domingo, enero 01, 2012

La explanada de la democracia

“La enfermedad mortal de las democracias
es la renuncia de los ciudadanos a participar”.
José Saramago

Dedicada a mi tío: Arturo Murillo

En algún lugar meteorológico, por encima de la línea de flotación y sobre la curvatura más tenue del horizonte es posible vislumbrar el clima que se aproxima; y a veces, si la atmósfera está contenta, se pueden predecir los ánimos y las precipitaciones sociales…

El clima electorero se caracteriza por las precipitaciones triunfalistas, por las desavenencias con los plazos legalmente establecidos y por la animosidad del criterio partidista. En estas circunstancias, la ciudadanía se ve expuesta a un bombardeo proselitista de mensajes contradictorios y cunde la desinformación; cuando se exacerban los ánimos en la contienda electoral suelen desatarse escándalos aberrantes y predominan el repudio y el hartazgo sociales.

Sí!.. es una fórmula nefasta pero comprobada hasta el cansancio: cuando se incrementa la divulgación de perversidades se agudiza el rechazo. Y en una reacción en cadena, el desencanto de la ciudadanía provoca una apatía expansiva, y así, la soledad y el vacío ocupan la explanada de la democracia. Esa plaza pública, donde los ciudadanos participan en la toma de las decisiones que afectan la vida y el provenir de todos, corre el riesgo de convertirse en un páramo, en un desierto habitado por las huestes de la partidocracia quienes deciden el rumbo del destino nacional.

El ágora posmoderno presenta ya los estragos del abandono, pero no son irreversibles porque en cada ciudadano reside la posibilidad de revertir la tendencia que favorece exclusivamente a la clase gobernante. En este momento histórico se confrontan la ciudadanía y las aristocracias fácticas: la partidocracia produjo una pseudo reforma electoral que aminoró el poder de la mediocracia, que transmite mensajes para debilitar la confianza en las autoridades electorales. Y es preciso aclarar que los ataques al Instituto Federal Electoral, (IFE) hieren la integridad del electorado, porque esta institución articula el interés y la voluntad de todos los ciudadanos que lo conforman.

Ante las inclemencias que se avecinan es imperativo atender la convocatoria del IFE y ejercer plenamente la ciudadanía como funcionarios de casilla, como capacitadores asistentes o supervisores, como observadores o consejeros. Es necesario que los mexicanos acudan a la explanada de la democracia y ocupen el lugar que legítimamente les corresponde y que hagan valer su derecho a intervenir en las grandes decisiones para revertir los pronósticos que auguran la apatía, desánimo y el abstencionismo en las precipitaciones sociales…

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