domingo, febrero 20, 2011

Presunto educado

“Por su realidad de sujeto consciente, el hombre se escapa del mundo natural, se presenta como hacedor de historia y se humaniza”
Scanone y Remolina

En algún lugar remoto, perdido en la oscuridad de los tiempos cuando los dogmas aún no sometían el instinto natural de la curiosidad, la primera luz sobre las nacientes conciencias surgió en la transmisión de la experiencia…

Dicen los que saben que la educación es el esfuerzo más humanizante, que la condición humana se construye en el aprendizaje, porque ese rasgo humanizador surgió en la imperiosa necesidad de sobrevivir. Sin embargo, en este mundo deshumanizante las bendiciones de la educación se restringen paulatinamente. La educación, como una función del estado mexicano se tergiversó en el mercado de plazas, en la venta de votos y en un negocio ajeno a los fines primigenios de la educación pública.

Como reflejo de su contexto, la educación es el proyecto olvidado de una gerencia de negocios a cargo de la administración pública. La insensibilidad social de los gobiernos arrinconó a la educación en el rezago, por el descuido consuetudinario los educadores laboran en condiciones deplorables y el deterioro del tejido social provoca un porcentaje creciente de deserciones. Y ahora, cuando los contendientes se prestan a desenfundar sus armas en el proceso electoral, el presidente Felipe Calderón, como el paladín de la derecha encargada de perpetuar las desigualdades sociales, infringe una herida letal a la educación pública: el decreto que permite deducir las colegiaturas del Impuesto sobre la Renta emite un reconocimiento explícito a la calidad de la educación que imparte el sector privado y un demérito implícito a la educación pública.

El decreto exhala la sumisión del régimen hacia la cúpula empresarial, es un regalo al sector social donde reside el poder adquisitivo y la gran mayoría de los indecisos cuya simpatía se pretende atraer rumbo a las elecciones presidenciales. La estrategia posiciona al panismo rampante como un partido de las clases privilegiadas dispuesto a todo por conservar el poder, incluso a disfrazarse con una máscara popular en sus alianzas con el perredismo.

Sí!... desafortunadamente, cuando la procuración de la justicia se erige como una garantía discrecional sobre la presunción de la culpabilidad, la educación corre el riesgo de convertirse en una presunción humanista, en la paradoja de la sociedad del conocimiento, en regímenes que pretenden confinar sus atributos en un estrecho círculo de privilegiados que acaparan aquella luz que provocó el nacimiento de las conciencias, en un mundo de crueles contrastes donde se restringe la libertad legendaria del pensamiento que alguna vez conjuró los egoísmos instintivos para que los hombres transmitieron su experiencia…

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