“Si una mentira se repite las veces suficientes,
acaba convirtiéndose en la verdad".
Joseph Goebbels
En algún lugar sinuoso, donde terminan los senderos más remotos del silencio se extiende el páramo donde germinan las voces del pensamiento, y ahí, se sostiene incólume el monolito de la verdad: ese artificio del eco que impregna las ideas y pervierte las mentes…
Los estragos en las ideas y en las pautas de conducta que provoca el
pernicioso artefacto mediático fueron detectados desde el siglo pasado por
George Orwell quien describe este entorno como la “época del engaño universal”
cuando “decir la verdad se convierte en un acto revolucionario”.
En la creación de un imperio y en todas las versiones del
totalitarismo, la divulgación del
ideario es una de las máximas
prioridades; la secuencia inicia con el implantamiento de una idea que a
su debido tiempo germinará en las pautas de conducta de las masas alienadas al
credo del régimen. Vgr: en el surgimiento el III Reich, varias generaciones
alemanas leyeron el cuento Der Giftpilz (El hongo venenoso), un libro
antisemita para niños publicado por Julius
Streicher, el director del periódico Der Stürmer. Aquellas metáforas nefastas
que denigraban al pueblo judío entraron por los ojos de los niños e impregnaron
sus mentes, con el paso de los años, aquella convicción enardecida corrompió su corazón y los
jóvenes nazis traspasaron todos los límites de la crueldad.
Y no!... No es obsoleto ni anacrónico. La perversa repetición goebbeliana que
transforma las mentiras en verdades sigue siendo una estrategia infalible y el desarrollo tecnológico en la
comunicación disparó a niveles superlativos el efecto de la propaganda. Hoy por
hoy, en los tiempos de la información y en la sociedad del conocimiento se
agudiza a niveles exasperantes la influencia que los medios masivos de
comunicación ejercen en la opinión y la actitud públicas. Y sí!... Las ironías
siempre contienen una dosis de crueldad: imitando la estrategia anti semita del
ministro de propaganda nazi, una asociación pro israelí, la
American Freedom Initiative (AFDI) incita el rechazo al Islam con una campaña
publicitaria que inició el 24 de Septiembre en el metro de Nueva York con carteles que
pregonan: “En toda guerra entre el
hombre civilizado y el salvaje, apoye al hombre civilizado. Apoye a Israel.
Derrote la yihad.”
Y no!.. Esta campaña no es un
producto de la casualidad, es un eslabón en la cadena de atentados informativos
y manipulación mediática internacional, es la evidencia incuestionable del uso
de la blasfemia como táctica de un contingente sion-anglo-estadounidense que
pretende destronar a los líderes árabes que resultan incómodos y molestos a los
intereses geoestratégicos del neo imperialismo. En esta secuencia de ataques a
la idiosincrasia se ubican las convocatorias inflamadas que a través de las
redes sociales lograron concentrar a las multitudes exigiendo el cambio de
gobierno en la Primavera árabe, la publicación de tiras cómicas que ridiculizan
al profeta Alá, y recientemente, la divulgación del video “La inocencia de los
musulmanes” que ofende al líder espiritual del mundo islámico.
Por qué?... Porque ahora,
como siempre y desde entonces, la guerra es la industria más rentable y el patrocinador de la investigación y la ciencia
aplicada; porque es evidente que el objetivo de las huestes del mundo
civilizado se ubica en el Medio Oriente y para justificar la injustificable
incursión en los países árabes fue preciso erigir el monolito de la
verdad: ese artificio del eco que impregna las ideas y pervierte las
mentes…
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