“Si
no encontramos un modo de reinventarla, no perderemos sólo la democracia,
sino
la esperanza de ver un día los derechos humanos respetados en este planeta.”
José
Saramago
En algún lugar esencial, dentro de los límites del feudo individual
yace una porción imponderable de la sociedad y esa partícula de la soberanía
habrá de manifestarse en todas y en cada una de sus decisiones…
Observando el clima social se
detecta que las incongruencias y las ambigüedades aparecen todos los días y que
la opinión pública oscila entre las revelaciones y las promesas que pretenden
acaparar la atención. Sí! Todo indica que ya estamos en la época electoral. En
este periodo, la simpatía de los ciudadanos es el bien esquivo que anhelan
todos los involucrados en la contienda electoral y abundan los artificios para
conseguirla. Uno de los más efectivos es la desinformación: también conocida
como “las verdades a medias”, algunas veces descrita como la persistencia de
las mentiras emotivas y recientemente identificada como la “posverdad”, definida como la
manipulación del consenso social con rumores sin fundamento, argumentos sin
sustento y juicios sin valor.
Por eso y a partir de hoy, dedicaré
esta columna para esclarecer los puntos que pudieran contribuir a la
desinformación, especialmente en la materia electoral. Escribiré guiada por mi
leal saber y entender con el único afán de incidir en esa porción de la
democracia que reside en todos los ciudadanos. Actualmente, soy consejera
electoral en el Consejo Local del Instituto Nacional Electoral en Baja California;
como aspirante, en la carta de manifestación de motivos expuse que la
democracia se extiende más allá de la época electoral, mucho antes y después de
los comicios; que hasta el momento, es el criterio más justo que se ha creado
para garantizar el funcionamiento armónico de la sociedad; y que la democracia,
desde sus inicios, requiere de la participación ciudadana como elemento
primigenio, imprescindible, porque sin la voluntad popular, se convertiría en
el “ritual vacío” que describió José Saramago.
Esta será la primera de mis Crónicas
Electorales, el contenido de las siguientes atenderá a los acontecimientos, a
los momentos del proceso electoral y al pulso de la opinión pública. El motivo
que me impulsa, como ciudadana y consejera, es desvanecer la distancia entre
los electores y la institución encargada del mecanismo para la emisión del voto,
como manifestación de su voluntad. Pretendo aportar un grano de arena en la
incesante reconstrucción de la democracia; con todos los recursos a mi alcance,
inicio el trayecto hacia el feudo individual de quien me conceda su atención,
me impulsa el afán de alcanzar la porción imponderable de la nación que reside
en cada ciudadano y enardecer la partícula de la soberanía que habrá de
manifestarse en todas y en cada una de las decisiones de los mexicanos… Es cuanto.
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