domingo, septiembre 08, 2013

Una espiral de guerra


En algún lugar  del olvido, en los sótanos donde yacen  miles de pretextos, deambulan impasibles los motivos siniestros que predisponen la brutal depredación en los hombres…

           

            Un informe de la inteligencia estadounidense responsabiliza al presidente de Siria, Bashar al Assad, por el ataque a la población civil con armas químicas que causó la muerte a 1,429 personas el 21 de agosto en los alrededores de Damasco. Ese es el argumento del gobierno estadounidense para justificar la intervención militar de los países aliados (Francia,  Reino Unido, Canadá, Australia, Italia, España y Japón) pero hasta el  momento de escribir estas líneas, la propuesta de la acción militar en Siria no ha logrado el consenso a favor y el parlamento británico rechazó la propuesta argumentando la falta de evidencias concluyentes.  En estas circunstancias, el mundo atestigua una escena pletórica de incongruencias e insólitas casualidades:

 

Un Premio Nobel de la Paz, Barak Obama, intenta convencer a la ciudadanía y al congreso norteamericano de apoyar una acción militar en solitario. Enfatiza que  no pueden permanecer inmutables e ignorar lo que sucede al otro lado del mundo porque representa una grave amenaza a la seguridad nacional. Recurre a la clásica estrategia de esparcir temores infundados cuando asegura que el ataque en Siria es intolerable porque implica el riesgo de un ataque similar a la población estadounidense perpetrado por terroristas.

 

Reconoce que el pueblo norteamericano ya está cansado tras 10 años de guerras y que en ésta ocasión, única en la historia, la intervención tendrá una fecha de conclusión porque será “limitada en tiempo y alcance, específicamente diseñada para disuadir al gobierno sirio de usar arma químicas contra su pueblo y deteriorar su capacidad para hacerlo”. Afirmó que no pondrán a sus tropas en medio de la guerra de otros y que la bota estadounidense no pisará el suelo sirio, tal vez, porque el escarmiento militar se hará con drones o vehículos aéreos sin tripulación. Y para tocar las fibras sensibles de la ciudadanía, la cadena de televisión CNN transmitió 13 videos donde se observan las consecuencias del ataque químico en un  grupo de niños que sufren convulsiones  antes de morir.

 

El grado de certeza aportado por la inteligencia estadounidense no sólo se percibe en las declaraciones del Secretario de Estado, John Kerry, cuando afirma: “no nos pueden decir nada que no sepamos ya” refiriéndose a los inspectores de Naciones Unidas que rastrean el uso de armas químicas en Siria; también se confirma en la investigación realizada por The New York Times y The Guardian que describe cómo la  Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos y el Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno Británico, diseñaron una computadora para romper los códigos de cifrado y se asociaron con empresas de tecnología para lograr el acceso a la información digital de los usuarios antes de que se codificara y enviara por internet.

 

Estas fueron las revelaciones del ex contratista de la NSA, Edward Snowden, quien actualmente está refugiado en Rusia gracias al asilo temporal otorgado por el presidente Vladimir Putin, decisión que provocó el distanciamiento de los gobiernos ruso y norteamericano en la víspera de la cumbre del G-20 en San Petersburgo, donde se escucharon numerosos llamamientos a una solución política y una clara mayoría de los líderes se declaró a favor de los medios pacíficos en la  solución del problema sirio. Rusia, el país anfitrión del G-20, y de Snowden,  se opone a una posible intervención estadounidense en Siria porque el Consejo de Seguridad de la ONU no ha emitido el mandato; pero además, Rusia es un proveedor de armas de Damasco y  conserva una base militar en Siria, en el puerto Tartus donde atracan los submarinos nucleares y a los buques crucero de su fuerza naval.

 

El destino del régimen sirio se decidirá muy lejos de su territorio, donde la población protesta contra la posible intervención militar estadounidense. Los motivos de esta confrontación serán los mismos de siempre:  los paladines de la justicia y de la democracia se impondrán a los dictadores y derrocarán a todos los tiranos que lesionen la dignidad de su pueblo.  Y si existiese algún yacimiento o el campo de batalla se ubicara en una posición geográficamente estratégica, sería una mera coincidencia, insólita e insospechada,  un pretexto más en la espiral de incongruencias e ironías, que gira una y otra vez impulsada por  los motivos siniestros que predisponen la brutal depredación en los hombres…

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