domingo, octubre 09, 2011

Conciencia digital

En algún lugar del destino, entre los giros inesperados de la fortuna y los crueles devaneos de la ironía, cuando se traspasa el punto sin retorno surgen los incontenibles efectos de todas las causas y se escriben las secuelas de todas las sagas…

Los estragos de la crisis global se agudizan destrozando las esperanzas de una generación sin rumbo que deambula buscando el porvenir en un entorno hostil que no le ofrece oportunidades y que destroza sus expectativas profesionales. La pérdida irremediable del sustento, la incertidumbre económica, la ausencia de oportunidades, la creciente desigualdad que polariza a la humanidad en magnates y pobres, el hartazgo hacia la clase política, la simulación democrática y los estragos de la ética del lucro, entre otras causas, están convocando a multitudes en todo el mundo.

La Primavera árabe, las revoluciones en Yemen y en Egipto, los indignados en España y en París, y ahora la concentración ciudadana cuya consigna propone “Ocupar Washington” son la manifestación contundente de la desesperanza que flagela a la inmensa mayoría en todo el planeta. La indignación, la frustración y el hartazgo se concentran en el punto más álgido de las movilizaciones sociales en todos los continentes desde los primeros días del 2011 cuando los ciudadanos decepcionados de la clase gobernante, cansados de la ineficiencia de las políticas públicas y la simulación exigieron la instauración de una democracia real. Ahora, los jóvenes de la llamada “generación perdida”, quienes crecieron con padres angustiados por la escases económica, que atestiguaron la evaporación del patrimonio familiar, que con estrecheces fundaron sus expectativas en la educación, y que ahora no encuentran oportunidades para construir su destino, se concentran en el Centro Financiero del Capitalismo.

La característica de estas movilizaciones de protesta ciudadana es la espontaneidad de su organización: gracias a las redes sociales y a la conectividad móvil las afinidades surgen por contagio y se expanden con la velocidad de un suspiro. El rasgo determinante de estos movimientos es la configuración de una conciencia colectiva como un ente revolucionario; la ubicuidad del epicentro ideológico en una nube de frustraciones virtuales sustituye a los líderes y los caudillos, lo que dificulta a las agencias de inteligencia rastrear la emergencia de los líderes para cooptarlos, para desvirtuar y extinguir el movimiento.

Entre los giros inesperados de la fortuna y los crueles devaneos de la ironía, en la ubicuidad de la nube de datos surgen afinidades; en un sueño materializado de Steve Jobs que fusiona la tecnología y el mercado, miles de usuarios comparten desesperanzas, frustraciones y la misma visión del mundo, porque ahora como siempre, el encuentro de afinidades y la sensación de pertenencia son imperativos existenciales que exceden al control y al dominio, porque cuando se traspasa el punto sin retorno surgen los incontenibles efectos de todas las causas y se escriben las secuelas de todas las sagas…

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