“Si
este país no lo cambiamos nosotros, no lo va a cambiar nadie,
y si
no lo hacemos nosotros, mañana, nos estaremos lamentando de habernos convertido
en cómplices pasivos y silenciosos de la corrupción,
de la
delincuencia y de la impunidad.”
Ricardo
Rivera De la Torre
A la memoria del Dr. Héctor Sandoval
Martínez
En algún lugar ineludible, inscrita
en un código perpetuo se mantiene intacta la destreza para construir ideales y
por eso, el devenir de los tiempos es el trayecto incesante entre el desencanto
y la utopía…
Uno de los bemoles de la crisis que
asola a México es la trepidante desconfianza en las instituciones y el
desencanto que ensombrece el relieve nacional incidirá irremediablemente en las
próximas elecciones del 2015. La primera reunión de consejeros distritales del
Instituto Nacional Electoral en Baja California, realizada recientemente en
Mexicali, inició con una pregunta del consejero Ricardo Rivera: “¿nuestro Sistema
Electoral es lo suficientemente efectivo como para impedir que pillos,
ladrones, asesinos, y/o personas sin escrúpulos lleguen a ocupar un cargo de
elección popular?” La pregunta es ineludible y la respuesta debería ser
contundente.
Pero en México, como en muchos países
del mundo, el “debería” no existe. La apatía galopante, que se refleja en el
distanciamiento de los ciudadanos, proviene de una acumulación de frustraciones
por las leyes que no se aplican ni se respetan. El informe País sobre la
calidad de la ciudadanía publicado por
el INE refleja las opiniones y las actitudes de 11,000 mexicanos y el 63% de los entrevistados,
quienes alguna vez fueron víctimas de un delito, no lo denunciaron porque “no
sirve de nada”. Sin embargo, la
ciudadanía otorga su confianza a quienes realizan labores humanitarias en obvia
cercanía: el ejército (en operativos de rescate y asistencia en casos de
desastre), los maestros y las iglesias. En esta lógica, la confianza se reduce
por la distancia respecto a la ciudadanía: el instituto electoral se ubica
entre los niveles intermedios mientras los diputados y los partidos políticos
se ubican en los niveles más bajos.
Y así, en los comicios del 2015 se
elegirán a los personajes que acaparan la desconfianza nacional y serán
organizados por una institución cuya eficiencia depende de la participación de una
ciudadanía cuya convicción ha sido flagelada por la impunidad y la corrupción. Ante
el desencanto y la apatía rampantes “hay
que apostarle a la utopía” (1): la única posibilidad de cambiar el rumbo o
persistir en el mismo sendero se ubica en la voluntad popular: rasgo distintivo
de la Modernidad que no debe declinar jamás. Hoy por hoy, es imperativo
redefinir el concepto de ciudadanía y ponderar los efectos del voto. Las
tiranías y los despotismos suelen ser
vicios recurrentes pero las utopías no se extinguen porque la capacidad de
idealizar está inscrita en el código
genético y los hombres perseguirán la libertad, la equidad y la justicia una y
otra y otra vez en el trayecto incesante desde el desencanto hasta la utopía…
Fuentes
(1) Palabras
del consejero Ricardo Rivera De la Torre, en la 1ª Reunión de Consejeros Distritales,
del Instituto Nacional Electoral en Baja California, el día 13 de Diciembre de
2014, en la ciudad de Mexicali, B.C.
SEP
Conaculta. (2014). Reflexiones sobre el ciudadano de Enrique Florescano y José
Ramón Cossío. Recuperado el 14 de Diciembre del 2014, de http://www.conaculta.gob.mx/detalle-nota/?id=37689&vi=1#
IFE.
(2014). Informe País sobre la calidad de la ciudadanía en México. (Resumen
ejecutivo). Recuperado el 14 de Diciembre del 2014, de http://www.ife.org.mx/archivos2/s/DECEYEC/EducacionCivica/1erInfoPais-ResumenEjecutivo.pdf
Informador.
(2014). IFE presenta informe sobre calidad de la ciudadanía en México.
Recuperado el 14 de Diciembre del 2014, de http://www.informador.com.mx/mexico/2014/521001/6/ife-presenta-informe-sobre-calidad-de-la-ciudadania-en-mexico.htm
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