domingo, mayo 06, 2007

El sorprendente hombre cachanilla

“Alimentad el espíritu con
grandes pensamientos.
La fe en el heroísmo
hace los héroes.”
Benjamín Disraelí



En algún lugar muy, muy lejano, hace ya mucho, mucho tiempo, la desesperanza y la maldad se esparcían por todos los contornos y los poderes siniestros amenazaban corromper todas las formas de vida; mientras tanto, en las profundidades del anonimato, el prócer se despojaba del manto que encubría su verdadera identidad y se aprestaba a luchar por la justicia y aniquilar la ignominia…

Cuenta la leyenda, que cuando se derrumbaron las verdades absolutas, los dioses y los héroes abandonaron el mundo terrenal para no volver jamás. Desde entonces, Thor radica en Asgard y se dedica a fabricar truenos con su martillo; Zeus vacaciona todo el año en la ribera del Olimpo; Odiseo retornó a Ítaca y vive embelesado en los brazos de Penélope.

Dicen los que saben, que en los albores de la modernidad los mortales quedaron desamparados y expuestos a los avatares del destino; y que en aquel caos, mientras se derrumbaban los dogmas, se escuchó la voz de Zaratustra que detonó la luz del raciocinio. Y surgió la razón instrumental que desmoronó la materia, y con los binomios perfectos se determinó la cuadratura del círculo, y los telescopios ubicaron el Nirvana en el cenit, y un buen día, con la reacción en cadena desencadenaron el poder del Sol en la Tierra.

Debido a su vulnerabilidad y a las circunstancias de su desamparo, los hombres han creado sus propios héroes, en quienes han depositado su última esperanza: desde el Superhombre de Nietzsche hasta Supercan, desde Sherlock Holmes hasta el gótico Batman, desde James Bond hasta Luke Skywalker, sin olvidar al flamante Caltzonzin Inspector allá en San Garabato Cuc.


Hoy por hoy, la inseguridad azota al estado mexicano de Baja California: los vicios invaden todas las esferas sociales, la corrupción permea en las instancias de la autoridad, se extiende un siniestro manto de impunidad, y en el inframundo de las perversiones, Tijuana es el lugar más feliz sobre la Tierra; sin embargo, la imagen del súper héroe cachanilla aún no se configura.

El ya legendario Superhombre de Nietzsche era seguro, independiente e individualista, no se dejaba llevar por la multitud, al contrario de las masas débiles y sometidas a una moralidad esclavizante que provoca un estado de resignación y conformismo; y además, era capaz de generar su propio sistema de valores en el que predominaba la voluntad de poder sobre los otros y sobre sí mismo.

Sherlok Holmes tenía un poder deductivo infalible y resolvía intrincados misterios, Supercan siempre llegaba a tiempo para rescatar a Dulce Polly, la cuantiosa fortuna de Bruno Díaz se invirtió en el equipo y los implementos de Batman, el 007 tenía licencia para matar y Caltzonzin Inspector era el brazo derecho de Don Perpetuo del Rosal, como justiciero y confidente.

Pero… Cáspita! Recórcholis! ¡Santas elucubraciones! Súbitamente encontré la respuesta. Si los bajacalifornianos logramos compendiar todos los atributos de los próceres populares: configuraremos el perfil del superhombre que habrá de gobernarnos!

Pero ante todo: serenidad y paciencia, mucha paciencia mis valedores. Esta misión no es imposible, pero será indispensable la participación ciudadana para configurar la identidad de nuestro héroe; podría ser UltraHank Seven, LupeSky Osuna, el Doctor Insólito ó la Glamorosa Alternativa.

Y así, quien resulte vencedor, será el sorprendente héroe que habrá de combatir la desesperanza, porque la maldad ya se esparce por todos los contornos y los poderes siniestros amenazan corromper todas las formas de vida; nuestro prócer se despojará del manto que encubre su verdadera identidad y se aprestará a luchar por la justicia, aniquilar la ignominia, desde los confines de Baja California, al infinito y más allá…

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