“Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos.”
Eduardo Galeano
En algún lugar intangible, inmune a las fronteras, se erige
uno de los artificios más conmovedores de la historia: ahí se concentran las
lealtades y se magnifican los ideales, hacia allá se dirigen todos los
esfuerzos y en el trayecto se fortalecen las hermandades…
Con el
advenimiento de la democracia como sistema de gobierno emergió también el valor
cívico como la virtud de los ciudadanos que, luchando por la igualdad, construyeron
“la patria”; con la sangre de los revolucionarios se escribieron las garantías
que ahora gozamos. “La patria” y el nacionalismo, como apego y lealtad, son las
aportaciones de la Modernidad temprana, cuando las utopías se creían posibles. Hoy
por hoy, en la Posmodernidad, “la patria” se desvanece y las virtudes cívicas
se minimizan por el predominio del mercado como el dogma que unifica (y
desvirtúa) los criterios. En este entorno, el ejercicio de la ciudadanía se ha reducido
a la emisión del voto.
Lamentablemente,
el declive de la participación ciudadana fue constatado por los CAEs
(Capacitadores y Asistentes Electorales) durante las visitas a los ciudadanos
que fueron elegidos por sorteo como funcionarios de casilla. Se registraron todas
las variantes del rechazo, desde los desaires y los reclamos hasta las excusas
y los pretextos. Todo indica que una minoría está dispuesta a contribuir con su
buena voluntad y a ceder un domingo de su vida para la realización de los
comicios.
A pesar de
todo, el proceso electoral sigue su curso: el domingo 6 de mayo inició la
impresión de las boletas electorales para la Presidencia de la República y las
Senadurías (1). Y se
agregarán más eslabones a la cadena de confianza: la etapa de las
notificaciones concluyó y se instruyó a los CAEs para el cumplimiento sus
funciones en la preparación de la jornada electoral, durante y después de los
comicios. En el evento del cierre de los cursos en el distrito 01 de Baja
California, el consejero Ricardo Rivera invitó a los CAEs a “hacer patria”. Y
esa invitación debería extenderse a todos los ciudadanos: como compatriotas nos
hermana el origen y el destino de México, porque el ideal patriótico, alguna
vez poético y siempre etéreo, se construye con la empatía de todos los que
habitamos y trabajamos, soñamos y sufrimos en este país; edificamos la patria
con las aspiraciones de un país mejor, recuperando el bienestar y la justicia
como utopías posibles, realizables.
Y ahora, es
menester agradecer a tod@s l@s ciudadan@s que aceptaron la invitación del INE y
que aportarán su buena voluntad y el mejor de sus esfuerzos para el funcionamiento
de este mecanismo inmenso el domingo 1 de Julio. La presencia de l@s ciudadan@s
como funcionari@s en las 157,3461 casillas es un aliciente para caminar hacia
la utopía y reconfigurar “la patria”, es un incentivo para reconstruir la
ciudadanía y extender sus virtudes a todos los rincones de la cotidianidad.
Ahora, como siempre y desde entonces, el encanto de las utopías está en su
búsqueda, en la certeza que concentra las lealtades y magnifica los ideales; es
el trayecto donde se fortalecen las hermandades…
Porque mi país me
importa. Voto libre!
( (1)
Conozca todas la medidas de seguridad desde
su producción hasta su distribución en el portal del INE:
https://centralelectoral.ine.mx/2018/05/06/conoce-la-seguridad-de-las-boletas-electorales-desde-su-produccion-hasta-la-entrega/
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