En algún lugar infalible y
certero las cantidades adquieren una dimensión exorbitante cuando las
convicciones ennoblecen los esfuerzos; y así, todo lo cuantificable es
asombrosamente pequeño y todo lo tangible resulta ínfimo cuando se inicia la construcción
del porvenir…
Conforme
avanza la cuenta regresiva se intensifican los esfuerzos en la preparación de
la elección más grande en la historia de los procesos electorales en México. La
expresión no es retórica ni metafórica: es geográficamente compleja porque
habrá elecciones concurrentes (a elegir cargos federales y locales) en 30 de
los 32 estados del país (en Baja California y Nayarit se elegirán únicamente
cargos federales); es cuantitativamente insólita porque se elegirán 18,299
cargos: 629 federales (1 Presiente de la República, 500 Diputaciones y 128
Senadurías en el Congreso de la Unión) y 17,670 cargos locales (8 Gubernaturas,
972 Diputaciones locales, 1,596 Presidencias Municipales, 16 Alcaldías, 1,237
Concejales, 1664 Sindicaturas, 12,013 Regidurías, 19 Regidores Étnicos, 24
Presidencias en Juntas Municipales, 24 Síndicos y 96 Regidurías).
El
domingo 1 de julio se materializará el valor cívico, uno de los conceptos
etéreos que nos aportan identidad y pertenencia como mexicanos porque ese día, la
soberanía de la Nación se dispersa en todo el territorio para otorgar al
electorado la facultad de elegir a sus representantes y gobernantes. Y el
electorado, es mucho más que una palabreja dominguera porque identifica con
nombre, apellidos y domicilio a los 89,123,355
mexicanos que cuentan con credencial para votar y que integran la Lista
Nominal. Pero la pertenencia es un atributo que trasciende las fronteras y en
esta elección también participarán los 181,256 mexicanos que conforman la Lista
Nominal de Electores Residentes en el Extranjero.
El
electorado podrá expresar su voluntad al emitir su voto en las 156,899 casillas
que incluyen 1,054 casillas especiales donde podrán votar las personas que se
encuentran lejos de su domicilio, y por primera vez se instalarán casillas en
hospitales públicos para recibir los votos de los pacientes y sus familiares, del
personal médico y administrativo. En la jornada dominical 1,400,022 ciudadanos,
en calidad de autoridad y funcionarios electorales, recibirán y contarán los
votos, para la que fueron capacitados por 38,766 asistentes electorales cuyo
desempeño es vigilado por 6,277 supervisores. Para el funcionamiento de las
casillas electorales se imprimieron 281,702,835 boletas electorales, 1,277,492
actas de casilla y 6,461,984 formatos.
Esta
numeralia refleja la magnitud tangible de la elección del 1º de julio, pero estas
cantidades adquieren una dimensión exorbitante cuando se aplica el factor del
esfuerzo humano porque detrás de cada cifra existe una convicción que motiva a
todos los involucrados para aportar su
tiempo y su atención, para abandonar el breve espacio en que se recluyen las
prioridades personales y trabajar por el bien común. El significado de un voto
excede su manifestación concreta; detrás de cada boleta electoral se concentran
todas las horas del trabajo realizado, en cada folio se compendia la atención
de miles de miradas que supervisaron el procedimiento que culminará en los
comicios.
Si
en estos momentos yo estuviera escribiendo un cuento bien podría inventar una pequeña
república habitada por todos los involucrados en la preparación de la jornada
electoral: personajes comprometidos y plenamente convencidos de la importancia de su
labor y dispuestos a trascender el estrecho umbral del individualismo
portando las convicciones que los humanizan en un relato que ennoblece todos sus
afanes porque todo lo cuantificable es
asombrosamente pequeño y todo lo
tangible resulta ínfimo cuando se inicia la construcción del porvenir…
Porque mi
país me importa: ¡Voto libre!