domingo, noviembre 21, 2010

Mitología nacional

“El sueño es la mitología privada del durmiente,
y el mito, el sueño despierto de los pueblos”.
Paul Ricoeur

En algún lugar de la edificación social, en la cúspide donde se concentra el poder, se configuran los mitos fundacionales y en torno a los símbolos del patriotismo surge la identidad y se consolida la conciencia social…

De todos los seres vivos que habitan el planeta, la especie humana es la menos favorecida anatómicamente, la única habilidad que le ha permitido sobrevivir y dominar a las demás especies es el pensamiento abstracto y la capacidad para organizarse en grupos, cada vez más numerosos.

Por eso, todas las sociedades se erigen en torno a los mitos, del origen común emergen los baluartes de la identidad social, y al interpretar la realidad surgen los símbolos y los ritos que cohesionan a los pueblos. Las banderas, los himnos, los héroes, son materializaciones del sentido de pertenencia, de la lealtad y solidaridad a los congéneres.

Suele suceder que la reconfiguración de un estado se expresa en una nueva bandera, en una visión diferente del pasado y nuevos modelos de excelencia. En esta lógica deben entenderse las tibias modificaciones que ha provocado la alternancia en el poder en el estado mexicano, como lo fue la alteración del escudo nacional.

Y ahora, cuando se conmemora el centenario de la gesta revolucionaria que definió el curso del siglo pasado en México, el partido en el poder converge hacia el conservadurismo y no coincide con la visión sacralizada del movimiento revolucionario. Hoy por hoy, se edita y se reescribe la versión oficial de la historia diseñada durante el Priato. Algunos héroes bajarán del pedestal mientras otros personajes adquieren una inusitada importancia. Este es el caso de Francisco I. Madero, el prócer que ha sido ensalzado y glorificado por el panismo rampante. Y bajo esta perspectiva, la dictadura de Porfirio Díaz se despoja de los matices tiránicos y despóticos que el Priato le adjudicó.

El desdén del panismo por el fervor revolucionario que predominó durante los 70 años del Priato es evidente y el mito fundacional panista tiene por objeto erigir nuevos héroes y divulgar una versión alterna de la historia que enfatiza la figura aventurera y advenediza de los caudillos revolucionarios que arrebataron a la aristocracia el control del país.

Los sacrosantos postulados de la Revolución mexicana permanecerán en el cajón de los olvidos de una oficina burocrática, en el mismo lugar donde fueron relegados por los regímenes post-revolucionarios que se apartaron de la senda gloriosa de la justicia social. Las circunstancias no son diferentes de las que predominaban hace un siglo, la pobreza se expande y la nueva aristocracia lucra con la riqueza nacional, el desencanto se generaliza y los mitos fundacionales se reconfiguran para condicionar la conciencia social e instaurar una nueva identidad…

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