domingo, enero 24, 2016

Hasta la vista, baby


“Vivimos en una sociedad profundamente dependiente de la ciencia

y la tecnología y en la que nadie sabe nada de estos temas.

Ello constituye una fórmula segura para el desastre.”

Carl Sagan



En algún lugar de la historia, en el recoveco de las obsolescencias se almacenan los oficios y artificios en desuso; y en la bodega de las evanescencias se conservan las prioridades y las tradiciones que fueron desplazadas en nombre del progreso...



            Desde la primera revolución industrial, el avance de una época a otra obedece a las innovaciones tecnológicas y a su aplicación en la comunicación masiva. Los dispositivos que ahora facilitan la transmisión de datos  alguna vez fueron artificios insólitos en una novela de ciencia ficción y las ideas que ahora parecen disparatadas algún día se concretarán en objetos y herramientas indispensables.



            Isaac Asimov escribió las leyes de robótica en 1942 y en aquel entonces los avances en la ciencia y en la tecnología que describía en sus novelas parecían fantásticos y fantasiosos pero ahora, a menos de un siglo de distancia, el Foro Económico Mundial (WEF) pronostica que en los próximos cuatro años la incorporación de la robótica en labores administrativas significará el reemplazo de 5 millones de empleados.



            El comportamiento de  HAL 9000  alcanzó el umbral de la conciencia en 1968 cuando  Arthur C. Clarke lo describió como un computador algorítmico heurísticamente programado en  “2001 Odisea en el espacio” y ahora, la cuestión trascendental confronta a la consciencia, como atributo exclusivo de los seres humanos, y a la inteligencia artificial, que no la requiere. 

                    

             Yuval Noah Harari, en su libro “Sapiens: A brief history of humankind” advierte el desvanecimiento de la frontera entre la consciencia y la inteligencia por el desarrollo de computadoras y dispositivos inteligentes que pueden realizar las tareas de los seres humanos y ejecutarlas con más eficiencia. Tal vez parezca fantástica y fantasiosa, pero la advertencia de Harari deberá atenderse más temprano que tarde: “El siglo XXI avanza y los humanos están en peligro de perder su valor porque la inteligencia se está independizando de la consciencia.”



            Hoy por hoy, la dependencia a los teléfonos inteligentes es uno de los rasgos del homo ciberneticus, el especimen que ha desplazado al homo videns en la secuela inexorable de la nuestra evolución. Y ante la inminencia de los cambios debemos rescatar la cuestión fundamental: cuál es elemento, dónde está la esencia que nos hace humanos?



            El empleo y el ocio cambiarán en formas aún imprevistas, la tecnología producirá máquinas y artefactos que sustituirán a los se usan actualmente; los rasgos anatómicos se adaptarán a las nuevos hábitos y la tecnología seguirá transformando las pautas de conducta;  y la historia registrará esta secuela inexorable de obsolescencias y evanescencias almacenando los oficios y artificios en desuso y conservando las prioridades y las tradiciones que desplazadas en nombre del progreso...





Fuentes



Grün, Ernesto. Homo ciberneticus. Recuperado el 24 de Enero del 2016, de http://www.iasvirtual.net/argrun02.htm

Harari, Yuval. (2014) ¿La gente seguirá siendo útil en el siglo XXI? Recuperado el 24 de Enero del 2016, de http://mexico.cnn.com/opinion/2014/09/18/opinion-la-gente-seguira-siendo-util-en-el-siglo-xxi

Hernández, David. (2016). Los robots eliminarán más de 5 millones de puestos de trabajo. Recuperado el 24 de Enero del 2016, de http://www.msn.com/es-us/noticias/tecnologia/los-robots-eliminar%c3%a1n-m%c3%a1s-de-5-millones-de-puestos-de-trabajo/ar-BBoqbgg?ocid=spartanntp

Justo, Marcelo. (2014). Tecnología, demografía y los trabajos del futuro. Recuperado el 24 de Enero del 2016, de http://www.bbc.com/mundo/noticias/2014/06/140623_economia_trabajos_futuro_mj

No hay comentarios.: