En algún lugar sincronizado, los días y las horas obedecen a un cálculo
inexorable y en el momento preciso se
iniciarán los giros de un mecanismo insólito que transforma las prioridades, los
atributos y las convicciones…
En el calendario de la sociedad mexicana, además de los días festivos
que alargan los fines de semana, existe una fecha que marca el inicio de una
temporada azarosa, sorprendente e intensa. Durante ese breve lapso se produce
un pequeño prodigio y todas las instancias del gobierno, súbitamente, asumen
sus responsabilidades. Es entonces cuando se atienden todas las necesidades
de la población que alguna vez fueron
ignoradas olímpicamente; el paisaje urbano se complica con mil y un obras cuya ejecución
eludió milagrosamente el cajón de los olvidos y por una extraña pero feliz
coincidencia, el bienestar social asciende al altar de las prioridades y los
programas de asistencia logran
concluirse y entregarse puntualmente.
Es un periodo corto pero extenuante, siempre desconcertante, a veces
insufrible porque la insólita eficiencia gubernamental coincide con la
temporada electoral cuando la percepción social adquiere contundencia al
traducirse en votos potenciales. En esta temporada suele desvanecerse la
lejanía de la clase política en eventos
triunfalistas (con cargo al financiamiento público a los partidos políticos),
la altivez que reviste a la
partidocracia se transforma en un aura ficticia de luz y sencillez, y por si fuera
poco, el electorado esta expuesto al bombardeo mediático de los defensores de la democracia y los paladines
de la justicia que en treinta segundos pretenderán cautivar a los indecisos y concientizar
a los ingenuos.
Y en un exabrupto irracional, habrá quién juzgue a los gobernantes por
esos efímeros destellos de sensibilidad
social; es probable que la opinión respecto al gobierno cambie al recibir un
apoyo inesperado que se creía inmerecido, o por la sorprendente amabilidad en el parsimonioso laberinto de la tramitología
oficial. Es desconcertante pero la estrategia electoral de la empatía
estacional suele funcionar porque persiste aquella infame condición que
restringe la memoria de la ciudadanía a los tres meses recientes, o tal vez sea
menos, ya lo olvidé.
La intensidad del proceso electoral se agudizará durante el periodo de
las precampañas (del 2 al 27 de marzo) y alcanzará niveles inimaginables en las
campañas (del 12 de abril al 1 de junio), y son inimaginables porque por primera vez en las elecciones
locales en Baja California contenderán candidatos independientes: 16 por las
alcaldías en los cinco municipios y 27 por las diecisiete diputaciones. Aún no
hay quien se atreva a pronosticar los alcances del discurso proselitista pero quizás
la presencia de los independientes atraiga el interés en las elecciones
intermedias, tradicionalmente grises y deslucidas.
La temporada electoral sigue su curso y es imperativo alertar al
electorado, invitar a todos los indecisos a blindar su criterio para resistir todas las ofensas a la inteligencia fabricadas
con alevosía en cada uno de los giros del
mecanismo insólito que transforma las prioridades, los atributos y las
convicciones…
Fuentes:
El mexicano. (2016). Entregan
obras sociales en Mexicali. Recuperado el 27 de Febrero del 2016, de http://www.el-mexicano.com.mx/informacion/noticias/1/3/estatal/2016/02/25/940858/entregan-obras-sociales-en-mexicali
Ieebc. (2016). Proceso
electoral ordinario 2015-2016. Recuperado el 27 de Febrero del 2016, de http://www.ieebc.mx/proceso2015_2016.html
Loza, Lourdes. (2016). Hacen historia en Baja California. Recuperado el 27 de Febrero del
2016, de http://www.lacronica.com/EdicionEnLinea/Notas/Noticias/15022016/1054044-Hacen-historia-en-Baja-California.html