“Tiempo al tiempo y cada huella irá
encontrando su arena.”
Jorge Drexler
En algún lugar hermético y
ferozmente custodiado languidecían las imágenes de un dolor recluido en el
olvido; pero las leyes del tiempo son implacables y nada ni nadie se resiste a sus
efectos…
La contundencia de los años es
ineludible. Parece que por fin languideció el poder que reprimía todos los
esfuerzos por esclarecer el movimiento estudiantil de 1968; quiero creer que la
férrea censura y las violentas represalias quedaron atrás. Hoy por hoy, la
memoria se sublima acariciando las heridas latentes provocadas por un olvido
forzado:
La Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM) publica una serie de suplementos de su Gaceta, desde
julio y hasta noviembre, con la recuperación de “trozos” de la memoria de los
acontecimientos del movimiento estudiantil; el programa de conmemoraciones de
la UNAM incluye más de 110 actividades y la creación de un patronato. Y a
principios de agosto, TV UNAM estrenó la serie “Verano del 68” dirigida por
Carlos Bolado, quien después de 9 años de censura podrá compartir “la historia
que siempre quiso contar”.
El 22 de julio de este año, el
micrositio digital “A 50 del 68. La historia que nos une” inició la recreación
de los acontecimientos que desencadenaron el movimiento estudiantil y la
efervescencia social en 1968 recuperando testimonios de los protagonistas en un
muro virtual, adaptando los mensajes de aquel entonces a la inmediatez de las
redes sociales.
Otro esfuerzo para esclarecer
este episodio es el lanzamiento de la “Colección M68. Ciudadanías en
movimiento” del Centro Cultural Universitario Tlatelolco (CCUT) que integrará
el archivo histórico del periódico El Universal sobre el movimiento estudiantil
en un cerebro digital.
Y así, las verdades saldrán a
relucir, y la recuperación de las verdades es un motivo para celebrar porque el
peso inclemente del silencio forzado fue atroz. En aquel entonces, todos los
medios de comunicación transmitieron la versión oficial de los hechos. Un ícono
de la censura de aquellos días es la frase con que Jacobo Zabludovski inició la
emisión del 2 de octubre del noticiero 24 horas de Telesistema Mexicano.
Después de la masacre en Tlatelolco y de una tarde con tormentas, la nota
inicial fue: “En la ciudad de México hoy fue un día soleado”.
Y al día siguiente, el 3 de
Octubre, las primeras planas de la prensa sometida (y vendida, como muchos la
califican) describían un sangriento zafarrancho entre las fuerzas armadas y un
grupo de francotiradores conformado por estudiantes, comunistas y terroristas cuya
misión era vulnerar al estado mexicano en la víspera de los juegos olímpicos. No…
no es casualidad: de ahí surgió el nombre del batallón Olimpia.
La libertad de prensa, la
objetividad y la imparcialidad periodística se refundieron en un cajón extraviado
obedeciendo las exigencias de la “Corte del boletín”, como define José Carreño
Carlón al mecanismo de control y censura ejercido en aquel entonces cuando las
fuerzas del régimen custodiaban ferozmente las imágenes del dolor infringido y
las recluyeron en las mazmorras del olvido forzado; pero las leyes del tiempo
son implacables y nada ni nadie se resiste a sus efectos…
Continuará…
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