domingo, diciembre 11, 2011

Frontera y sublimación

En algún lugar fronterizo, sobre la línea que separa al sueño americano y al desencanto mexicano, se produce el efecto insólito de la sublimación y la consistencia de las verdades se evapora, y al cruzar el lindero, la solidez de las virtudes adquiere la volatilidad de los vicios…

Las fronteras delimitan el alcance geográfico de los usos, las costumbres y las tradiciones; establecen el rango territorial donde predomina la visión del mundo de sus habitantes, sus afanes y sus fobias, sus delirios y sus mitos. La frontera es la grieta en un muro inescrutable por donde se filtran los migrantes que huyen de la miseria nacional. Y por las declaraciones recientes en el New York Times las fronteras adquieren una atribución insólita: son el filtro de las verdades. Bajo el argumento de identificar la manera en que los criminales mueven su dinero, dónde guardan sus bienes y quiénes son los líderes, agentes encubiertos de la Administración Federal Antidrogas (DEA) han manejado cientos de miles de dólares de dinero ilegal a través de la frontera.

Las operaciones encubiertas de las agencias norteamericanas recientemente reveladas por el NYT describen una tendencia que contradice el discurso oficial de las administraciones de ese país, al menos en apariencia: su afán por detener el flujo de drogas hacia su territorio y el apoyo que “generosamente” ofrecen al gobierno mexicano para combatir al crimen organizado no coinciden con el envío subrepticio de armas y dinero que habilitan a los carteles de la droga para continuar funcionando y expandir el ámbito de su dominio. El efecto sublimador de la frontera se produce cuando el Departamento de Justicia de Estados Unidos admite que la DEA realiza operaciones encubiertas de lavado de dinero, que éstas se llevan a cabo con la autorización previa del Congreso en aplicación de la Ley de EU, frecuentemente en colaboración con sus contrapartes extranjeras (léase: mexicanas!), y que han sido descritas en detalle en numerosos casos, reportes y conferencias de prensa en las pasadas tres décadas.

Si: un cargamento de droga procedente de México cruza la frontera estadounidense se convierte en un delito; y sólo sí: un cargamento de dólares procedente de Norteamérica cruza la frontera mexicana se transforma en una operación encubierta; luego entonces: los motivos de un combate en un país se transforman en el rubro financiero que genera ganancias millonarias en el otro.

Pero ésta sublimación tiene matices trágicos: el combate al narcotráfico ha sido la prioridad del calderonismo, la causa de una lucha sin cuartel, de 50,000 muertes y de la denuncia presentada ante la Corte Penal Internacional; marca la postura de los partidos y será el elemento ineludible en las campañas de proselitismo. Pero al cruzar la frontera, esta guerra, que no es guerra, se transforma en una operación financiera de gran escala que encubre a sus beneficiarios; y al ras de la superficie, los vicios son un negocio rentable para unos y una perversión que debe erradicarse para otros, porque más allá del lindero, la solidez de las virtudes adquiere la volatilidad de los vicios…

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