domingo, octubre 10, 2010

El exilio de la imaginación

“La libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana”.
ONU. Declaración universal de los derechos humanos

En algún lugar irreverente e inmune a los dogmas, las ilusiones adquirieron un matiz sublime y se transfiguraron en convicciones que se dispersaban por la rosa de los vientos; pero el canon del lucro erradicó la propensión a soñar, y ahora, la imaginación yace en el exilio del olvido, marginada por una cruel materialidad…

En la segunda mitad del Siglo XX, en una época de estigmas y prejuicios socialmente arraigados germinó la semilla de la irreverencia y floreció la contracultura como una expresión auténtica que divulgó la necesidad de recuperar la esperanza de un mundo mejor. Aquel mensaje de la irreverencia alteró un estilo de vida sustentado en un estereotipo de progreso que asimilaba la felicidad con la adquisición de electrodomésticos y se confrontaron visiones del mundo totalmente contrarias. Aquellos irreverentes de los 60`s y 70`s protagonizaron un movimiento social contra los criterios dominantes que manipulan las pautas de conducta de las multitudes.

Hoy por hoy, cuando se celebra en todo el mundo el septuagésimo cumpleaños de John Lennon, autor de las protestas más dulces que se han escuchado sobre la faz del planeta, la sombra de los totalitarismos se cierne de nuevo sobre la humanidad acallando la crítica de los disidentes y consolidando fundamentalismos.

Vgrs: El Premio Nobel de la Paz se le otorgó al disidente chino Liu Xiaobo por su lucha no violenta y duradera por defender los derechos humanos. Y en un cruel contraste, mientras el portavoz del galardón afirmaba que "la cercana relación entre derechos humanos y la paz es un requisito para la fraternidad entre las naciones", el gobierno chino calificó como una “blasfemia” la concesión del Nobel a un disidente encarcelado.

Y en México, en un régimen que demerita el laicismo y pretende legislar desde un púlpito, debemos tolerar los exabruptos de energúmenos infrahumanos que abusan de su posición privilegiada para condenar y satanizar todo lo que no coincide con su obtusa percepción del mundo. El flamante gobernador de Jalisco, el panista rampante Emilio González Márquez, lanzó una perorata insufrible pletórica de prejuicios inflamados contra el matrimonio de homosexuales. Durante la inauguración de Segunda Cumbre Iberoamericana de la Familia, el gobernador, asumiendo la investidura apócrifa de un líder moral dijo que todavía le provoca “asquito” el matrimonio entre personas del mismo sexo. En el mismo evento y desde el mismo pódium, el cardenal Juan Sandoval Íñiguez pregonó que la familia es un don divino y el mejor regalo para el hombre.

Si alguna divinidad le ha regalado algo a los seres humanos, ha sido la curiosidad intelectual y el libre albedrío, que se manifiestan en la aspiración por un mundo mejor donde se reconozcan la dignidad intrínseca y los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana, ahora sometida por el lucrativo canon dogmático que erradicó la propensión a soñar y por una cruel materialidad que condenó a la imaginación al exilio del olvido…

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