domingo, julio 22, 2018

En un puente de París. ¿A qué le tiras cuando sueñas?


“Seamos realistas,  pidamos lo imposible”
Herbert Marcuse

En algún lugar del porvenir se construyen los ideales y se configuran las utopías; cuando llega el momento, la realización de los sueños exigirá el abandono del pasado para materializar los anhelos y las convicciones…

Como ejemplo vivo de mi generación, permanezco en una etapa intermedia hacia la digitalización: celebro las bendiciones de la tecnología en el acceso a la información y para mantener el contacto con los seres queridos, pero aún prefiero las versiones concretas y tangibles. Por ejemplo, después de buscar y buscar sin éxito en bibliotecas y librerías, le doy gracias a la nube cuando encuentro el ansiado libro digitalizado; lo leo, lo disfruto, lo atesoro… pero sigo anhelando la versión impresa. Uno de los síntomas de mi causi-digitalización es la estrecha cercanía con las ideas y las palabras: mis libros consentidos acompañan mis sueños porque reposan plácidamente cerca de la cabecera de mi cama. Uno de los autores con quienes mantengo esa estrecha cercanía es Julio Cortázar, a quien reencontré anoche en Internet en una fotografía tomada en  un puente de París durante la Primavera del 68 junto a la famosa frase de Marcuse. En aquel entonces, y ahora, la frase de Marcuse exalta la asombrosa capacidad de nuestra especie para imaginar un futuro mejor; pero Marcuse también detectó la fragilidad de lo utópico cuando “está bloqueado por el poder de las sociedades establecidas”. Y yo me atrevo a agregar “por la resistencia al cambio de hábitos y actitudes”.

Todo avance implica el abandono de lo conocido y lo cotidiano. Por eso, los primeros proyectos del gobierno de Andrés Manuel López Obrador han provocado reacciones contrastantes. Una de ellos es la descentralización de las secretarías y dependencias del gobierno federal; durante décadas, fue poco menos que un sueño guajiro: se admitía su conveniencia, pero se descartaba por la magnitud del esfuerzo requerido y por el costo político de su implementación.

Como lo han reconocido los expertos, la descentralización es “un mecanismo efectivo y adecuado que generaría desarrollo económico y potenciaría ciudades”. El desacuerdo surge por la mudanza y todo lo que implica: el cambio del domicilio y de hábitos, la adaptación al nuevo entorno. No será fácil, pero no es imposible. Muchos empleados del gobierno federal y del sector privado han trasladado su residencia varias veces porque así lo exige la normatividad de la dependencia o las estrategias de la empresa. Es una cuestión de disciplina y actitud.

Estamos en uno de esos momentos históricos que delimitan el antes y el después. Si realmente estamos convencidos de la imperiosa necesidad de transformar al país, debemos aceptar que el cambio, tan ansiado y esperado, se logrará con la suma de todos los esfuerzos individuales.
Actualicemos la frase de Marcuse: seamos realistas y logremos lo imposible. La construcción del porvenir es una tarea multitudinaria, es un desplazamiento masivo y una mudanza de actitudes porque la realización de los sueños exige el abandono del pasado para materializar los anhelos y las convicciones…

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