domingo, abril 27, 2008

El famoso nivel

En algún lugar de las jerarquías, justo antes de la cúspide, existe un nivel ineludible, una cuestión inexorable; y justamente ahí, sobre el filo de una línea sutil pero contundente, se ponderan las acciones y los atributos de todos aquellos que se afanan en el poder…

Dicen los que saben, que en todos los organigramas existe el nivel de incompetencia, que ese nivel es la línea limítrofe entre los aptos y los mediocres, que en términos absolutos, suelen ser muy pocos aquellos que logran superar sus propias expectativas, y que el nivel de incompetencia es tan letal como la espada de Damocles.

Antes del descubrimiento del nivel de incompetencia era casi imposible explicar el por qué de los fracasos y las decepciones, y tampoco se podían identificar las causas de ruinas y quebrantos, porque en aquel entonces, los pretextos encubrían la ineptitud y la ignorancia, y los excesos, los abusos y los vicios se disimulaban con excusas.

Hoy por hoy, y gracias a los efectos esclarecedores del famoso nivel, es posible detectar a los incompetentes en todas las esferas de la actividad humana. Y… sí!… en efecto: la aplicación más provechosa y espectacular ha sido en el ámbito político. Es ahí donde se han logrado identificar las secuelas devastadoras del nivel de incompetencia, sea cual fuera el cargo de elección popular.

Vgrs: hay políticos que son excelentes como candidatos que al asumir el cargo se transforman en un compendio biológico de ineptitudes. Y viceversa: la metamorfosis en el poder convierte en dictadorzuelos a los candidatos que navegaban con bandera de perplejos.

Sólo así pueden entenderse las incongruencias recientes en el inframundo de la política mexicana, como la súbita entrega del congreso clausurado inmediatamente después de la difusión de una acalorada discusión entre perredistas, y como las tres versiones distintas de la “victoria” en los discursos de la partidocracia.

La gran mayoría de los especímenes de la clase política rebasaron, hace ya mucho tiempo, su nivel de incompetencia y deambulan en los tres niveles de gobierno causando discrepancias y conflictos, derrochando recursos públicos, exhibiendo la nulidad de su raciocinio, provocando el repudio y escarnio generalizados.

Si bien el fenómeno de los excesos cometidos por encima del nivel de incompetencia no es nada nuevo, sus efectos han sido evidentes desde la alternancia en el poder. En el sexenio del cambio, Vicente Fox realizó esfuerzos sobrehumanos para exhibir su insensatez, su escasa cultura y su carácter endeble; ahora, en el calderonismo, la clase gobernante emanada de Acción Nacional actualiza los rasgos del Priato y los supera en cinismo.

El estado libre y soberano de Jalisco, que además es laico, está gobernado por Emilio González Márquez, un panista ferviente que traspasó el nivel de incompetencia al exhibirse como fanático del sinarquismo y piadoso a ultranza cuando aportó una macro limosna de 90 millones de pesos del erario como donativo para la construcción del Santuario de los Mártires. Y por si fuera poco, este devoto pelafustán, respondió a sus críticos con una emotiva y reverenda mentada de madre, y “así de fácil”, porque en el estado de la gracia divina, que es Jalisco, la transparencia y la rendición de cuentas equivalen a una pura y celestial chingada.

En Baja California, como resultado inesperado de la incursión de las fuerzas castrenses en la esfera civil de la procuración de justicia, el general Sergio Aponte Polito aportó pruebas de la presunta participación de elementos de las corporaciones policiacas en el crimen organizado; ante el escándalo y la desavenencia entre el general de la Segunda Región Militar y el Procurador del Estado, José Guadalupe Osuna Millán, gobernador de Baja California y responsable del nombramiento de ambos funcionarios, ni siquiera traspasó el nivel de incompetencia: después de un largo y ominoso silencio asumió su impericia e ineptitud y llevó su conflicto hasta las oficinas de la Secretaría de la Defensa Nacional donde los agraviados limaron asperezas frente connotados panistas, el Secretario de Gobernación y de Seguridad Pública Federal.

Estos son los ejemplos recientes de los estragos causados por los excedentes sobre el nivel de incompetencia; me queda claro que habrá muchos más, y que causarán asombro, indignación y burla, pero quiero pensar que esos desplantes de fanatismo, ineptitud y cinismo serán cercenados por la arista letal con que la ciudadanía condena los vicios y los excesos, que tarde o temprano todo vuelve a su nivel, y que sobre el filo de esa línea sutil pero contundente, se ponderarán las acciones y los atributos de todos aquellos que se afanan en el poder…

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