En algún lugar del prólogo, cuando se vislumbraron los
horizontes se ponderaron también los esfuerzos requeridos para llegar a un
feliz desenlace; desde ese momento, las voluntades concentradas en torno a un
ideal se esparcirán a todos los rincones buscando felices coincidencias…
La
preparación de la jornada electoral requiere el esfuerzo titánico de un
contingente dispuesto a soportar las frustraciones y los rechazos: 38,767
capacitadores asistentes electorales (CAEs) inician su preparación para buscar
y notificar, para instruir y alentar a los ciudadanos que serán funcionarios en
las 155 mil casillas que se instalarán en todo el territorio nacional el
domingo 1 de julio.
El Instituto Nacional Electoral (INE)
informó que el 24 de febrero inició simultáneamente en los 300 distritos
electorales del país, la preparación de los Capacitador@s Asistentes
Electorales (CAEs) quienes conocerán el funcionamiento de cada uno de los
engranes del mecanismo ciudadanizado y se convencerán del blindaje que lo
protege; recibirán el croquis con los pormenores de las rutas y los senderos
que recorrerán, las metas que deben alcanzar y los tiempos para lograrlo. Y
entonces, con los elementos de juicio y la determinación suficientes, recibirán
el chaleco color rosa mexicano y la encomienda de esparcir por todos los
rincones el valor cívico que los impulsa.
Llegarán a las viviendas, preguntarán
por los ciudadanos, los invitarán a participar como funcionarios de casilla explicándo
sus atribuciones, deberán convencerlos con las bondades de la democracia, con
los argumentos del civismo que se han tergiversado, postergado y demeritado.
Ésta es, quizá, la tarea más ardua y tan difícil como sembrar esperanzas en el
desierto de las decepciones pero el valor cívico es el aliciente esencial del
mecanismo electoral. Por eso, la imparcialidad debe ser la actitud predominante
en el desempeño de los CAEs, esto implica la insospechada habilidad de guardar
las filias y contener las fobias: excluir simpatías, adherencias o militancias,
omitir las denostaciones y las quejas cuando se invita y se instruye a los
posibles funcionarios de casilla.
La
desconfianza y el hartazgo que impregnan la percepción social son los
principales obstáculos que enfrentarán los CAEs y los combatirán con una certeza,
sólo una, pero la mejor de todas: la soberanía reside en el pueblo y todos los
mexicanos somos los arquitectos del porvenir nacional. La jornada electoral es
el momento en que la soberanía se materializa, cuando la voluntad popular
adquiere la forma y la consistencia del voto, ese derecho que no se ejerce en
toda su plenitud, involucra la buena voluntad de miles y miles de conciudadanos
que aportarán su tiempo y su leal saber y entender, en una jornada dominical
cuya retribución será la insospechada sensación cívica del deber cumplido.
Próximamente llegarán las invitaciones a los funcionarios de casilla con un
encomio al civismo auténtico. Las voluntades ya se concentraron en el tono más
festivo del color rosa, los portadores se aprestan para eludir todas las
inclemencias y esparcir el ideal democrático a todos los rincones buscando en
la ciudadanía felices coincidencias…
Porque mi país me importa!