sábado, septiembre 16, 2006

Aquelarre

En algún lugar espeluznante, una noche sin luna, en un macabro aquelarre, el concilio supremo de las brujas malvadas, declaró su inexorable e inatacable deslinde de la clase política mexicana, y ejerciendo su derecho inalienable para lanzar aberraciones, exigieron la reivindicación a su estirpe…

La indignación de las brujas no es para menos. En la historia contemporánea de México, el periodo entre la jornada electoral y la toma de protesta del presidente electo se ha caracterizado por la crueldad con que se saldan las cuentas pendientes; esta temporada entre sexenios es conocida como la “cacería de brujas”, aludiendo a la naturaleza vil y despiadada de los negociadores y a la rabia con que se castiga a los adversarios vencidos… ahí estriba el reclamo de las brujas.

Porque no hay, en leyenda o relato alguno, ninguna bruja tan malvada y cruel como los políticos mexicanos. Durante el inexorable intermedio entre dos sexenios, mientras en la vida cotidiana transcurre un compás de espera, bajo la sombra del poder se amortizan algunas deudas, se pospone uno que otro plazo, se agilizan los compromisos apremiantes, se cumplen las sentencias pendientes ó se postergan las condenas, pero se saldan todas, absolutamente todas las deudas en un ajuste implacable de cuentas.

El resultado de estas negociaciones ha sido muy variado, dependiendo del agravio y de la amenaza que se pretenda anular: desde los ajusticiamientos entre los caudillos revolucionarios hasta los exilios del Priato, incluyendo los nombramientos plenipotenciarios en embajadas lejanas y las espectaculares aprehensiones de distinguidos personajes de la clase política.

Todos aquellos quienes osaron oponer resistencia alguna a la inercia del poder lo pagaron, lo están pagando ó lo pagarán muy caro: con su dignidad, con su patrimonio, con su libertad, con su lejanía ó con la vida.

Las negociaciones que se realizan en el periodo de transición determinan el porvenir en todas las esferas del poder. Del resultado de esos acuerdos dependerán: el equilibrio de las fuerzas políticas, la tendencia predominante en el régimen, la calidad de vida en la expresidencia y el lugar en la historia oficial.

Por eso, la fecha inicial en la agenda política de Felipe de Jesús Calderón fue el 5 de Septiembre cuando el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación declaró válida la elección del 2 de Julio. A partir de ese día, se realizó una secuencia de acciones estratégicas para identificar a los aliados y a los adversarios y para afianzar los acuerdos: cediendo o exigiendo, castigando lo imperdonable ó perdonando lo cuestionable.
Las primeras concertacesiones de la temporada fueron, en orden insultante y revolvente: la sentencia absolutoria a René Bejarano por la acusación de delito electoral que durante una madrugada dictó el juez 32 de lo Penal, Jesús Ubando López, con sede en el Reclusorio Sur; concluyendo así, el golpeteo enfocado a lastimar la imagen de Andrés Manuel López Obrador.

Otra evidencia de las nefastas negociaciones que se realizan en la penumbra, es la declaración del titular de la Secretaría de la Función Pública, Eduardo Romero, quien indicó que en las auditorias y los resultados que hasta el momento se tienen, no se desprenden elementos para considerar que los hermanitos Bribiesca Sahagún hayan cometido actuaciones indebidas.
Y en un alarde de tecnología, los pájaros en el alambre captaron y difundieron la afectuosa conversación que el senador priísta Emilio Gamboa Patrón sostuvo con Kamel Nacif, mejor conocido como el Padre de todos los bandidos.
Ni la mente más retorcida pudo alguna vez imaginar tantas aberraciones. No hay punto de comparación entre una manzana envenenada y la podredumbre de la política mexicana…por eso, las brujas malvadas declararon su inexorable e inatacable deslinde y exigieron la reivindicación a su estirpe… cacle… cacle…



Laura M López Murillo

enalgunlugarlaura@hotmail.com

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