domingo, noviembre 27, 2011

Momentos estelares

En algún lugar perpetuo, sobre las órbitas excéntricas del tiempo se producen coincidencias excepcionales que se materializan en afinidades expansivas que abandonan el silencio y rompen los paradigmas imperantes; y en esas circunstancias y sólo entonces, es posible vislumbrar los momentos estelares de la humanidad…

La transición entre las épocas suele ser un periodo de contrastes en el que se agudizan las diferencias, las condiciones en que sobreviven las multitudes llegan a niveles insufribles mientras las élites acaparan todos los privilegios e imponen su visión del mundo. En la sociedad de mercado los consorcios del capitalismo industrial impusieron la ética del lucro y glorificaron el consumo compulsivo: para ser feliz es indispensable comprar y el valor de las personas varía en función de su poder adquisitivo. Por esta imposición, las festividades giran en torno al consumo y el mejor de los ejemplos es el Viernes Negro cuando hordas frenéticas irrumpen en tiendas y almacenes buscando la felicidad en el vértigo compulsivo de mil y un ofertas.

Pero las idiosincrasias tienen una fecha de caducidad, que coincide con una temporada de cambios en el entorno social. Y el imperio del consumo no será la excepción. Al margen del mercado, donde lo valioso se materializa, ha sobrevivido la visión humanista, esa convicción que denuncia los estragos de un sistema inclemente que produce gente indiferente y ensimismada. En la posmodernidad se inicia un proceso inexorable: las minorías del pasado ahora son mayorías dispuestas a defender su derecho a la felicidad, en los grupos marginados surge la empatía como elemento de cohesión y los rígidos modelos sociales tienden a suavizarse.

En el vienes negro reciente, en el fragor de las compras se escucharon las protestas de los indignados, ese ejército de desafortunados que han perdido la cualidad indispensable para sobrevivir en este mundo: la solvencia. Este movimiento de indignación se expandió rápidamente en todo el mundo porque la producción de marginados no ha cesado desde la primera revolución industrial y, hoy por hoy, la insolvencia alcanza niveles nacionales por la propagación de la volatilidad financiera.

El sistema global sustentado en el consumo se tambalea: la crisis por endeudamiento en la zona euro está extendiéndose rápidamente y los mercados temen un efecto de contagio de dimensiones inimaginables hacia otros países y regiones. Estas son condiciones para el advenimiento de una época de transformaciones y cambios significativos en las convicciones y en las prioridades. Porque los periodos críticos provocan reacciones extraordinarias, entre las ruinas de los imperios yacen los cimientos de un nuevo orden social y en el porvenir se vislumbra el resplandor de uno de los momentos estelares de la humanidad…

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