domingo, noviembre 11, 2007

Medios y mensajes

En algún lugar del mensaje fluctúa una línea que separa la información del sensacionalismo; esa línea suele ser tenue y frágil, por eso, es muy fácil tergiversar el objetivo de la información; es entonces cuando se ofende a la inteligencia y se desvanece el respeto ante el dolor ajeno…

La sutileza de la frontera entre la información y la mediatización se confirma en la famosa sentencia de Mashall McLuhan “el medio es el mensaje”. Esta dupla indisoluble entre el mensaje y el medio provoca un cambio en las pautas de conducta en una sociedad, y para lograrlo, el contenido del mensaje se distorsiona hasta el grado de convertirse en un espectáculo mediatizado.

Hoy por hoy, en la aldea global de McLuhan los postulados de la ética en la difusión informativa son más frágiles que la línea divisoria entre el medio y el mensaje. Así lo demuestra la exhaustiva y extenuante cobertura televisiva al desastre que naturaleza causó en Tabasco.

Durante varios días, los medios se concentraron en las inundaciones en Tabasco y Chiapas; abundaron las fotografías aéreas y los videos de una ciudad entera por debajo de la línea de flotación. La noticia provocó el asombró y surgieron la empatía y la solidaridad, lo que se materializó en toneladas de ayuda para los damnificados.

Pero la catástrofe en Tabasco no fue un obstáculo para que se difundieran hasta el hartazgo las escenas del quebranto moral de sus habitantes. En cuanto se cumplió el objetivo de transmitir la noticia, los dos monopolios televisivos en México iniciaron una verdadera cruzada sensacionalista, lucrando con el dolor y la desesperación.

Cámara y micrófonos, conductores y reporteros se trasladaron al lugar de la catástrofe para transmitir su paseo en balsa por Villahermosa ó dentro una bodega inundada; sin respeto, ni pizca de piedad, entrevistaron a los damnificados enfocando la angustia en sus ojos.

Cuando la radio y la televisión incursionan en el morbo mediatizado, degradan lo importante por el sensacionalismo. Con la repetición extenuante se inicia una espiral perniciosa que conduce a la mediocridad en los contenidos, anula la capacidad selectiva de los receptores, genera una obsesión por notas inauditas y provoca la pérdida irremediable de sensibilidad, porque… es muy fácil tergiversar el objetivo de la información, ofender a la inteligencia y perder el respeto ante el dolor ajeno…

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