domingo, mayo 13, 2007

Simitrio

Simitrio


“Un maestro de escuela
puede decirte lo que espera de ti.
Pero un verdadero maestro
despierta tus propias expectativas”.
Patricia Neal




En algún lugar del Bajío, cuando la docencia era un apostolado y la enseñanza surgía de la vocación, un maestro tuvo la virtud de sembrar la curiosidad en sus alumnos y sus esfuerzos trascendieron los ciclos escolares porque aquella semilla germinó más allá del aula…

La primera Evaluación Nacional del Logro Académico en Centros Escolares (ENLACE), se aplicó en junio de 2006 para evaluar el conocimiento de los alumnos de tercer al sexto grado de Primaria y tercero de Secundaria, en las materias de Español y Matemáticas.

Los resultados fueron desastrosos, desalentadores: La secretaria de Educación Pública, Josefina Vázquez Mota, informó que sólo tres de cada cien niños de primaria, y sólo uno de cada cien alumnos en secundaria, tuvieron calificación de excelencia en la primera prueba Enlace y que el 18 por ciento de quienes cursan la educación básica tienen resultados insuficientes para pasar al siguiente nivel.

Debido a su trasfondo catastrófico, los resultados de Enlace 2006 han sido manipulados y, de la misma manera, se controlaron los riesgos implícitos en la segunda evaluación realizada en abril de este año.

Los vestigios de la primera evaluación se han confinado en el cajón de los olvidos porque esos resultados constituyen la evidencia fehaciente de que la excelencia educativa no depende exclusivamente del equipo y la tecnología implementados en el salón de clases.

Todos los insumos y los recursos materiales han sido insuficientes para compensar la actitud magisterial impregnada de mediocridad, para abatir el chambismo y la ausencia total de vocación.

Recientemente se debate sobre los retos que enfrentan la formación docente, la educación ante la llegada del nuevo milenio, y la elaboración de programas que fomenten la actualización, la especialización y el perfeccionamiento de las capacidades de los profesionales de la educación.

Pero no se ha reflexionado acerca de la sensibilización y la revalorización de la vocación de los docentes, no sólo por la formación académica de sus educandos, sino por su formación integral como seres humanos. Y aquí se debe señalar que la formación integral engloba lo intelectual, lo social y lo moral.

Porque actualmente la docencia sindicalizada es tan sólo un empleo, un modus vivendi. Ha quedado atrás el concepto en el que la docencia implicaba consagrarse, dedicarse a una actividad de manera total, tanto en lo individual como en lo colectivo, con el compromiso de servir por servir como premisa fundamental.

La vocación es ahora la excepción que confirma la regla; pocos casos hay en la realidad como aquel personaje del maestro rural en la película Simitrio, de los años dorados del cine nacional.

Hoy por hoy, se preocupan más por hacer mítines y plantones para obtener aumentos salariales y prestaciones, cargos públicos y toda clase de canonjías, prebendas y beneficios que por formar personas. Ese tipo de maestros ya son cosa del pasado.

A diferencia de otros sectores económicos, la educación produce resultados a través de periodos o ciclos largos. De ahí que las evaluaciones en el corto plazo tengan que inscribirse en el marco de un diagnóstico más sofisticado y complejo.

Si no se cambian las actitudes y no se desplazan los vicios, se estará corriendo el riesgo de perderse en un mar de negociaciones, y que esto sea utilizado sin conocimiento de causa para invocar un título o un grado para quien ya no lo representa, como es el caso de los Maestros.

De ser así, se desvanecerá para siempre aquella idea de la docencia como un apostolado y de la enseñanza que surgía de la vocación, cuando un Maestro tenía la virtud de sembrar la curiosidad en sus alumnos y sus esfuerzos trascendían los ciclos escolares porque aquella semilla germinaba más allá del aula…

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que es una falta de respeto generalizar a todos los profesores, habemos quienes trabajamos por el mejoramiento de la comunidad, si, es verdada que hay de los que viven en la grilla, pero habemos quienes en lugar de marchar o parar actividades seguimos dentro del aula, checa que hay profesores que viven para la grilla y otros para el aula, no se vale generalizar.

Laura M. López-Murillo dijo...

Medea: antes que nada, te agradezco la atención que me brindas, y te pido disculpas si te ofendí, pero celebro que formes parte de esa honrosa minoría que ejerce la docencia por vocación.

La intención de la columna nunca fue generalizar al magisterio, sino distinguir a los escasos ejemplos que dignifican esa profesión:

"La vocación es ahora la excepción que confirma la regla; POCOS CASOS hay en la realidad como aquel personaje del maestro rural en la película Simitrio, de los años dorados del cine nacional."

Un saludote y un abrazo por el día el maestro!

Anónimo dijo...

Medea: pero debes reconocer que son verdaderamente muy pocos quienes tienen la voluntad y la vocación para llevarlo a cabo. Por ello los jóvenes comienzan a emular lo que sucede en la película Los Olvidados...

salu2