domingo, enero 31, 2010

La cuadratura del círculo

En algún lugar de la prosperidad, cuando se diseñaron las aristas del planeta, el entorno del mercado absorbió todas las manifestaciones de la vida, y desde entonces, la curvatura del horizonte se diluye inexorablemente en la cuadratura de un criterio materializante…

Desde el ocaso de la modernidad, el devenir histórico de la especie humana ha sido un largo y sinuoso camino hacia la deshumanización. Hoy por hoy, la oferta y la demanda son las leyes universales que rigen al mundo porque desplazaron y sustituyeron a la leyes que alguna explicaron la compleja condición de la especie humana.

El índice de precios y cotizaciones destrozó la palanca con que Arquímedes movía al mundo; el filo de la espada de Damocles se disolvió ante la discrecionalidad con que se procura la justicia; la divina proporción que demostraba la esencia estética de todo lo existente sufrió una vulgar factorización cuando se convirtió a una escala monetaria.

Ahora, el único elemento que confiere poder, y todos los privilegios implícitos, es el dinero; el único entorno donde es posible subsistir es el mercado. Todos los derechos que alguna vez se idealizaron, como la igualdad, la fraternidad y la felicidad, se atenúan hasta extinguirse en la frialdad de un encuadre financiero; los atributos que alguna nos humanizaron sucumbieron ante la ostentación como arquetipo del éxito.

El poder adquisitivo doblega normas y principios. La evidencia del nefasto influjo, es la serie de errores y contradicciones en la investigación del incidente en el que resultó herido el futbolista Salvador Cabañas. El esquivo factor que obstaculiza la procuración de la justicia deambula en las altas esferas de la farándula, donde es posible eludir cualquier reglamento y disposición oficial. El presunto agresor tenía siete identidades diferentes todas ellas oficiales y válidas, como lo demuestran siete pasaportes debidamente expedidos por la Secretaría de Relaciones Exteriores, siete credenciales de elector emitidas por la Instituto Federal Electoral, siete CURP (Clave única de registro poblacional) debidamente otorgadas por la Secretaría de Gobernación.

El criterio mercantil también ha impregnado las políticas públicas: la Secretaria de Desarrollo Social (Sedesol) propuso incorporar al mercado oficial los productos de procedencia ilícita: que la mercancía “pirata” incautada por la Procuraduría General de la República (PGR) sea vendida en cinco y diez pesos en las zonas de marginación donde reside el espectro de la miseria. De esta forma, el combate a la pobreza se realizará en el mercado donde el hambre se atenuará con un par de zapatos de diez pesos.

Me queda claro que la justicia y el bienestar son privilegios del estrato dominante en la sociedad de consumo, de la élite que diseño las aristas del planeta y erigió el entorno del mercado absorbiendo todas las manifestaciones de la vida, y que desde entonces, la curvatura del horizonte humano se diluye inexorablemente en la cuadratura de un criterio materializante…

domingo, enero 24, 2010

Aquí, allá y en todas partes

En algún lugar catastrófico, entre las ruinas y el caos yacen los motivos de la tragedia, y entre los claroscuros de la supervivencia deambulan los contrastes de la condición humana…

La magnitud de la devastación provocada por el terremoto en Haití es un dolor expansivo; conforme transcurren los días, el duelo y la desesperanza se incrementan exponencialmente: al día de hoy, el saldo fatal asciende a 150 mil decesos confirmados en Puerto Príncipe, 70 mil cadáveres sepultados en fosas comunes, 400 mil huérfanos, millón y medio de damnificados y un exilio masivo a República Dominicana.

Después de la catástrofe llegaron los corresponsales y la cobertura mediática global, los efectivos militares de la ONU y las fuerzas armadas de EUA. Las donaciones de organismos no gubernamentales y la ayuda humanitaria arribaron después. Y como suele suceder en todas las tragedias, entre los escombros y en la anarquía, surgieron las manifestaciones contrastantes de la condición humana: ante la solidaridad y el altruismo de algunos se contrapuso el egoísmo y la maldad de otros.

En circunstancias de indigencia, como las que privan en Haití, se reactivan aquellos instintos que permanecieron sojuzgados por la razón: la sobrevivencia es un imperativo que destroza todos los convencionalismos y el egoísmo se expande. No obstante, la carga genética de la especie humana también incluye los genes del altruismo; la generosidad es el único remedio contra la violencia y la maldad.

Hoy por hoy, las vicisitudes de la tragedia conmueven a todo aquel que conserve una pisca de sensibilidad para celebrar el triunfo del espíritu humano. Muchas voces se han unido para cantar la esperanza en un horizonte siniestro, pero es preciso advertir el preámbulo de la tragedia.

La Española, es la isla que comparten Haití y la República Dominicana y está ubicada en una región sismológicamente activa que ha experimentado terremotos significativos y devastadores en el pasado cuyo origen es la falla Enriquillo (1). Además, en la historia de Haití sobresalen los genocidios perpetrados por Roger Lafontan y dictadores de la talla de Jean-Claude Duvalier, quien nombró comandante en jefe del ejército al brujo Zacharie Delva con la encomienda de instaurar el vudú como religión oficial cuya observancia era vigilada por una policía esotérica conocida como Tonton Macoutes (2).

Haití se erige en una región geológicamente castigada como una nación históricamente flagelada por regímenes despóticos y el fanatismo. Un deleznable porcentaje de las pérdidas que hoy asolan a sus habitantes tiene su origen en la corrupción trepidatoria y consuetudinaria que impregna las políticas públicas.

Las ciudades en zonas sísmicas deberían erigirse atendiendo a la naturaleza del subsuelo para minimizar las pérdidas humanas, de tal forma que la reconstrucción de las vidas y de la ciudad sea menos dolorosa. Pero cuando el gobierno de un país, o de una ciudad, se asume como una empresa, como una macro agencia de negocios cuyos beneficios se concentran en una élite, no hay estudios ni análisis, ni planeaciones ni pronósticos, lo suficientemente convincentes para modificar la agenda de las políticas públicas.

Allá, en Haití está el ejemplo superlativo. Pero alrededor del mundo existen muchos ejemplos de diversas intensidades cuyas consecuencias también podrían ponderarse con la escala de Mercalli. Uno de esos ejemplos es reciente: por los efectos de uno de tantos frentes fríos que se pronostican este invierno, se registraron lluvias y tormentas inusitadas en la ciudad de Mexicali, en el estado fronterizo de Baja California.

Como consecuencia de la inclemente precipitación, y muy lejos de los imponentes puentes viales recientemente construidos, varias colonias quedaron incomunicadas en el poniente de la ciudad donde los asentamientos irregulares se cubrieron de agua y lodo. Las lluvias destrozaron calles pavimentadas y Mexicali se transfiguró, literalmente, en Bachilandia (3).

Estos lamentables ejemplos seguirán registrándose mientras las verdaderas prioridades se excluyan de la agenda gubernamental, mientras el bienestar de la población marginal y los servicios elementales se posterguen ante proyectos espectaculares, mientras el ornato sea el criterio para la realización de la obra pública.

Aquí, allá y en todas partes, las inclemencias de la naturaleza suelen causar tragedias y desastres en los sectores menos favorecidos, en las zonas marginadas donde deambula el olvido institucional; por eso, debajo de las ruinas de una catástrofe yacen los motivos de la tragedia, y entre los claroscuros de la supervivencia deambulan los contrastes de la condición humana…


(1) Paul Mann y su equipo presentaron en 2006 una evaluación de riesgo en la falla de “Enriquillo”, y en la 18ª Conferencia Geológica del Caribe en marzo de 2008. En José María Pérez Gay. Haití: el mal y la desdicha. La Jornada. Domingo 24 de Enero del 2010. http://www.jornada.unam.mx/2010/01/24/index.php?section=opinion&article=013a1pol
(2) José María Pérez Gay. Haití: el mal y la desdicha. La Jornada. Domingo 24 de Enero del 2010. http://www.jornada.unam.mx/2010/01/24/index.php?section=opinion&article=013a1pol
(3) En la primera plana del diario La Crónica de Baja California del viernes 22 de enero del 2010 sobresale la fotografía de un automóvil que cayó al derrumbarse la calle donde circulaba.
http://www.lacronica.com/EdicionDigital/EdicionImpresa.aspx?Fecha=2010/1/22

domingo, enero 17, 2010

Preludio electoral

En algún lugar inmutable, cuando los mecanismos del poder se desencadenan, los especímenes de una subespecie emergen del inframundo, envilecen el aire respirable y corrompen el entorno…

El 2010 adquiere una especial importancia en el devenir histórico: se conmemoran el bicentenario de la lucha independentista y el centenario de la gesta revolucionaria, pero también se inicia una contienda encarnizada por el poder cuya culminación consolidará a la élite gobernante.

La reconfiguración de la geografía política ha iniciado: los especímenes de la infra especie política invaden el entorno social, algunos cambian de piel y convicciones en el imperativo afán de incorporarse al estrecho círculo del poder. La partidocracia se apresta para fortalecer sus huestes y despliega todos los argumentos posibles para atraer a los ingenuos e incautos que detentan un grado extraordinario de oportunismo y ambición.

Durante la tregua navideña se abrieron las puertas del panismo rampante y excluyente para reclutar simpatizantes para revertir los estragos del repudio generalizado; como resultado del operativo decembrino se enlistaron en las filas panistas medio millón de ciudadanos, entre los que destacan reconocidos personajes del ámbito artístico y deportivo.

Hoy por hoy, en la víspera de la contienda de doce gubernaturas, en la penumbra del mercantilismo electoral se fraguan desconcertantes alianzas del PAN y el PRD, confirmando la veleidosa naturaleza de las convicciones partidistas y la ausencia total de ética en la política.

Por esos desplantes de cinismo, y todas las aberraciones que se acumulen, el abstencionismo y la apatía se erigen como los principales enemigos a vencer en las próximas elecciones; la partidocracia y la clase gobernante concentran el repudio social porque no han respondido a las expectativas de la ciudadanía, porque el estado no ha cumplido la encomienda primigenia, porque entre las líneas de la reforma del estado yace la intención oculta de perpetuarse en el poder detrás de la parlamentarización del régimen, porque el ejercicio de la democracia se ha tergiversado en vulgares concertacesiones, porque las reformas pendientes se han diluido en negociaciones clientelares, porque todo adquiere una súbita importancia en épocas de proselitismo.

Durante el entretiempo electoral, ninguna de las instancias políticas promueve iniciativas polémicas, nadie está dispuesto a erogar costos políticos por atender demandas sociales, por justas que sean. Los sectores marginales y las minorías adquieren importancia en el preludio electoral; el súbito interés por la ciudadanía y sus reclamos reaparece cuando los mecanismos del poder se desencadenan, cuando los especímenes de una subespecie emergen del inframundo, envilecen el aire respirable y corrompen el entorno…

domingo, enero 10, 2010

Paseos y callejones

En algún lugar de la realidad, las costumbres han configurado la geografía social donde coexisten los vicios y las virtudes; por eso, existe un espacio para todas las expresiones de la condición humana, desde las sublimes hasta las perversas…

Históricamente, todas las sociedades han reconocido la existencia de diversos grupos, con funciones específicas y expresiones distintivas. Así surgieron los ámbitos identificados por la antropología social: el clero, la milicia, la política, la academia, la cultura y el pueblo, pero también surgió la ilegalidad. Circunscrita a las zonas de tolerancia, la esfera de la ilegalidad albergó a indigentes y mendicantes, vagales y maleantes, delincuentes y viciosos.

Cada una de las actividades debería realizarse dentro de un espacio exclusivo y específico, sin intervenir en los demás y sin permitir incursiones ajenas. Coexistieron en armonía, cada cual en su esfera respectiva: el Estado, la religión, la cultura, la ciencia y la academia, pero también el vicio y el placer.

La gran diferencia entre las actividades socialmente aceptadas y las ilícitas se ha ubicado en su difusión: las virtudes siempre han sido públicas y se ostentan en los grandes paseos y avenidas; mientras los vicios siempre son privados y se mantienen en la oscuridad de los callejones.

Pero la perversión no sólo se manifiesta en el ámbito de la ilegalidad:
se han realizado abusos aberrantes bajo la aureola de la religión, tras bambalinas, en la sombra de la política y con el pretexto de la fama.

La esfera de la ilegalidad cobró un poder inusitado debido a la dualidad de la condición humana y a su capacidad para impregnar subrepticiamente a los demás esferas. Porque los seres humanos tenemos una extraña aptitud: somos capaces de crear y percibir lo sublime, pero también somos aptos para la degradación.

En su columna en el diario El País, Mario Vargas Llosa declaró que la lucha contra el narcotráfico en México no se ganará militarmente y argumenta que la despenalización de las drogas es el único remedio. Disiento. Considero que después de una sangrienta e infructuosa cruzada nacional, pero antes de despenalizar las drogas, es necesario un liderazgo real, una figura de autoridad capaz reconocer la diversidad social que establezca los límites de los paseos y los callejones.

Sólo así se recuperará la armonía, y en el balance podrán compartir la realidad tanto los justos como los bandidos, los ignorantes y los cultos, los políticos y los ciudadanos, los creyentes y los herejes… configurando la geografía social donde coexisten los vicios y las virtudes, delimitando un espacio para todas las expresiones de la condición humana, desde las sublimes hasta las perversas…

domingo, enero 03, 2010

Dialéctica ancestral

En algún lugar del pasado, cuando los ideales despertaban las conciencias, se inflamaban las convicciones y el espíritu se enaltecía, y desde entonces, al agudizarse la tensión entre los extremos, se confrontan las visiones siempre opuestas de los mismos exponentes de la realidad…

Dicen los que saben que para comprender la historia es necesario leerla bajo la luz de la condición humana, porque los grandes logros y los yerros colosales son la materialización de las ideologías, y que por eso, la dominación es el único factor constante a lo largo de los siglos.

La recapitulación del pasado redimensiona los acontecimientos, desmitifica a próceres inconsistentes y propicia el análisis comparativo. Hoy por hoy, a siglos de distancia, se confirma el rango de influencia de las minorías ilustradas que pugnaban por la igualdad de derechos y oportunidades en la Nueva España, y ahora es posible identificar a la aristocracia porfirista entre las élites actuales.

Con el advenimiento del 2010, el devenir histórico adquiere importancia y significación. La celebración del bicentenario de la guerra independentista y el centenario de la gesta revolucionaria provocaron la recuperación de la memoria colectiva y despabilaron el discernimiento.

Pero si las retrospectivas son inevitables, las comparaciones son imprescindibles: las castas inferiores novohispanas, los desposeídos y desfavorecidos en el caos decimonónico, el lumpen modernista, los jodidos del posmodernismo, todos ellos, sobreviven en los mismos márgenes de la miseria y la desventura.

La independencia no mejoró las condiciones de vida de los mestizos ni desvaneció la crueldad de la estratificación social en función del origen y la raza; los sacrosantos postulados de la Revolución mexicana cristalizaron en mitos nacionalistas pero no se diseminaron en el territorio nacional.

Aún ahora subsiste el centralismo que intentaron derrocar los criollos, la autonomía sigue siendo una quimera monumental. Los ideales democráticos de la Revolución se rompen en una partidocracia que ahora propone la reelección como una forma subrepticia de un neo-totalitarismo.

El consenso social, la soberanía popular, la opinión pública como garantes de la democracia no inciden en la toma de las decisiones: el reciente aumento en la gasolina, con la inexorable secuela inflacionaria, es una evidencia del criterio despótico de un régimen que no reconoce límites ni contrapesos.

A doscientos años del grito de Dolores y a cien años del levantamiento revolucionario, los desposeídos subsisten en la jodidez, el olvido institucional se agudiza en regímenes carentes de sensibilidad social y el poder de las masas se manifiesta únicamente en los devaneos del mercado, porque ahora, el contexto histórico admite y perpetúa la tensión entre las visiones siempre opuestas de los mismos exponentes de la realidad…