente, desde la planeación de la Segunda Cumbre intervinieron elementos tendientes a parcializar la visión del mundo: la fecha de la cumbre coincidió con la fecha de la conmemoración del Holocausto en Israel y con el aniversario del nacimiento de Adolf Hitler en el calendario judío.

Y meses antes de la realización de la cumbre, se negociaron los términos de la resolución final; se pactó la redacción de un texto que omitió las referencias explícitas al Estado de Israel y al conflicto árabe-israelí. Se menciona la necesidad de recordar el Holocausto, pero excluye el concepto de "difamación de religiones", que los países musulmanes pretendían incluir y que Occidente rechazó argumentando que se limitaba la libertad de expresión.

Contra viento y marea, y a pesar del boicot, se realizó la Segunda Cumbre contra el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia. Y ante la ausencia de Estados Unidos, Israel, Italia, Australia, Canadá, Alemania, el mandatario iraní, Mahmoud Ahmadineyad, denunció que “en compensación por las espantosas consecuencias del racismo en Europa, (los Aliados) ayudaron a otorgar poder al régimen más cruel, represivo y racista en Palestina".

Cuando Ahmadineyad inició su participación, aún humeaban los cañones israelíes que lanzaron decenas de cientos de bombas que causaron la muerte de un millar de palestinos, de los cuales, un tercio fueron niños. Y aún no terminaba el discurso de Ahmadineyad cuando una treintena de los asistentes abandonaban el recinto en señal de ofensa e indignación.

Estos incidentes en Durban II, como ya se le conoce a la Segunda Cumbre contra el Racismo exhiben las diferencias de Occidente y el resto del mundo. Para el criterio predominante y políticamente correcto, es inadmisible la declaración del mandatario iraní, quien adjudicó el adjetivo “racista” al gobierno israelí, porque el grupo de vencedores que ha divulgado la ideología occidental (y condena todo aquello con tintes socialistas, islamistas, musulmanes y otros desdichados más) fue el artífice del estado judío en territorio palestino como pináculo de la Segunda Guerra Mundial.

El colmo del cinismo en cuestiones racistas fue protagonizado por Vaclav Klaus, el presidente de la República Checa y un destacado euroescéptico que ejerce la presidencia en turno de la Unión Europea. Cuando Klaus se retiraba indignado de la Cumbre contra el racismo en protesta por el discurso del mandatario iraní, en Praga, destacados miembros checos de grupos neonazis brindaban una cálida bienvenida a David Duke, el antiguo líder del grupo xenófobo norteamericano Ku Klux Klan, y ex congresista de Louisiana. Oficialmente, el motivo de su viaje fue la presentación de su libro “Mi despertar”, en el que predica la supremacía de la raza blanca, el antisemitismo y el racismo.

El boicot, la salida intempestiva en señal de protesta, la anticipada resolución de la cumbre contra el racismo, son manifestaciones del gen impositivo de una mitad del mundo que prevalece sobre la otra mitad. La tolerancia será una de las utopías del nuevo milenio mientras la verdad histórica se encubra en una versión distorsionada para legitimar el criterio dominante de un sistema opresivo y despótico (1).

El racismo será la descalificación social por antonomasia, un término de la opresión social exacerbado en una dictadura ideológica, lo suficientemente impreciso y elástico para adaptarlo tácticamente a cualquier controversia, para dispersarlo… por la rosa de los vientos como una visión fragmentada de la humanidad, una versión mutilada del universo, y una fórmula excluyente de la felicidad…


(1) Eduardo Arroyo. “Bienpensantes, proscritos y una cumbre sobre la palabra maldita”. Blog: Globalización. 24 de abril 2009. En El Semanal Digital.

domingo, abril 19, 2009

Las palabras definitivas















“Ser diputado te da poder durante tres años.
Pero la vergüenza te dura toda la vida.”
Jaime Sabines


En algún lugar cotidiano, donde el silencio se hace más fino, surge un lenguaje alterno y subversivo; y súbitamente, las palabras adquieren un carácter sublime, definitivo, y etéreo para cantar una canción no aprendida…

Jaime Sabines fue el curandero que aconsejaba tomar cápsulas de Luna cada dos horas, fue el autor que podía reunir, en tan sólo una semana, todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la Tierra, y fue un hombre con oficio de poeta que tuvo que sobrevivir ejerciendo oficios antipoéticos.

Uno de los rasgos que lo distinguen entre los habitantes del mundo literario es la dialéctica en la que transcurrió su existencia: este hombre vivió en dos ambientes diferentes, y desplazándose entre las antípodas logró extraer su verdad. En la vida de Sabines convergieron dos mundos: como poeta, habitaba en un entorno intangible, emotivo y vivencial; como individuo, se adaptó al contexto socio-económico para sobrevivir.

Este ciudadano del mundo literario aprendió la humildad, ese don del que carecen muchos artistas, mientras trabajaba para ganarse el sustento, y por ese motivo incursionó en la política.

La cooptación de celebridades, intelectuales o artistas en el inframundo político es una táctica para desvanecer la imagen turbia que caracteriza a la clase gobernante. Se aplica en las diputaciones y las senadurías cuando el partido adolece de militantes con el carisma suficiente para atraer simpatías y votos.

Sabines fue diputado federal por Chiapas en 1976 y 1979, y por el Distrito Federal en 1988. Y fue en estos momentos de su vida cuando se agudizó la tensión entre los opuestos; Sabines confiesa la degradación que el poeta padece y soporta en la curul del diputado cuando escribe:

Estoy metido en la política otra vez. Sé que no sirvo para nada, pero me utilizan.
Y me exhiben
“Poeta, de la familia mariposa-circense, atravesado por un alfiler, vitrina 5”.
(Voy, con ustedes, a verme)


Por fortuna, guardó la investidura del fuero político en el rincón de los olvidos y recuperó la esencia humana para ejercer el oficio de la poesía, ese arte que cultivó todas las tardes detrás de un mostrador de telas. Sabines fue poeta hasta sus últimos días, cuando se reconcilió con Dios y celebró la vida.

Los requerimientos económicos no postergaron su vocación poética, la política nunca mancilló su sencillez, y la enfermedad no lesionó su enorme capacidad para encontrar la belleza excepcional en las esquinas de la sencillez cotidiana.

A Sabines le debemos la autoría de las definiciones más bellas: gracias al poeta sabemos que las mejores palabras de amor están entre dos gentes que no se dicen nada, que la niebla intocable es el hálito de Dios que despierta, y que Yuria es un canto de desesperado de esperanza en un momento de protesta.

Como escribano a sueldo de la vida, ejerció el oficio impúdico del poeta desnudándose en todos sus poemas: Sabines le cantó al dinero como la llave que abre todas las puertas, a un lado de los hipócritas y los perversos canonizó a las putas, cargó en su conciencia la vergüenza de ser diputado, inventó el lenguaje alterno y subversivo del amor, y… sus palabras adquirieron un carácter sublime, definitivo y etéreo para cantar una canción no aprendida…


Por todo eso, el miércoles 22 de abril a las 7:00 PM, en la Biblioteca Pública Central Estatal, Olga Angulo y otros adictos a las cucharadas de Luna, celebraremos la vida de Jaime Sabines leyendo sus poemas. Está cordialmente invitad@.

domingo, abril 12, 2009

El ágora menesteroso

En algún lugar del ágora, donde alguna vez concurrieron todos los ciudadanos, se erigieron los muros autoritarios que destruyeron el consenso social; desde entonces, impera un nefasto silencio porque la voz de la ciudadanía se recluyó en el menester de la apatía…

Alguna vez, en los albores de la democracia, la plaza pública en las ciudades griegas constituyó el centro de la vida administrativa, religiosa y comercial: los ciudadanos se reunían en el ágora, y ahí, al concertar las voces de los concurrentes, se construía el porvenir social. Sin embargo, la quintaesencia de lo idílico es sumamente frágil y tiende a evaporarse fácilmente. La condición humana, en forma de praxis, siempre tergiversa los ideales teóricos.

Así surgió el concepto del “estado” como la corporización de una forma moderna de dominación, que establece la diferencia entre el soberano y la población a él sometida, adjudicando al estado el monopolio de la fuerza y a la sociedad el monopolio de la generación de la riqueza. Esta dicotomía subsiste y se actualiza por los vaivenes en la tensión entre el poder político y el poder económico.

Esta concepción destruyó el ágora, como concepto y como espacio, porque el titular del monopolio de la fuerza ejerce sus atribuciones al legislar, imponiendo reglas y tributos en un recinto de acceso restringido, muy alejado de la plaza y de la opinión públicas. Cuando se erigió la distancia entre los gobernantes y los gobernados, también se trazó la tenue frontera que separa a las hegemonías de las tiranías.

La Revolución Institucionalizada, y ahora el Panismo Rampante, ascendieron al poder gracias a su compactación como una hegemonía que desplegó las estrategias necesarias para obtener el consenso social para su dominio. Y en ambos casos, en cuanto esas hegemonías alcanzaron el poder político se inició un proceso irreversible, inexorable, hacia el control absoluto, hacia la tiranía.

Porque la diferencia entre una democracia y una tiranía reside en el espacio público, en el ágora donde se encuentran las voces de los gobernantes y gobernados. En una democracia los ciudadanos participan en la construcción del consenso social y del porvenir de la nación; en una tiranía se esgrimen todos los artificios fabricados por el estado para imponer su voluntad sin considerar a la ciudadanía. En la democracia, el espacio público es el recinto del bien común; en la tiranía, el ámbito legislativo es el recinto de los privilegios políticos.

En el Priato, en la alternancia en el poder y en el Panismo Institucionalizado se ha dilapidado la plaza pública, se ha destruido sistemáticamente el espacio abierto de la sociedad civil donde debiera discutirse el futuro, la forma de organización y la búsqueda de los caminos más adecuados para lograr el bien común.

En las ruinas del espacio público, en un ágora sin quórum ni consensos, la formación de la opinión pública es un proceso mediático en el que intervienen especialistas y expertos. La ciudadanía rara vez tiene acceso al discurso público. Y estas son las circunstancias idóneas para la imposición, recientemente actualizadas en el calderonismo.

La incompetencia, ineficiencia e impericia del gabinete económico de Felipe Calderón se materializaron en un pésimo manejo de la crisis y sus efectos: para revertir el declive de la recaudación fiscal y de la renta petrolera, se incrementó la carga tributaria violando los principios jurídicos esenciales de justicia, equidad y proporcionalidad. Como secuela lógica de esa imposición se presentaron 35,000 demandas contra el Impuesto Empresarial a Tasa Única en el 2008, cuando la Ley de Ingresos de la Federación contempló que la recaudación por el IETU sería del orden de 70 mil millones de pesos.

Otra manifestación de la distancia entre el recinto del ejecutivo y la plaza pública y la indiferencia lacerante hacia la ciudadanía y el destino de la nación es la decisión de Felipe Calderón, a nombre de todos los mexicanos, de solicitar fondos en los mercados internacionales y expandir la deuda pública.

Y otra más: para eludir la devolución de impuestos impugnados en la Cámara de Diputados se aprobó por una aplastante mayoría de 335 votos, la reforma al artículo 107 de la Constitución que establece que el derecho del amparo contra el fisco sólo podrá ser colectivo, y que elimina la devolución del impuesto pugnado aún cuando el contribuyente ganase el juicio de amparo.

El monto de los impuestos impugnados y devueltos al contribuyente es la cuantificación de las imposiciones absurdas de tributos al margen de la ley, es el costo de la histeria oficial al implantar medidas descabelladas para subsanar la ineficiencia de la administración pública. La devolución de los impuestos es un rubro de gran magnitud y de alto impacto en el presupuesto federal: del 2000 al 206 el fisco devolvió algo así como 47,000 millones de pesos, por eso, cuando se presentó la iniciativa para reformar la ley del amparo fiscal, los diputados lograron el consenso por unanimidad.

La incursión en los senderos de la tiranía no es exclusiva y la imposición de tributos suele ser una canonjía de regímenes absolutistas; la aberración tributaria que hoy nos aqueja guarda una semejanza asombrosa con los impuestos en el régimen de su Alteza Serenísima y obedecen al mismo propósito. El Impuesto Empresarial a Tasa Única, y el Impuesto a Depósitos en Efectivo tienen las mismas características de aquel Impuesto a los Perros, a Puertas y Ventanas del gobierno de Antonio López de Santa Ana.

En aquel entonces y ahora, la opinión pública y la participación ciudadana se excluyeron del recinto legislativo donde unos cuantos deciden el futuro del país, rodeados de un nefasto silencio porque la voz de la ciudadanía se recluyó en el menester de la apatía…

domingo, abril 05, 2009

Táctica elemental

En algún lugar de la contienda, cuando la determinación excede los límites de la sensatez, las aspiraciones se trasladan al territorio de las obstinaciones, donde surgen la beligerancia y el encono; pero en el fragor de las hostilidades suele perderse la perspectiva…

El Partido Acción Nacional, a través Germán Martínez, el ventrílocuo oficial de la presidencia, ha iniciado las hostilidades en la contienda por el voto; la premura en la divulgación de mensajes impregnados de proselitismo contraviene a las fechas y a las formas establecidas en la reforma electoral reciente (avalada y defendida por el PAN) y elude el cabal cumplimiento de los convenios pactados.

La estrategia mediática emprendida por AN revela la trascendencia de las elecciones intermedias para el partido en el poder. El predominio en la configuración del legislativo y la conservación de los bastiones estatales del panismo son indispensables para fortalecer a un régimen sin mandato y consolidar la hegemonía de la ultraderecha.

Por eso, el rey está reacomodando a sus peones en el tablero: la designación de los candidatos a diputaciones y senadurías se hizo en función de su lealtad al ejecutivo y/o su funcionalidad para el partido. Como en las típicas elecciones de estado, los candidatos serán aquellos militantes, o simpatizantes, con capacidad probada para obedecer ciegamente, que hayan demostrado un servilismo incondicional y que estén ansiosos por incorporarse al presupuesto y hacer del erario su modus vivendi.

La lealtad y la abnegación se personifican en Josefina Vázquez Mota, quien alguna vez le pidió a Dios hacerla viuda, y ahora le pide hacerla diputada, y presidenciable con el favor de Calderón. El usufructo de la notoriedad encarna en celebridades deportivas dispuestas a luchar olímpicamente en la arena política. Vgrs: Carlos Hermosillo, quien se define (y se flagela) a sí mismo como un “soldado del gobierno”.

En ambos casos, la motivación de la partidocracia es controlar el legislativo porque la representación de los sectores populares y la atención de las demandas del electorado se encuentran en el último rubro de una sinuosa lista de motivos. La verdadera prioridad de la clase gobernante es consolidar sus parapetos, y una vez fortalecidos, emprender la lucha por la presidencia. Táctica elemental.

Pero cuando se contiende por el dominio total y la victoria significa el control absoluto, suele perderse la perspectiva y se recurre a estrategias deleznables. Entonces, el proselitismo se transforma en un vulgar intercambio de ofensas, en un cuadrilátero de mala muerte, en un espectáculo de quinta con jaloneos ridículos.

Sí! … Aquí ya se perdió la perspectiva y aún no inician las campañas. La ferocidad de la contienda se explica por el botín de la victoria, y para alcanzarla, el partido gobernante ejecuta burdamente las estrategias más rudimentarias de la propaganda política. El Partido Acción Nacional (PAN) ha reducido el proceso electoral a una rivalidad entre personajes políticos, la propuesta del partido consiste en alardear de sus virtudes y enfatizar los defectos y evocar el pasado del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

La campaña beligerante de Acción Nacional revela la ausencia total de un criterio inteligente, de perspectiva y de proyecto, y además, es una campaña con vicios desde su origen: fue diseñada por el ejecutivo con el objetivo de afianzar y conservar el poder presidencial, sin considerar el rango estatal de las elecciones intermedias, donde las inercias partidistas no tienen el mismo efecto que en las elecciones presidenciales; y por otro vicio en el diseño de la campaña los panistas eluden los ínfimos niveles de credibilidad y aceptación social de los legisladores, quienes acaparan el repudio popular.

Por esa falta de perspectiva, los contendientes subestiman la capacidad de discernimiento del electorado y pretenden minimizar el rango de la memoria colectiva.

La altura de miras les impide a los panistas y priístas percatarse de que proyectan la misma imagen a la ciudadanía. En la percepción social, PAN y PRI guardan una asombrosa semejanza porque los equiparan dos factores incontrovertibles: el ascenso a la presidencia y los magros resultados obtenidos.

Por los efectos del mimetismo político, todos los argumentos para denostar al adversario siguen una trayectoria excéntrica que los revierte contra quien los esgrime. La vulgaridad del ataque lesiona por igual a la víctima y al victimario.

Y este es tan sólo el preámbulo de una contienda de enconos que excede y desvirtúa la esencia democrática de la pugna por el poder; la partidocracia se enfrascará en una iracunda diatriba, se desgarrarán mutuamente sin piedad ni compasión ante la mirada impasible del electorado, el espectador cautivo del fragor de las hostilidades donde se ha esfumado perspectiva…