domingo, agosto 02, 2009

Inmensidades

En algún lugar inmenso, cuyos límites trascienden el punto sin retorno, no existe la mesura ni la proporción, no se aplican los principios de la ética y la justicia es un fantasma ciego y pusilánime; en ese territorio insondable se erige un estado de excepción, una monstruosidad interminable donde residen todos los vicios y todas las versiones de la corrupción…

Dicen los que sabe que el poder ejerce una extraña fascinación que logra igualar a todos los que lo ostentan, que ahí surge la incongruencia entre el discurso y el proceder de la clase política, y que la perversidad se contrae cuando se incursiona en el exclusivo círculo del poder.

Las recientes revelaciones de ilícitos e irregularidades en organismos de la administración pública, no solamente indican el pésimo manejo de los recursos, sino la existencia de una red de complicidades que hasta la fecha no se ha desarticulado.

Es realmente ofensivo que los recursos de Procampo se hayan otorgado en función de la cercanía con la clase política y en proporción directa a la extensión de las tierras cultivables. El funcionamiento de la pseudo industria parasitaria en Pemex, generó ganancias incuantificables utilizando los ductos y vendiendo el crudo sustraído.

La cuantía de los recursos dilapidados exhibe la corrupción de la clase política, el olvido institucionalizado de las necesidades de un pueblo, el criterio lucrativo imperante en la elite gobernante… pero lo más desalentador, es que esas peculiaridades no se extinguieron con la alternancia en el poder, ni con los regímenes del cambio.

Inexplicablemente, la ejecución de esas irregularidades e ilícitos no cesaron ni concluyeron con llegada del PAN a la presidencia. Quienes llegaron a la administración pública rápidamente asimilaron las prácticas en el ejercicio del poder y permitieron que continuaran: la asignación viciada de fondos en Procampo inició aproximadamente hace 15 años, y nadie se ha atrevido a establecer la fecha del inicio del fraude en Pemex.

Cuando se orquestaron esos impecables operativos delictivos se estableció un mecanismo de complicidades que hasta la fecha funciona. Excediendo todas las ficciones, la extensión de las confabulaciones en el sistema político mexicano sólo es comparable a la inmensidad de la mar océano.

La inmensidad de los abismos de la impunidad, el monto inconmensurable de los fraudes al erario, el insondable funcionamiento de la maquinaria gubernamental, son ponderaciones aventuradas porque la corrupción en el poder es una incógnita indescifrable.

Lo único cierto en ese mar imponderable de complicidades, es la ubicación de ese yermo de podredumbre en las esferas del poder, en ese territorio insondable donde se erige un estado de excepción y residen todos los vicios y todas las versiones de la corrupción…

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