domingo, febrero 07, 2016

Por qué doblan las campanas?


En algún lugar de la conciencia, en un recoveco de la evolución surgió la curiosidad y desde entonces se desvaneció la distancia entre los cielos y la tierra…

           

            La congruencia entre el decir y el vivir es una de las cualidades más escasas entre los seres humanos y la congruencia que ha demostrado el Papa Francisco lo erige como un personaje extraordinario tanto en el ámbito religioso como en el político y el social. El Papa Francisco ha llevado un mensaje de humildad y misericordia al mundo y ha predicado con el ejemplo. Por eso, la imagen de Francisco proyecta autoridad moral y ética ante escépticos, creyentes  ateos, agnósticos y demás.



            Francisco vive y predica los valores primigenios del cristianismo y su personalidad se percibe en su plena convicción en el prodigio del perdón y se extiende en un abrazo de comprensión a todos los marginados y excluidos por un dogma anacrónico que es imprescindible depurar.



            Lo han descrito como un personaje imprevisible porque defiende la autonomía de su papado respecto a los estados: en sus discursos elude la censura oficial y elabora su agenda en función de los creyentes. El nuncio apostólico en México, Christophe Pierre, declaró que “el Papa es libre de decir lo que quiera” y  en su próxima visita a México, Francisco estará en ciudades asoladas por la violencia: Ciudad Juárez, Ecatepec, San Cristóbal de las Casas y Morelia. En la Ciudad de México visitará el hospital pediátrico Federico Gómez donde atestiguará un dulce ritual de esperanza y alegría: cada vez que se declara a un paciente libre del cáncer se toca una pequeña campana adornada con listones de colores.



            Y las campanas repicarán como manifestación de júbilo popular en todas las ciudades que visite Francisco y predique su mensaje humanizante. Si su visita contribuye a la dulcificación de un dogma rancio y vetusto, si su presencia debilita los prejuicios y desalienta los exabruptos de la intolerancia, entonces, las campanas deberían repicar todos los días.  Si Francisco toca el corazón de los mexicanos, entonces comprenderemos más  y criticaremos menos porque la intolerancia es una de las inercias que conducen a México a un estado confesional donde se anteponen los prejuicios religiosos a las leyes, a los derechos humanos y al sentido común.



Con su visita el Papa trae la posibilidad de depurar las imposiciones obtusas de un dogma arcaico y quiero creer que su mensaje fortalecerá los lazos de la solidaridad que nos unen, que nos acercaremos al cristianismo por un nuevo camino libre de estigmas. La espiritualidad es el atributo que distingue a nuestra especie, y ahora, podría enlazarnos  en un abrazo de comprensión. Las guerras santas y los fundamentalismos nos han degradado a niveles infrahumanos pero la cualidad que nos hizo humanos perdura en un recoveco de la conciencia para hermanarnos, y ahí, la distancia entre los cielos y la tierra no existe…

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