jueves, septiembre 05, 2019

Honores, delirios y vergüenzas


“y si así no lo hiciere que la Nación me lo demande.”

              En algún lugar republicano, en el centro de la veneración cívica existe un majestuoso Arco del Triunfo; ahí culmina el paseo de los héroes y los próceres cruzan el umbral de la gloria portando los ordenamientos quebrantados…
              Los incidentes que complicaron la renovación de la Mesa Directiva en la Cámara de Diputados confirman la magnitud de las inercias y que los viejos hábitos se resisten a desaparecer. Solo así puede entenderse la propuesta de perpetuar al ilustre legislador Porfirio Muñoz Ledo en la presidencia de la Mesa Directiva quebrantando el acuerdo parlamentario existente y distorsionando la Ley Orgánica vigente. En el frenesí del poder, los legisladores morenistas se agazaparon en uno de los recovecos legales para vulnerar el acuerdo aclamando que es un honor estar con Obrador y un delirio con Porfirio.
              Las peroratas se atenuaron cuando el Ejecutivo envió una exhortación a los legisladores morenistas para distinguirse de sus predecesores calificando de vergonzosa la intención de modificar las leyes para el beneficio inmediato de los grupos en el poder y los diputados acordaron posponer la reforma que ya querían aplicar. Lo que suceda y cómo suceda, reflejará el control que ejerce López Obrador sobre sus huestes y la solidez de la oposición.
              Porque esta crisis en el legislativo revela una de las aspiraciones de la Cuarta Transformación es la modificación radical del marco jurídico para la reinstauración de una república neo-totalitaria. Algunas de las propuestas y reformas son auténticas guarradas, como la extensión del mandato en la gubernatura en Baja California; otras, exhiben el gandallismo en todo su esplendor, como la propuestas del diputado por el Partido del Trabajo, Óscar González Yáñez para regular los medios de comunicación y evitar que operen a favor de la derecha en el próximo proceso electoral del 2021; y ya se vislumbra la aprobación del Ejecutivo si llegase a surgir la propuesta  de reducir a los plurinominales argumentando la austeridad para justificar la nulificación de la oposición en el Congreso.
              Ante estos desvaríos, exigir la congruencia con lo prometido es un imperativo social. Al momento de escribir esta columna, si es que no lo modifican en la madrugada, el artículo 87 constitucional todavía establece la protesta que rinde el mandatario, y todos los funcionarios públicos, al tomar posesión de su cargo. Protestan guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes que de ella emanan, lo que significa que el espíritu de las leyes es la única garantía contra el despotismo.
La protesta constitucional concluye confiriendo a la ciudadanía el atributo de exigir el respeto a las leyes y el acatamiento ético de sus principios; si antes no lo hicimos, es el mejor momento para denunciar los excesos y abusos del grupo en el poder. Erradiquemos la triste costumbre de presenciar atónitos el desfile de los próceres del régimen que cruzan el Arco del Triunfo portando los ordenamientos quebrantados…

No hay comentarios.: