“Y, sobre todo, he sido un ser sensible, un animal
pensante en este hermoso planeta, y eso, por sí solo, ha sido un enorme
privilegio y una aventura.”
Oliver Sacks
En
algún lugar de la memoria perdura, intacto, inmune, incólume, el mandato que
impulsa a una especie a perseguir el horizonte; una inexplicable vocación por
las preguntas recorre el intrincado laberinto de la conciencia hasta encontrar
la generosa empatía de las respuestas…
Desde
siempre y desde entonces, un inexplicable impulso hacia lo desconocido ha
acompañado a nuestra especie otorgándole
generosamente la humana condición. Los efectos de esa curiosidad
exacerbada iluminaron la oscuridad primigenia de los tiempos y las primeras
migraciones sobre el planeta obedecieron a ese impulso; por un incesante
mandato genético, hemos buscado la ubicación exacta de la consciencia, la
consistencia del elemento que nos
humaniza y el momento preciso en el que
ocurrió. Y así, las observaciones, las exploraciones
y los descubrimientos han configurado el patrimonio intelectual de la humanidad.
La vida en este mundo prospera gracias a
los hallazgos de unos seres excepcionales
que elevaron su condición humana a los niveles de la excelencia. Y en algunos
casos, la vocación por la ciencia adquiere los hermosos matices de la
generosidad y del arte cuando la trascendencia del hallazgo se divulga en una
crónica exquisita que inspira, conmueve y alienta. El 30 de agosto falleció el
neurólogo Oliver Sacks, una esas adorables excepciones de la especie
humana que eluden los límites de la
existencia física por el trazo bello y
bondadoso de su escritura y por el
efecto imperecedero en sus lectores. Su vida fue una exploración incesante por
los recovecos de la mente y en todas sus publicaciones despertó la empatía por
las intrincadas manifestaciones de la conciencia: en sus libros, en sus ensayos
y en sus artículos describió los síntomas, las manifestaciones y las
secuelas de los casos clínicos que atendió, “despertó” (1) la conciencia
de todos sus lectores y los
acercó a la realidad alterna en la que viven quienes padecen alguna disfunción
cerebral.
En sus últimas columnas se percibe su
infatigable devoción por la ciencia; ante la inminencia de la muerte, se aleja
de los noticieros, de la política, de los debates sobre el calentamiento global
y de las desigualdades crecientes porque “ya no son asunto suyo, son cosa del
futuro”. Lo único que lo entristece es
“no ser testigo de la nueva física nuclear, ni de otros miles de avances en las
ciencias físicas y biológicas” pero lo
alegran el talento de los jóvenes
científicos y la sensación de que el
futuro está en buenas manos.
En la
más sencilla de la paráfrasis: la ausencia de Oliver Sacks será irreparable
porque “el destino de cada ser humano —el destino genético y neural— es ser un
individuo único”. Su excepcional condición humana mantuvo intacto, inmune e
incólume, el afán por perseguir el
horizonte; su vocación por las preguntas lo acompañó en el intrincado laberinto
de la conciencia y por su generosa empatía, compartió con sus semejantes todas las
respuestas…
(1) Sacks fue el autor en 1973 de
"Awakenings" ("Despertares"), que relataba su experiencia
con pacientes que sufrían de una condición conocida como encefalitis letárgica
y cómo podían salir -aunque brevemente- de sus estados catatónicos con la ayuda
de una droga.
Esta historia fue adaptada al cine en 1990, en un
filme del mismo nombre, nominado al premio Oscar (AFP, 2015).
Fuentes
AFP. (2015). Falleció
Oliver Sacks, neurólogo que inspiró el filme 'Despertares'. Recuperado el 6
de Septiembre del 2015, de http://www.nacion.com/vivir/ciencia/Fallecio-Oliver-Sacks-neurologo-Despertares_0_1509049159.html
Altares, Guillermo. (2015). Muere Oliver Sacks, explorador de la mente y la tolerancia.
Recuperado el 6 de Septiembre del 2015, de http://elpais.com/elpais/2015/08/30/ciencia/1440927890_617327.html
Sacks, Oliver. (2015). De mi propia vida. Recuperado el 6 de Septiembre del 2015, de http://elpais.com/elpais/2015/02/20/opinion/1424439216_556730.html
Sacks, Oliver. (2015). El último caso del doctor Sacks. Recuperado el 6 de Septiembre del
2015, de http://elpais.com/elpais/2015/09/03/ciencia/1441304108_742332.html?rel=epr
Sacks, Oliver. (2015). Mi tabla periódica. Recuperado el 6 de Septiembre del 2015, de http://elpais.com/elpais/2015/07/30/ciencia/1438246598_028135.html
Weissmann, Roman. (2015). Oliver Sacks. Recuperado el 6 de Septiembre del 2015, de http://elpais.com/elpais/2015/08/31/opinion/1441020791_578106.html
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