En algún lugar hostil se derrumbaron las
paredes de un refugio natural, la calidez ancestral de un abrazo protector
sucumbió ante la maldad y la violencia desgarró sin compasión los lazos de la
sangre…
La violencia en la sociedad no sólo se
manifiesta en los índices de la delincuencia, su expresión más perniciosa es el
maltrato y el abuso a los infantes. Como un exabrupto del dominio, lastimar a
los indefensos y a los débiles, es un crimen de lesa humanidad que refleja la
putrefacción de la condición humana que carcome a los corazones vacíos. La violencia en el hogar es una amenaza
social inminente que afecta la integridad física y mental de las próximas
generaciones porque la imitación es el flagelo más doloroso del abuso: los
niños maltratados se convertirán en adultos sin compasión, si llegan a ser
adultos.
Vivimos en una sociedad que produce
padres violentos: el Consejo Nacional de Evaluación de la
Política de Desarrollo Social (Coneval) revela que “el país se torna poco
hospitalario con miles de jóvenes que crecen en un entorno de violencia
cotidiana que deja profundas secuelas físicas y emocionales”; y de acuerdo con
el registro de las Procuradurías de la Defensa del menor y la Familia de los
sistemas estatales del DIF, en el último
año el maltrato infantil creció 50%. Y las cuestiones que deben propagar la
alarma son: ¿qué desgracias se confabularon para que un adulto pierda la
compasión y lesione a un niño o abuse de un bebé? ¿Qué instinto los impulsa a infringir
dolores inimaginables como castigos? ¿Cuál
es la necesidad perniciosa que se satisface con la crueldad hacia los débiles? Los índices de violencia en la familia son
alarmantes porque el hogar ya no funciona como un refugio del mundo donde se
recuperaban las fuerzas y se recibía el apoyo incondicional de los parientes;
en el mejor de los escenarios, el hogar se ha convertido en un espacio de
indiferencia compartida y en el peor, en un recinto para los rituales
cotidianos de maldad.
La justicia atiende a las víctimas,
compensa su vulnerabilidad al defenderlas e intenta resarcir las heridas, pero
muchas, muchas veces, la justicia no puede escuchar a las víctimas más
vulnerables porque muchas, muchas veces, sus voces se apagan antes de aprender
a hablar. Y esta debería ser una de las
prioridades en la procuración de justicia y aplicar todo el rigor de la ley al
menor indicio de violencia infringida a los infantes. Pero el estado ha
invertido sus recursos en la persecución del crimen organizado y no ha combatido el origen de la maldad: un niño que sido
maltratado será un sobreviviente sin compasión, un delincuente temerario, un homicida
potencial.
Lo imperdonable, es que el abuso lo
cometen los familiares quienes deberían
cuidar y proteger a los niños; lo inconcebible es que el abuso se padece como
un secreto de familia y se conocen sus estragos tras el fallecimiento de los bebés y de los niños. Las pequeñas víctimas se llevan
consigo un dolor insufrible; cuando fallecen antes de aprender a hablar, se
llevan consigo las palabras más tristes jamás pronunciadas. Y lo que me aflige
es cuánto dolor se puede soportar en una vida tan corta y en qué momento la muerte se
transforma en un alivio. Es un
imperativo moral reconstruir las paredes del hogar para erigirlo como el
santuario de la infancia y condenar la
maldad que desgarra sin compasión los lazos de la sangre…
Fuentes
Alcántara, Liliana. (2015). Repunta el maltrato
infantil en el país. Recuperado el 2 de Agosto del 2015, de http://archivo.eluniversal.com.mx/primera-plana/2015/impreso/maltrato-infantil-en-mexico-repunta-50-en-un-anio-49148.html
Kaleidoscopio. (2015). Maltrato infantil, fenómeno
social con graves repercusiones. Recuperado el 2 de Agosto del 2015, de http://e-consulta.com/nota/2015-07-28/sociedad/maltrato-infantil-fenomeno-social-con-graves-repercusiones
OMS. (2014). Maltrato infantil. Recuperado el 2 de
Agosto del 2015, de http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs150/es/
Unicef, México. (s/f). Violencia y maltrato.
Recuperado el 2 de Agosto del 2015, de http://www.unicef.org/mexico/spanish/proteccion_6932.htm
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