domingo, julio 06, 2014

Un mundo mezquino

“La televisión está transformando nuestra cultura
en un vasto anfiteatro al servicio del espectáculo”.
Neil Postman

            En algún lugar espectacular, las ficciones adquieren la consistencia de la realidad; y todos los días y a todas horas, una pantalla emite un comando imperceptible que se aloja en la grieta más vulnerable del pensamiento…          

El dictamen del proyecto para la reforma en materia de telecomunicaciones que fue aprobado en lo general en Comisiones del Senado de la República es una evidencia incuestionable de la dialéctica mediática, y perversa,  que confronta a las ficciones con la realidad porque consolida a la mediocracia como el emisor de los mensajes infraculturales y desinformativos que moldearán la percepción de  audiencias inconmensurables.

            Si algún mérito tienen los legisladores, que obviamente sería involuntario, sería materializar las distopías: están construyendo el escenario perfecto para el control masivo de los pensamientos que describieron Orwell, Huxley, Bradbury y otros alucinantes profetas del progreso. Y si de algo deberían ufanarse, sería la transformación del mundo en un entorno hostil y agresivo; la emisión incesante  de imágenes y mensajes violentos provoca la sensación de indefensión y la angustia en las audiencias, que al sentirse vulnerables reclamarán la protección del Estado.

            Como en todas las dialécticas, en ésta se confrontan dos opuestos irreconciliables: la crítica y la imposición. Los escritores y artistas plásticos de la Unión Nacional de Sociedades Autorales (UNSAC) manifiestaron en un comunicado que “la propuesta aprobada por el legislativo es regresiva y afecta a la sociedad mexicana, beneficiando solamente a los grandes capitales. Nuevamente el poder legislativo aprobó una ley que convierte a los medios en fuente de enriquecimiento a priori, dejando de lado los beneficios sociales, artísticos y culturales. Este modelo ha detenido el avance de la democracia electoral y nos ha hecho retroceder alarmantemente en materia de la participación democrática como forma de vida”.

             Los defensores de las audiencias de Canal 22, Radio Educación, el IMER y MVS, dieron a conocer su postura respecto a las leyes en materia de telecomunicaciones y radiodifusión y enfatizaron que en el proyecto aprobado se omiten la pluralidad y la veracidad de la información, el fomento de la identidad nacional, el pluralismo ideológico, político, social y cultural como derechos de las audiencias que deben cumplirse en las transmisiones de radio y televisión. Manifestaron también que no se establece sanción alguna a la mala calidad de los contenidos transmitidos ni a la ambigüedad de las notas periodísticas.

            Y en última instancia: el debate más acalorado en el proyecto de la reforma a la ley de telecomunicaciones fue la determinación de la preponderancia de los consorcios. Pero la calidad de los contenidos, las tarifas por los servicios y el pluralismo como garantía de la libertad de expresión se abordaron en incisos simples y ambiguos, postergando como siempre, los intereses, las necesidades y los derechos de las audiencias.


            Sí! … Yo creo que estamos en el umbral de las distopías pero también creo que las profecías no son inexorables; la culminación del control ideológico de la mediocracia puede evitarse si recuperamos la curiosidad intelectual como atributo de los seres humanos, de lo  contrario, el pensamiento crítico desfallecerá entre las ficciones que disfrazan la realidad, y cuando el destino nos alcance, todos los días y a todas horas, una pantalla emitirá un comando imperceptible que se alojará en la grieta más vulnerable del pensamiento…

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