domingo, marzo 08, 2009

Hoy como siempre y desde entonces

“La historia se repite. Ese es uno de los errores de la historia.”
Charles Darwin


En algún lugar de la biología, en los recovecos del genoma humano, se inician los trazos imperceptibles que configuran la postura de los seres civilizados, la actitud de los especímenes pensantes y la condición obtusa de los energúmenos…

En 1859 se agotó el tiraje inicial del libro “El origen de las especies por medio de la selección natural”, y a partir de ese momento, el campo del conocimiento se despojó de la aureola dogmática. En aquel entonces, Charles Darwin, como autor del epílogo de los grandes relatos, fue condenado por la Iglesia, la anglicana y la católica, y debido a la influencia del clero se le negó el título de caballero por su trabajo científico.

Hoy por hoy, la obra de Darwin fue el título más vendido en la XXX Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería y, ahora como entonces, la humanidad se polariza en torno a la biología evolutiva y al creacionismo, porque 150 años no han sido suficientes para erradicar del genoma los fundamentalismos dogmáticos que persisten en la mentalidad humana.

Los grandes cataclismos meteorológicos y la última mutación anatómica sucedieron hace miles de años, y desde entonces, los cambios sobre la faz de la Tierra fueron de índole social: avances espectaculares, esplendores y debacles, descubrimientos y genocidios, la Revolución industrial, las Guerras Mundiales, la Revolución de Octubre y la Perestroika, la Guerra Fría, la caída del Muro de Berlín, etc. Las mutaciones recientes en la especie humana han sido modificaciones en el estilo de vida desencadenadas por procesos sociales e institucionalizadas por modelos económicos.

El caballero feudal del Medioevo se transformó en el burgués del mercantilismo, y éste en el empresario del capitalismo; los ciudadanos han sido esclavos, siervos, artesanos, obreros, mano y mente de obra; en esa secuencia, los individuos han adquirido destrezas y aptitudes para adaptarse al entorno y sobrevivir.

En siglo y medio, la industrialización, como resultado de la utilización ideológica de la ciencia y la tecnología, ha transformado las necesidades y las motivaciones de los individuos. La sociedad devino en una multitud de consumidores de productos seriales y homogeneizados, glorificados como indicadores del status y objetivos de la existencia.

El ciudadano del siglo XX se transformó en un espectador que absorbe los mensajes publicitarios que manipulan su actitud y sus pautas de conducta. La culminación del proceso se ubica en la irracionalidad de la sociedad de masas, donde la comodidad del bienestar y la felicidad organizada derivan en un comportamiento colectivo irreflexivo.

La condición efímera predomina en la modernidad, los productos son desechables y las relaciones fugaces, las modas son pasajeras y las tendencias vertiginosas. Por eso, el habitante de la posmodernidad se acostumbró a consumir lo que no necesita para sobrevivir en un entorno materializante sustentado en una economía virtual.

Pero todos los ciclos tienen auges y decadencias, y ahora, el paroxismo de la sociedad de mercado deviene en una crisis global y el imperativo social es la adaptación al nuevo entorno. El consumismo compulsivo se transformará en la racionalización de las compras, en el aprovechamiento concienzudo de los bienes y la maximización de los recursos.

La actual crisis global rompe el esquema de la sociedad de mercado y destroza el proyecto de vida de millones que deben subsistir en el desempleo. Ahora, la condición crítica del ambiente obliga a los seres humanos, una vez, a adaptarse para sobrevivir, actualizando la teoría legendaria de Darwin.

Las mutaciones darwinianas en la sociedad posmoderna se manifiestan en un medio ambiente de zozobra, en una psicosis expansiva, en la generalización de la angustia y la depresión. El organismo de los habitantes de la aldea global funciona con altos niveles de tensión, agobiado por el insomnio, manejando un exceso de irritabilidad, desinterés y cansancio.

Los ansiolíticos son los medicamentos más vendidos actualmente pero los especialistas opinan que el alivio para esta angustia galopante consiste en la adaptación a los cambios, en la capacidad para flexibilizar las pautas de conducta y relativizar los problemas.

En estas circunstancias, lo ideal sería que los valores intangibles recuperasen la importancia perdida, que el reconocimiento surgiese por las cualidades inherentes a los individuos, y que el honor ascendiese de nuevo al pódium de los triunfadores.

Sí!... Hoy como siempre, adaptarse es vivir. La teoría de Darwin se ha discutido durante 150 años, y desde entonces, se ha ratificado la tesis darwiniana de que la historia siempre se repite y, que no obstante, los humanos nunca escarmientan; la lucha contra los fundamentalismos será perpetua porque aún persisten los trazos genéticos que… configuran la postura de los seres civilizados, la actitud de los especímenes pensantes y la condición obtusa de los energúmenos…

4 comentarios:

Lázaro Buría dijo...

Diccionario online de Real Academia Española

energúmeno, na.

(Del lat. energumĕnus, y este del gr. νεργούμενος, poseído).
1. m. y f. Persona poseída del demonio.
2. m. y f. Persona furiosa, alborotada.

¿A cuál acepción te refieres, a la cristiana o la darwiniana, o a ambas?

LB

Anónimo dijo...

Cierto, el origen de las especies darwiniano siempre vuelve por sus fueros ante el creacionismo. La ciencia y la religión mueven sus bastiones y al parecer hallan relaciones incipientes al tratar de explicar los preceptos de la física cuántica y la nanotecnología e incluso de la física teórica. Pero indudablemente la adpatación de las especies a su entorno sigue las leyes naturales que explican la evolución del planeta y sus criaturas. Así que, la crisis de la economia liberal de globalización, ni tarda ni perezosa como siempre empieza a adaptarse como bien lo puntualizas en tu documentado artículo primero con el rescate a la banca y empresas idóneas de la economía, segundo con el despido masivo de la clase trabajadora y tercero la de éstos últimos a subsistir como su individualizada adaptación lo permita. Los medios como siempre hacen su labor valiéndose de lo que Giovanni Sartori llama el "Homo videns" para apoyar a los poderosos de tal manera que lo que hacen se forme en la conciencia de los videntes como lo más viable y único remedio posible. De tal manera que esa lucha de clases seguirá como la evolución de las especies en una adaptación cíclica retornable. Saludos Laurita. Me ha gustado este artículo independientemente de las etimologías y encacillamientos conceptuales. Felicidades. Un beso para ti.
Jorge Arié

Laura M. López-Murillo dijo...

Lázaro:

Me refiero a todos aquellos que reaccionan con la furia del fanatismo.

Un abrazo:

Laura M. López-Murillo dijo...

Jorge Arié:

Muchas gracias por la atención que me concedes.

Un abrazo: