domingo, mayo 20, 2007

Predicar en el desierto

Dedicada al profesor Antonio Castañeda
y a sus alumnos en la Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales en la UABC.

“El hombre se adentra en la multitud
para ahogar el clamor de su propio silencio.”
Rabindranath Tagore


En algún lugar de la multitud, cuando se configura el criterio dominante, se delimitan los márgenes de la exclusión que habrán de contener a la disidencia; entonces, cuando se esparce el clima social a los cuatro vientos, las minorías se refugian en el desierto del exilio, condenadas a deshidratarse en el silencio y perecer en el olvido…

Los escándalos recientes en Baja California que involucran al crimen organizado con la clase gobernante, y la campaña para desacreditar y amedrentar a las instituciones electorales, son el preludio de un proceso ríspido, pletórico de sensacionalismos.

El despliegue de las técnicas de la propaganda electoral es inminente y con el proselitismo se implementan los ataques a la inteligencia del electorado. De un momento a otro, los sucesos adquirieron un perverso bifrontismo.

En estas circunstancias, un despertador en las afueras de la residencia del candidato priísta, Jorge Hank Rhon, puede confundirse con una mini bomba de protones; por eso, el automóvil del presidente del Consejo Estatal Electoral se incendió espontáneamente sin causa aparente; y en este contexto, nada es lo que parece, aunque esté filmado.

Porque la guerra de nervios se ha desatado prematuramente, antes del registro oficial de todos los candidatos, y el clima social se impregna de desinformaciones y manipulaciones que tienden a polarizar al electorado.

Se pretende dividir a la ciudadanía bajacaliforniana en dos grandes sectores, definidos en función de su aprobación o rechazo al régimen actual, desde la perspectiva de la continuidad o el retroceso, porque para quienes ambicionan el poder, no existe una alternativa intermedia entre la cumbre y el precipicio.

Estratégicamente, las opciones que habrán de disputarse el voto el próximo 5 de Agosto, se han reducido a la disyuntiva elemental PRI ó PAN, para que la ciudadanía se aglutine en dos polos opuestos, en dos mayorías irreconciliables.

Sin embargo, fuera de la confrontación entre el panismo y el priísmo, muy lejos de las opciones radicalizadas, subsiste un sector minoritario cuya fuerza reside en el poder de la crítica y en la razón como fundamento de la disidencia.

Con trazos tenues pero firmes, empieza a definirse una opción diferente, inmune a la partidocracia y al clima predominante, con la incursión de los candidatos ciudadanos postulados por el Partido de la Revolución Democrática y el Partido Alternativa Social Demócrata y Campesina.

Dicen los que saben, que las generaciones se definen por la conducta de sus minorías: ese contexto aislado pero autónomo donde no han permeado los vicios del poder, ese territorio yermo y desolado donde germina la ética y florece la crítica.

Allá en las minorías, las convicciones adquieren fortaleza y vencen al temor existencial al rechazo, porque el pasaporte para la exclusión de los grupos mayoritarios es la independencia del criterio.

¿Yo?... Pues, fíjese que recientemente me describieron como una loca… pero no lo considero un insulto, porque si la locura implica vivir fuera de las mayorías decadentes y ejercer la libertad de mi pensamiento en la disidencia… pues entonces: bendita sea mi locura!

Prefiero mantenerme dentro de los márgenes de la exclusión porque la vida ciudadana se ha transformado en la sumatoria de millones de seres viviendo juntos en soledad, inmersos en un mercado hostil que ha devaluado al raciocinio para… configurar el criterio dominante y delimitar los márgenes de la exclusión que habrán de contener a la disidencia; predicaré en el desierto hasta el día en que las minorías abandonen el exilio y conjuren la condena a deshidratarse en el silencio y perecer en el olvido…

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