“y si así no lo hiciere que la Nación
me lo demande.”
En algún lugar republicano, en el
centro de la veneración cívica existe un majestuoso Arco del Triunfo; ahí
culmina el paseo de los héroes y los próceres cruzan el umbral de la gloria
portando los ordenamientos quebrantados…
Los incidentes que complicaron la
renovación de la Mesa Directiva en la Cámara de Diputados confirman la magnitud
de las inercias y que los viejos hábitos se resisten a desaparecer. Solo así
puede entenderse la propuesta de perpetuar al ilustre legislador Porfirio Muñoz
Ledo en la presidencia de la Mesa Directiva quebrantando el acuerdo
parlamentario existente y distorsionando la Ley Orgánica vigente. En el frenesí
del poder, los legisladores morenistas se agazaparon en uno de los recovecos
legales para vulnerar el acuerdo aclamando que es un honor estar con Obrador y
un delirio con Porfirio.
Las peroratas se atenuaron cuando
el Ejecutivo envió una exhortación a los legisladores morenistas para distinguirse
de sus predecesores calificando de vergonzosa la intención de modificar las
leyes para el beneficio inmediato de los grupos en el poder y los diputados acordaron
posponer la reforma que ya querían aplicar. Lo que suceda y cómo suceda,
reflejará el control que ejerce López Obrador sobre sus huestes y la solidez de
la oposición.
Porque esta crisis en el
legislativo revela una de las aspiraciones de la Cuarta Transformación es la
modificación radical del marco jurídico para la reinstauración de una república
neo-totalitaria. Algunas de las propuestas y reformas son auténticas guarradas,
como la extensión del mandato en la gubernatura en Baja California; otras, exhiben
el gandallismo en todo su esplendor, como la propuestas del diputado por el
Partido del Trabajo, Óscar González Yáñez para regular los medios de
comunicación y evitar que operen a favor de la derecha en el próximo proceso
electoral del 2021; y ya se vislumbra la aprobación del Ejecutivo si llegase a
surgir la propuesta de reducir a los
plurinominales argumentando la austeridad para justificar la nulificación de la
oposición en el Congreso.
Ante estos desvaríos, exigir la
congruencia con lo prometido es un imperativo social. Al momento de escribir
esta columna, si es que no lo modifican en la madrugada, el artículo 87
constitucional todavía establece la protesta que rinde el mandatario, y todos
los funcionarios públicos, al tomar posesión de su cargo. Protestan guardar y
hacer guardar la Constitución y las leyes que de ella emanan, lo que significa
que el espíritu de las leyes es la única garantía contra el despotismo.
La protesta constitucional concluye confiriendo a la
ciudadanía el atributo de exigir el respeto a las leyes y el acatamiento ético
de sus principios; si antes no lo hicimos, es el mejor momento para denunciar
los excesos y abusos del grupo en el poder. Erradiquemos la triste costumbre de
presenciar atónitos el desfile de los próceres del régimen que cruzan el Arco
del Triunfo portando los ordenamientos quebrantados…
No hay comentarios.:
Publicar un comentario