domingo, enero 17, 2010

Preludio electoral

En algún lugar inmutable, cuando los mecanismos del poder se desencadenan, los especímenes de una subespecie emergen del inframundo, envilecen el aire respirable y corrompen el entorno…

El 2010 adquiere una especial importancia en el devenir histórico: se conmemoran el bicentenario de la lucha independentista y el centenario de la gesta revolucionaria, pero también se inicia una contienda encarnizada por el poder cuya culminación consolidará a la élite gobernante.

La reconfiguración de la geografía política ha iniciado: los especímenes de la infra especie política invaden el entorno social, algunos cambian de piel y convicciones en el imperativo afán de incorporarse al estrecho círculo del poder. La partidocracia se apresta para fortalecer sus huestes y despliega todos los argumentos posibles para atraer a los ingenuos e incautos que detentan un grado extraordinario de oportunismo y ambición.

Durante la tregua navideña se abrieron las puertas del panismo rampante y excluyente para reclutar simpatizantes para revertir los estragos del repudio generalizado; como resultado del operativo decembrino se enlistaron en las filas panistas medio millón de ciudadanos, entre los que destacan reconocidos personajes del ámbito artístico y deportivo.

Hoy por hoy, en la víspera de la contienda de doce gubernaturas, en la penumbra del mercantilismo electoral se fraguan desconcertantes alianzas del PAN y el PRD, confirmando la veleidosa naturaleza de las convicciones partidistas y la ausencia total de ética en la política.

Por esos desplantes de cinismo, y todas las aberraciones que se acumulen, el abstencionismo y la apatía se erigen como los principales enemigos a vencer en las próximas elecciones; la partidocracia y la clase gobernante concentran el repudio social porque no han respondido a las expectativas de la ciudadanía, porque el estado no ha cumplido la encomienda primigenia, porque entre las líneas de la reforma del estado yace la intención oculta de perpetuarse en el poder detrás de la parlamentarización del régimen, porque el ejercicio de la democracia se ha tergiversado en vulgares concertacesiones, porque las reformas pendientes se han diluido en negociaciones clientelares, porque todo adquiere una súbita importancia en épocas de proselitismo.

Durante el entretiempo electoral, ninguna de las instancias políticas promueve iniciativas polémicas, nadie está dispuesto a erogar costos políticos por atender demandas sociales, por justas que sean. Los sectores marginales y las minorías adquieren importancia en el preludio electoral; el súbito interés por la ciudadanía y sus reclamos reaparece cuando los mecanismos del poder se desencadenan, cuando los especímenes de una subespecie emergen del inframundo, envilecen el aire respirable y corrompen el entorno…

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