domingo, septiembre 22, 2013

Elixir virtual


“El ciberespacio es un sueño despierto

 para quienes juegan profundamente con su identidad.”

David Le Breton

 

            En algún lugar imaginario, cuando se extinguen todos los peligros,  emerge el personaje que suele vivir bajo el umbral de la conciencia y durante el éxtasis de su aliento derriba todos los obstáculos y supera todas las adversidades…

 

            Dicen los que saben que la fascinación del juego proviene de  un oasis donde se desvanecen las angustias del mundo real; que el juego es un placebo indispensable, un simulacro que materializa escenarios ficticios en circunstancias insólitas donde se aventuran los temerarios; y que sus bondades se perciben en una pausa obligada en la cotidianidad para una dosis de elixir existencial.  

 

Y el juego, como manifestación del pensamiento simbólico, es una actividad inherente a la condición humana susceptible a los cambios en el entorno. Hoy por hoy, la generación “My media” congrega a los jóvenes entre los 13 y los 24 años “que nacieron y crecieron con medios interactivos inalámbricos” para quienes el juego es una experiencia virtual que extingue la distancia entre el personaje y el jugador.  El impacto de la tecnología digital es incuestionable cuando se analizan las cifras millonarias en las ventas de consolas y videojuegos, pero sobre todo, cuando se ponderan los efectos del  sedentarismo -como la paradoja del juego- y  la adquisición de habilidades inéditas.

 

El juego en su modalidad digital es el reflejo del predominio de la tecnología en el estilo de vida y es un tema polémico, como lo fueron todas las innovaciones en su momento. Actualmente se analizan las repercusiones de la violencia en los videojuegos y sus implicaciones morales; se debate sobre la calidad artística en la creación plástica de mundos virtuales, en la exorbitante fantasía de su narrativa y en la musicalización de sus episodios.

 

Pero al margen de todas las consideraciones, es imperativo reconocer que el desarrollo de la tecnología digital transformó el estilo de vida y también la forma del juego,  como producto cultural. Grand Thief Auto V, el juego desarrollado por la compañía británica Rockstar North, lanzado al mercado el 17 de septiembre por Rockstar Games incluye parodias de los vicios tecnológicos que revolucionaron la comunicación y  las relaciones entre los habitantes del mundo digital. Refleja la dependencia perniciosa de los teléfonos inteligentes, la escasez de la reflexión y la carencia de espacios propicios para el pensamiento, la indiferencia ante el pasado o el futuro, la glorificación de la imagen.

 

Esta nueva forma de jugar acompañará a los jóvenes  definiendo los rasgos de los futuros habitantes del planeta: héroes digitales cuya adolescencia se extenderá más allá de los límites cronológicos. Pero el videojuego, como industria, arte o  medio de comunicación, conserva su dimensión antropológica al expresar las certezas y las  incertidumbres de la época, en un simulacro inofensivo donde  emerge el personaje que suele vivir bajo el umbral de la conciencia y durante el éxtasis de su aliento derriba todos los obstáculos y supera todas las adversidades…

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