domingo, septiembre 01, 2013

Ciberausencias


“así / diseminados pero juntos

 cercanos pero ajenos / solos codo con codo

 cada uno en su burbuja / insolidarios

 envejecen mezquinos como islotes”

Mario Benedetti

 

            En algún recóndito, en la inmensidad de un océano solitario emergen islas diminutas habitadas por un individuo y así,  paulatinamente y sin remedio, la geografía humana  abandona la corteza terrestre para gravitar en el ciberespacio…        

 

            Si el estudio de la historia evita la repetición de los errores, entonces, cuando las generaciones futuras analicen los pormenores de la aldea global en el siglo XXI deberán prestar especial atención al phubbing:  la pandemia de conectividad que hoy se dispersa en todo el planeta distorsionando  los matices  humanos de la comunicación. Phubbing es un acrónimo que fusiona las palabras  phone (teléfono) y  snubbing (menosprecio) que intenta describir:

a)     la descortesía de quienes ignoran a las personas por la exasperante obsesión de atender los mensajes en las redes sociales.

b)     el falso fortalecimiento de la autoestima al ostentar el modelo más reciente en dispositivos de conectividad  móvil.

c)     la  vulnerabilidad e impotencia de los acompañantes al sentirse ignorados.

d)     la nomofobia, o el pánico por desconexión que causa un miedo irracional cuando no se tiene a la mano el teléfono móvil o la tableta.

e)     la trivialización del concepto de “inteligencia” aplicado a los artefactos de comunicación que entorpecen funciones cognitivas.

f)      la paradoja del aislamiento galopante provocado por la tecnología de la comunicación.

 

El phubbing es una obsesión que se esparce con la velocidad de los virus alterando irremediablemente los niveles de atención de quienes lo padecen y que, en un grado superlativo, reduce los  niveles de empatía y compromiso.  La fatal atracción que ejerce la pantalla del teléfono móvil se arraiga en los usuarios por la sensación de importancia que les confiere y por la vulnerabilidad que “provocan”  en aquellos a quienes ignoran. Además,  las alegrías y las decepciones,  las disculpas y los errores se transmiten con algún dígito o grafo cuya emisión no requiere la valentía de expresarlo cara a cara y con el corazón en la mano.

 

No! … esto no significa la colonización del Nirvana ni la comercialización de los “viajes astrales” de Kalimán… La conexión permanente con el resto del mundo distorsiona la forma convencional de la convivencia por el desdoblamiento de un ente humano  y ahora es posible que un cuerpo ocupe dos lugares en el espacio porque la presencia física de un individuo no impide que su mente divague entre las frivolidades de otra conversación o circunstancia.  Gracias a las tecnologías de la información y la comunicación los habitantes de la aldea global viven deliberadamente desinformados en una conexión permanente que los incomunica con el mundo circundante,  desplazan sus prioridades a la virtualidad idiotizante y por el cúmulo de las ausencias mentales, la geografía humana  abandona paulatinamente la corteza terrestre para gravitar en el ciberespacio…  

   

 

 

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