En algún lugar recóndito
perdura una necesidad ancestral que nos impulsa a construir esperanzas; en
todas las versiones del tiempo y en todos los meridianos del espacio, el
porvenir se ha erigido con los mejores esfuerzos…
Después
de las pre-campañas y antes de las campañas habrá un receso en el proselitismo
conocido como inter-campaña (del 12 de febrero al 29 de marzo) cuando están
prohibidos los actos anticipados de campaña y los llamados de los partidos políticos
a votar por un candidato o coalición. Pero éste breve receso no será suficiente
para restaurar la cordura lesionada del electorado.
Durante las pre campañas, la ciudadanía resistió
heroicamente un incordio masivo que ofendió a la inteligencia: en la contienda
por la simpatía de las militancias sólo hubo un contrincante en cada coalición,
uno solo y sólo uno, que combatió contra su propia sombra. Y así, los
apartidistas y los indecisos, los ingenuos y los incautos, los apáticos y los
críticos, todos, fuimos receptores involuntarios de mensajes sin contenido,
saturados de imágenes fabricadas en escenarios increíbles, literalmente increíbles
porque nadie les creyó.
Y
en el epílogo de las pre campañas, Antonio Solá, el experto en comunicación
política reveló que no hay verdades absolutas y que las estrategias de la propaganda
electoral pueden girar sobre su propio eje para condenar lo que alguna vez
defendieron y glorificar lo que antes satanizaron. El autor de la campaña que
describía a Andrés Manuel López Obrador como un peligro para México ahora se
desdice en un desplante que pretende incidir en la credibilidad del árbitro de
las elecciones, como un adelanto de la guerra que se avecina.
La breve inter campaña permitirá que el electorado se
reponga de un episodio realmente espeluznante: la comisión de fiscalización del
INE ha confirmado, sin lugar a dudas, que nada ni nadie nos detiene a la hora
de apoyar a alguno de los aspirantes a las candidaturas independientes: el
fervor democrático de los mexicanos fue tan poderoso que desde el otro mundo
acudieron a firmar sin importarles que su credencial de elector ya no
apareciera en la lista nominal porque el territorio nacional se transformó en
una sucursal del inframundo donde los vivos se pasaron de vivos captando firmas
de electores fallecidos y credenciales apócrifas. El escalofriante episodio concluirá
el 19 de febrero cuando termina el periodo para la captación del apoyo
ciudadano a l@s aspirantes a las candidaturas independientes para la
presidencia y será el 29 de marzo cuando se aprobará el registro de los candidatos
sin partido político dando inicio a las campañas.
Estamos
en el preludio de la contienda y los artificios utilizados deberían alertarnos.
Las ofensas a la inteligencia son insufribles y es espeluznante el abuso de
padrones. Hoy por hoy, la presencia de la ciudadanía es imprescindible, ya sea
como funcionarios de casilla o como observadores porque su participación es el
garante del proceso electoral. En la ciudadanía reside el derecho para elegir a
sus gobernantes, en el electorado se concentra el impulso para construir sus esperanzas
porque en todas las versiones del tiempo y en todos los meridianos del espacio,
el porvenir se ha erigido con los mejores esfuerzos…
Porque mi país me importa!
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