domingo, abril 20, 2008

Allá en Mediotitlán

En algún lugar de la obstinación, cuando el pensamiento se enardece, se activa un mecanismo perverso para controlar el ideario colectivo; y entonces, las palabras adquieren la inusitada capacidad de transfigurarse en la imagen opuesta a su significado, todos los argumentos pierden validez y los motivos carecen de sustento…

La polémica desatada por las iniciativas de reforma al marco regulatorio de Petróleos Mexicanos PEMEX exhibe el radicalismo imperante en la clase política y acentúa la polarización social. Los ánimos exacerbados en el Frente Amplio Progresista FAP y en Acción Nacional PAN, el partido en el gobierno, abandonaron los recintos legislativos para confrontarse en el espacio mediático, la arena donde se inició la afrenta.

En ese espacio mediático, conocido en las altas esferas de la mediocracia como Mediotitlán, se ha emprendido una campaña permanente de idiotización cuyo objetivo es realizar una lobotomía colectiva sin bisturí. Para lograrlo, se distorsiona el significado de las palabras, se invaden y se masacran los campos semánticos, se insertan ideas contrarias en las definiciones, y se ejecutan muchas aberraciones más que flagelan la sensatez y lesionan la inteligencia del auditorio nacional.

En Mediotitlán, se implementó la estrategia mediática del ejecutivo, y justamente ahí, se dirime la contienda por el control del discurso social. La peculiaridad de esta confrontación, es que las instancias involucradas enarbolan el mismo estandarte: el petróleo.

Pero allá en Mediotitlán no existe el punto de equilibrio ni la justa medianía de los conceptos; es por eso que la realidad nacional se define y se desglosa en dos versiones irreconciliables. Para el partido en el gobierno, el petróleo significa oportunidades, negocios, modernización, tecnología, y su negación implica atraso, anacronismo, decadencia y aislamiento. Para los opositores a la reforma, el petróleo es sinónimo de nacionalismo, soberanía, bienestar social, y antónimo natural de colonialismo, servidumbre, dependencia y traición.

Por la tensión entre las antípodas en Mediotitlán y sus estragos en el lenguaje, el Frente Amplio Progresista logró la excepcional proeza de unificar a todos los medios en su contra; salvo casos excepcionales, la mayoría de los periódicos y estaciones de radio y televisión repudiaron la toma de las tribunas, y así fue como el adjetivo “clausurado” adquirió las connotaciones de asalto, secuestro, sabotaje, campamento, exhibicionismo, degradación, indignidad.

Y en el mismo tenor, se transmiten mensajes que presentan al verbo “fortalecer” como la nueva acepción del verbo “privatizar”, equiparan la “disidencia” con “macuarrencia y jodidez”, e incluso, hubo quien describió la privatización como un proceso mental. Pero además, se ha dedicado bastante tiempo en los espacios informativos para denostar y rebatir la postura del Frente Amplio Progresista FAP, esgrimiendo un rosario de causales y motivos para aborrecerlos.

Fieles a esta tendencia mediática, la ultraderecha que aglutina al sector duro de Acción Nacional PAN, bajo el seudónimo “Mejor Sociedad, Mejor Gobierno” es la propietaria intelectual de los mensajes en los que se condena la toma de la tribuna y el secuestro de los recintos legislativos y se compara a Andrés Manuel López Obrador con reconocidos tiranos, dictadores y usurpadores.

La amplia difusión de estos mensajes elude flagrantemente lo establecido en las leyes electorales vigentes; no obstante, el dirigente de “Mejor Sociedad, Mejor Gobierno”, Guillermo Velazco Arzac, bautizado en el canon del Yunque como Jenofonte, declaró que el mensaje seguirá trasmitiéndose hasta el momento en que desocupen las tribunas de la Cámara de Diputados y Senadores.

Las consecuencias inmediatas de esta degradación del lenguaje son la desinformación y la incertidumbre, y en el futuro probable, ante la eventualidad de un posible referéndum, imposibilitan cualquier ejercicio de participación ciudadana.

Hasta ahí, la lucha por el control de la opinión pública sucedía en la virtualidad de Mediotitlán, pero ahora, la contienda trascendió las fronteras mediáticas para incursionar en el territorio de los madrazos: el reconocido periodista Joaquín López Dóriga denunció en su columna del diario Milenio las amenazas de muerte proferidas en su contra por una de las “gatilleras” de López Obrador, a quien acusó de incitar al linchamiento de periodistas y lo responsabilizó de su seguridad e integridad personal.

La ofensiva mediatizada se acerca peligrosamente al callejón de la violencia, preparando el escenario donde medirán sus fuerzas los entreguistas y los jodidos, creando artificialmente los motivos para ejercer la fuerza pública y reprimir los excesos de la resistencia civil.

Mientras tanto, cuando en Mediotitlán la situación se describe como una hecatombe sin precedente, para los medios internacionales este asunto no significó gran cosa y sólo tuvo referencias marginales y notas breves en las versiones electrónicas algunos diarios.

Sin embargo, en las afueras de Mediotitlán, en estado de indefensión, deambula un sector de la población que no se identifica con ninguno de los extremos que han radicalizado este debate. Y esa inmensa mayoría que padece de apatía por el hartazgo de los conflictos en la clase política, exige y demanda información real, precisa y concisa para adoptar una postura al respecto.

La desinformación es el padecimiento generalizado de los mexicanos, por eso, antes de iniciar el gran debate sobre la reforma a PEMEX, es ineludible la obligación de proporcionar datos y cifras duros, sin interpretaciones tendenciosas; la intervención de los académicos y expertos es indispensable subsanar el vacío de información imperante.

Y además, el deber ético impone esta precisión: cuando en Mediotitlán la situación se describía como una afrenta nacional, una hecatombe sin precedente, para los medios internacionales este asunto no significó gran cosa y sólo tuvo referencias marginales y notas breves en las versiones electrónicas algunos diarios.

Por todo esto, es imperativo aclarar la situación a todos aquellos que, afortunadamente, residen en las afueras de Mediotitlán, permitir y generalizar el libre ejercicio de la capacidad crítica y el discernimiento respecto al destino de los recursos generados en PEMEX, sólo así será posible revertir el artificio mediático por el cual…las palabras adquieren la inusitada capacidad de transfigurarse en la imagen opuesta a su significado, todos los argumentos pierden validez y los motivos carecen de sustento…

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